“Los yanquis harán de todo para que nuestro continente vulva a ser el patio trasero de ellos”. Para Frei Betto, una de las principales referencias de la historia de los movimientos populares en Brasil, el asenso conservador en Brasil y en otros países de América Latina tiene influencia directa de los Estados Unidos. Él cree, por lo tanto, que los “gobiernos progresistas” que llegaron al poder en el continente en la última década necesitan reconocer sus errores, como el que “no haber cuidado de la alfabetización política del pueblo”.
A lo largo de sus 71 años, el fraile dominicano Carlos Alberto Libâno Christo participó de la Acción Católica y enfrentó la represión al lado de Frei Tito y Carlos Marighella, líderes de la izquierda brasileña, muertos por la dictadura. A causa de su compromiso, Frei Betto fue preso dos veces entre las décadas de 1960 y 1970.
Tras el asenso de Lula a la presidencia, él coordinó el programa Hambre Cero, posteriormente substituido por el Bolsa Familia. Después de dos años, salió del gobierno por críticas a los cambios ideológicos del Partido de los Trabajadores (PT).
Autor de más de 60 libros, Frei Betto relaciona la tentativa e retirada de la presidenta Dilma Rousseff a los procesos que llevaron al derrocamiento de los presidentes Fernando Lugo (Paraguay) y Manuel Zelaya (Honduras). “Considero al impeachment un golpe blando”, declaró taxativamente.
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Brasil de Fato: Brasil está dividido. ¿Cuál es su opinión con relación al impeachment?
Frei Betto: Considero al impeachment un golpe blando, a semejanza de lo que ocurrió en Honduras [en 2009] y en Paraguay [2012]. Entre las voces en las calles y en las urnas, me quedo con la última. Si hubiera impeachment, el Brasil entrará en turbulencia política permanente, pues cualquier oposición tendrá a recurrir a este recurso.
¿Cuáles son las consecuencias de una eventual derrocada de la presidenta?
Los gobiernos de Lula y el primero de Dilma fueron los mejores de nuestra historia republicana, pero cometieron errores graves: ninguna reforma estructural, falta de valoración de los movimientos sociales (siempre llamados a la hora de apagar incendios), estimulo al consumismo, despolitización de la nación, entre otros. A pesar de eso, los más pobres tuvieron conquistas importantes: 45 millones salieron de la miseria, no hubo criminalización de los movimientos sociales y la política externa fue independiente. Si Dilma cae, Brasil pasará del Estado de Derecho al Estado de la derecha.
¿Independientemente del proceso de impeachment, cuál es el futuro del Partido de los Trabajadores? ¿Existen posibilidades de un guiño a la izquierda?
No creo en la recuperación del PT, infelizmente. Tiró a la basura de la historia los tres capitales simbólicos que lo caracterizaban desde su origen: ser el partido de la ética; ser el partido de organización de la clase trabajadora; ser el partido del horizonte socialista para Brasil, que traería cambios estructurales. La vinculación de algunos de sus dirigentes en la corrupción quedará como una herida sin cicatrizar. El PT tiene que reinventarse de otros modos. Pero antes debería hacer una serie de autocríticas.
Usted vivió la violencia de la dictadura. ¿Cómo analiza el actual momento, en el cual algunos sectores reivindican la vuelta del régimen militar?
Eso es llanto de derrotados y fracasados. Felizmente, los militantes están con las barbas en remojo.
Varios “gobiernos progresistas” han sufrido derrotas en América Latina. ¿Existen conexiones entre los diversos movimientos de ascenso conservador en el continente?
Claro, porque los Estados Unidos no duermen en el servicio. Cuando mas pueden desestabilizad a los gobiernos progresistas de América Latina, más lo harán. Por lo tanto, esos gobiernos deben también reconocer sus errores, como el de no cuidar de la alfabetización política del pueblo, no valorizar el mercado interno y mantener la dependencia de [el capital] externo, además de no organizar a las bases poparles
¿Los intereses norteamericanos tienen alguna influencia en la actual situación política del país?
Está dictado desde arriba. Los yanquis harán todo para que nuestro continente vuelva a ser su patio trasero.
Edición: Camila Rodrigues da Silva | Traducción: Maria Julia Giménez