Confirmado el apartamiento temporario de Dilma Rousseff por el Senado Federal, Brasil anota uno de los capítulos más dramáticos de la actual crisis política, pero que está lejos de ser el último. A partir de ahora, se inicia una fase de mayor inestabilidad e incertezas, lo que puede agravar el cuadro político y social. Es lo que evaluaron analistas políticos que acompañan el escenario brasileño.
El principal aspecto de ese ambiente tiene que ver con el quiebre del orden democrático, a partir del proceso de impeachment. Para el politólogo Aníbal Pérez-Liñan, profesor de la Universidad de Pittsburh, en Estos Unidos, la inexistencia de un fundamento sólido para derrocar una presidenta electa democráticamente es una señal para una inestabilidad social sin precedentes.
“El nuevo gobierno no va a tener legitimidad electoral porque no fue electo, la economía va a seguir en crisis, los escándalos van a seguir existiendo y afectando parte del nuevo gobierno, lo que significa que la opinión pública va a seguir indignada”, afirmó en entrevista al diario O Estado de S. Paulo.
Para el investigador, cuando el impeachment es simplemente un acto simbólico del Congreso para sacrificar al presidente, en consonancia con la opinión pública, porque el presidente es impopular, entonces creo que en esos casos el impeachment abre un ciclo de inestabilidad que no termina con la salida del presidente”. Según Pérez-Liñan, un ejemplo es el caso de Ecuador, que en apenas una década (1997-2007), apartó nada menos de que seis presidente; uno de ellos, Abdala Bucaram, electo en 1996, criticó la corrupción y fue depuesto al año siguiente por el Congreso sobre alegación de incompetencia mental.
El profesor de Ciencia Política Francisco Fonseca, de la PUC/SP y de la Fundación Getulio Vargas (SP), va en la misma línea. La cuestión de la legitimidad se torna aún más frágil, argumenta, porque Temer va a gobernar justamente con los partidos y las fuerzas políticas que fueron derrotados en las elecciones de 2014, como el PSDB, DEM y PPS.
Fonseca cita a los dos principales programas de gobierno del PMDB – el “Puente para el futuro” y el “Travesía social”- presentados cuando ya estaba en curso el proceso de impeachment de Dilma Rousseff. “Parte de las clases medias que salió a las calles solicitando el impeachment rápidamente se arrepintieron. A los trabajadores organizados, no les queda ninguna duda en cuanto a la amenaza real que esos programas representan en término de la reducción de derechos sociales y laborales”.
De acuerdo con el profesor, deben avanzar proyectos como la precarización total de las condiciones de trabajo, por medio de la tercerización de mano de obra, fin de la política aumento real del salario mínimo, reducción salarial, disminución de programas sociales para el acceso a la enseñanza superior y reducción de la pobreza, entre otras medidas.
Además, Francisco Fonseca prevé una escalada de represión social. “La gobernabilidad de ese gobierno sólo va a darse a partir de la ilegalidad y la violencia”. Tiende a crecer la persecución a líderes de movimientos populares y militantes políticos críticos al gobierno. En un caso más reciente, la profesora de derecho de la UFMG, María do Rosario Barato, fue intimada por la Policía Federal para prestar esclarecimiento sobre supuesta militancia política en la universidad y en sindicatos y partidos. Siendo extranjera, podrá sufrir sanciones y hasta perder el derecho de permanencia en Brasil.
El profesor de Ciencia Política de la FGV y de la PUC/SP mencionó también el “aislamiento internacional” de Brasil, después del golpe. “Hasta la Organización de Estados Americano (OEA) y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya señalaron la preocupación de la comunidad internacional para con los acontecimientos antidemocráticos que vienen sucediéndose en la vida política brasileña, con el silencio estratégico de los Estados Unidos”.
Para Fonseca, el gobierno norteamericano tiene intereses en la caída de Dilma Rousseff para abrir camino a las petroleras internacionales en la explotación de las reservas del pré-sal. Es casi cierto que el gobierno de Michel Temer va a cambiar la legislación para facilitar las venta de las reservas brasileñas para las empresas extrajeras, principalmente de los Estados Unidos, que consumen diariamente 25 mil millones de barriles de petróleo, mas de los que la suma de las demás naciones del mundo.
Traducción: María Julia Giménez
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