Las ocupaciones de las escuelas estaduales y técnicas en varios estados brasileños ganaron nuevos contornos en 2016, con reivindicaciones distintas de aquellas que tomaron más de 200 escuelas del estado de São Paulo en 2015. A pesar de ser difusas y con particularidades en cada ocupación, más manifestaciones realizadas durante el 2016 tiene como objetivos la merienda y la infraestructura de equipamientos educacionales.
En São Paulo, 15 escuelas fueron ocupadas pidiendo la adopción de alimentación digna para los alumnos. Paralelamente, estudiantes secundarios ocuparon la Asamblea Legislativa de São Paulo, para garantizar que fuese instaurada una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) responsable por investigar el desvio de los recursos destinados a la merienda escolar. Pero además de las escuelas paulistas, otros estados también se movilizaron. En Rio de Janiero, son, al menos, 68 escuelas ocupadas; en Ceará, 12; una en Rio Grande do Sul; además de 72 ocupaciones en el vecino Paraguay.
“El estado tiene la obligación de promover la merienda, para que él pueda quedar mas tiempo en la escuela, porque la familia, muchas veces no consigue y eso es deber del estado. Ellos están apenas cobrando del Estado la parte que les compete”, explicó Neide Noffs, directora de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica (PUC-SP). Según la educadora, “los alumnos comenzaron discutiendo una situación materializada, que es la merienda, pero ellos van a llegar en la calidad de la enseñanza”.
La educación de las escuelas se degradó en los últimos años, apuntó Neide Noffs. Para ella, los alumnos ya percibieron esa deficiência. "Quedó tan empobrecido que el propio estudiante consigue identificar aquello que él precisa y aquello que él no tiene. Independientemente de ser politicazo, esa es una lucha por mejorías de las condiciones de enseñanza, que se deteriora mucho”.
El estudiante João Gabriel, de la Escuela Estadual Adauto Bezerra, en la ciudad de Fortaleza [Ceará], explica que la lucha de los alumnos cearenses es por mejorías de infraestructura en las salas de aula, como la instalación de aire acondicionado en las unidades, merienda digna para los estudiantes, debates sobre cuestiones de género y la tarifa cero en el trasporte para estudiantes. Pero, según João, la lucha es prioritariamente “contra el despido de profesores” y por su capacitación.
“Nosotros priorizamos las pautas unificadas, porque los grandes medios de comunicación procuran enmascarar la grandeza del movimiento. La ocupación es autónoma de los estudiantes, pero los profesores también están apoyándonos. Es un apoyo mutuo una lucha unificada entre los estudiantes y los profesores”, dijo.
“La escuela no acompañó los cambios sociales, como la tecnología, el estimulo para la internacionalización, el contacto con las lenguas extrajeras”, apunta Neide Noffs. Para ella, es deber del estado proveer la calidad, que pasa por la merienda, pero llega en la figura del profesor que da clases y su capacitación. Por eso, simultáneamente con la merienda, ellos comenzaron a apoyar las condiciones de trabajo del profesor”, afirma la educadora.
Para el profesor de políticas públicas de la Universidad de São Paulo (USP), Pablo Ortellado, “ellos están viviendo una experiencia concreta de que la movilización política directa da resultados. Nosotros tuvimos por lo menos 3 mil estudiantes que participaron activamente del proceso de movilización, sin contar los otros que no fueron activos, pero que estaban colaborando, participando de las actividades. Ellos aprenden que la acción organizada de ellos tuvo resultados concretos”, señaló.
Horizontalismo
En las ocupaciones no hay líderes. Todo es decidido entre los estudiantes en asamblea, de manera directa y democrática. “Yo creo que ellos están inseridos en una tradición de otros movimientos que tienen esas características y el más importante de ellos es el MPL [Movimiento Pase Libre] con el cual tienen muchos vinculaos, principalmente al inicio del movimiento”, comenta el profesor de la USP.
En el caso de la ocupación sede operacional de las escuelas técnicas de São Paulo, el Centro Paula Souza, la directora del Centro, Laura Laganá, reclamó diversas veces de la ausencia de lideres estudiantiles con las cuales ellos pueden dialogar. Según Ortellado, “en esa forma de organización, una cosa que el propio Pase Libre enseñó, es que es preciso tener una agenda muy clara de reivindicaciones, de manera que ese carácter más horizontal, no genere una incapacidad de usted efectivamente alcanzar conquistas”.
Inspiración regional
El movimiento estudiantil chileno, que quedó conocido como “Revolución de los Pingüinos”, fue la gran inspiración de los levantes estudiantiles en Brasil y de los demás países de América Latina. En 2006, más de 600 mil estudiantes chilenos fueron las calles para exigir reformas en el sistema educativo, desde el pase libre para el transporte público, hasta las leyes que subsidian escuelas privadas en Chile.
En Chile, cuatro líderes estudiantiles de las manifestaciones fueron electos posteriormente como diputados. En Brasil, los estudiantes secundarios también consiguieron impactar en la política. “El gobierno de Geraldo Alckmin perdió el 20% de apoyo con las protestas. Ningún movimiento reciente causó tanto daño. Ni mismo partidos políticos, ni acciones parlamentarias, consiguió efectivamente causar tanto daño”, comenta Pablo Ortellado. Además de la reprobación popular, las ocupaciones derrocaron, en 2015, el entonces secretario de Educación Herman Voorwald.
La lucha de los estudiantes en Paraguay también afectó de lleno al gobierno. Dos días después de la ocupación de 72 escuelas, la ministra de Educación y Cultura paraguaya, Marta Lafuente, renunció. Ella estaba envuelta en un esquema de la super facturación de la licitación para la compra de alimentos. Las protestas de los alumnos presionaban a Marta Lafuente y reivindicaban infraestructura y merienda para las escuelas.
“Aun está muy temprano para ver como eso irá a reflejar en la política de América Latina. En Chile, tuvo una onda en 2006, otra onda en 2011 y está distante en tiempo, para el que esta aconteciendo en Brasil en 2016, ya se pasaron 5 años. Pero obviamente es un proceso de inspiración”, comenta Ortellado.
Traducción: María Julia Giménez
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