A una semana de la votación en el Senado brasileño que aprobó la continuidad del proceso de impeachment, llevando el vice presidente Michel Temer (PMDB) a ser presidente interino, Dilma Rousseff concedió una serie de entrevistas a medios internacionales de comunicación, denunciando lo que considera una tentativa golpista.
La presidenta dio su parecer sobre las razones de esta maniobra política y manifestó que va a resistir y luchar hasta el fin para demostrar la falsedad de las acusaciones y recuperar sus funciones para concluir su mandato, siguiendo las reglas de la democracia y respetando la voluntad de 54 millones de brasileños que votaron en ella en las últimas elecciones.
El martes (17) y el miércoles (18), Dilma Rousseff recibió en el Palacio de la Alvorada, sede del gobierno nacional, a la cadena de televisión rusa RT y al reconocido site norteamericano The Intercept, y mantuvo largas conversaciones. En estas dijo estar siendo víctima de un “golpe sin armas” y reforzó que fue apartada “de la condición de presidente operacional”, pero continua siendo la “presidente efectiva de Brasil, y la legítima”.
A lo largo de las dos entrevistas la mandataria expresó su preocupación con la conformación ministerial y las líneas políticas del gobierno de Michel Temer: “Este gobierno interino e ilegitimo será un gobierno bastante conservador en todos los aspectos. Uno de ellos es el hecho de que él es un gobierno de hombres blancos, sin negros, en un país que en el último Censo, el de 2010, tuvo una declaración que yo creo muy importante, que fue que más del 50% se declaró de origen afro descendiente”, dijo para el periodista norteamericano Glenn Greenwald. “Bueno, no haber una mujer y no tener negros en el gobierno, yo creo que muestra cierto descuido con el país que está gobernando”, agregó.
Según ella, el corte en las políticas sociales, como el programa Mi Casa Mi Vida, y el Bolsa Familia, “muestra claramente el carácter de retroceso, de conservadorismo”, y afirmó que se trata de un “golpe” planeado por aquellos que no pudieron llegar a la Presidencia de la República por el voto popular, dentro de los marcos democráticos.
Colocando al diputado Eduardo Cunha (PMDB) –actualmente apartado de la función de presidente de la Cámara por denuncias de corrupción– como líder del teatro golpista, señaló a la cadena televisiva RT que “se trata de un proceso eminentemente brasileño con intereses claramente internos”, y cuestionó los proyectos de privatización que están detrás de este proceso “[Se trata de una] política antinacional en lo que se refiere, por ejemplo, a los recursos petrolíferos”.
En amabas conversaciones con la prensa internacional la mandataria manifestó preocupación por la nuevas orientaciones de la política externa del gobierno interino. “Creo que tanto la Unasur, como el Mercosur y los Brics son grandes conquistas para Brasil. Supone que es posible un país de la dimensión de Brasil no tener una relación estrecha con los países de Unasur y con los países del Mercosur, y esta gran conquista para el multilateralismo como los Brics, es una imprudencia. Yo creo que sería, mínimo, una gran ignorancia de la situación internacional”, dijo para The Intercept.
Durante las entrevistas en el Palacio de la Alvorada, Dilma aprovechó para agradecer el apoyo recibido por mandatarios de diversos lugares del mundo, y afirmó el apoyo recibido por mandatarios de diversos lugares del mundo, y afirmó que va a hacer uso de “todos los instrumentos” para ejercer su mandato hasta el 2018. Según dijo a la cadena RT, “lucharé todos los minutos, todos los días, todos los momentos de mi vida [contra el impeachment] y tengo certeza de que una parte inmensa de la sociedad respalda eso”.
Acreditando en el respaldo popular y la ilegitimidad del gobierno interino, Dilma se limitó a hacer comparaciones entre 1964 y la actualidad, pero reforzó a The Intercept que se trata de un “golpe sin armas” y que “va a tener luchas concretas”. “Lo que hay que hacer en Brasil es luchar contra, protestar e, inclusive, yo creo, ejercer una presión sobre los congresistas, una presión sobre todas las áreas sociales”. Y agregó, “no es una desobediencia civil genérica. Tendrá luchas concretas. Las personas van a tener que movilizarse de las más variadas formas. Si llamas de desobediencia civil a las manifestaciones, yo diría que sí, sería una desobediencia civil”.
Lula
Así como Dilma, el jueves (19) el ex presidente Luis Inácio Lula da Silva (PT) concedió una entrevista exclusiva a la cadena televisiva venezolana Telesur, donde afirmó que “Dilma está siendo suspendida por un capricho político” y declaró que será candidato a la presidencia de la República “sólo para evitar que sean destruidos las conquistas sociales en Brasil”.
Lula también denunció a la prensa brasileña como cómplice del golpe y rechazó los cambios del gobierno interino en el sistema de comunicación pública brasileño.
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