Mientras el proceso del impeachment de la presidenta apartada Dilma Rousseff (PT) entra en su fase final, la crisis política del país parece estar comenzando. El presidente interino Michel Temer (PMDB) tiene la aprobación de apenas un 10% de la población, indice igual o peor que el que poseía la propia Dilma antes del apartamiento, según indican las encuestas más reciente.
Además, Temer ya enfrenta fuertes disputas internas con partidos que apoyaron el golpe, como el PSDB, que amenaza la base gobiernista si el interino no implementa un riguroso ajuste fiscal y abandona la idea de candidatura a la reelección en 2018.
Lo que va a afectar el escenario económico y político del Brasil son los cambios prometidos por Temer a los sectores sociales que apoyaron el impeachment. Esa es la opinión del abogado y dirigente de Consulta Popular, Ricardo Gebrim, que preve la retomada inmediata del ciclo de privatizaciones y cortes de derechos. Ni la realización de elecciones en 2018 está asegurada.
Sin embargo, para Gebrim, el golpe permitió la construcción de unidade de sectores populares, que pueden hacer frente a las tentativas de “desmonte” que se vienen.
Brasil de Fato – El desplazamiento de Dilma está próximo a ser confirmado por el Senado. A partir de ese nuevo escenario, ¿qué nos espera en términos de la agenda política y económica del gobierno de Temer?
Ricardo Gebrim – Si consuman el golpe, van a intentar aplicar una nueva ofensiva neoliberal. El principal interés de las fuerzas económicas que patrocinaron el golpe es cambiar el marco regulatorio del pre sal [territorio marino con gran yacimientos petrolíferos], volcado a los contratos de concesión [con las petroleras extranjeras], desmontando el papel competidor de Petrobras. También quieren privatizar lo que aún puede ser privatizado en el sector eléctrico, vaciando la capacidad de Brasil de tener un desarrollo soberano. Esta es la intensión de ellos, pero van a enfrentar mucha resistencia de la clase trabajadora y de los sectores populares.
Y como esta organizada esa resistencia popular?
La clase trabajadora no se vio reflejada en la representación política del gobierno de Dilma y eso fue acentuándose por medio del llamado “ajuste fiscal”. Eso imposibilitó una huelga general que hubiese sido decisiva para frenar el golpe. Pero, nada nos permite afirmar que el crecimiento de la capacidad de lucha, expresado en el aumento del número de huelgas y esta tentativa de una nueva ofensiva neoliberal no será tan fácil para ellos, vamos a vivir un periodo con mucho más posibilidades de lucha que durante la década de 1990.
En mensaje a los senadores y al país, Dilma propuso una consulta popular sobre la realización de nuevas elecciones. ¿Cuales son los limites de esa propuesta, ella daría cuenta de resolver la crisis política del país?
Lo importante del mensaje de la carta de la presidenta Dilma es su clara denuncia del golpe y disposición de luchar junto al pueblo. La propuesta de un plebiscito para anticipar elecciones, además de una equivocación política, no es viable. Después de la realización del plebiscito, que solamente podría ocurrir a mediados del 2017, sería necesaria la tramitación de una enmienda constitucional, llevando la “anticipación” para el 2018 o 2019. No es viable.
La clase política que está al frente del impeachment, como el PSDB y el PMDB, ya comenzaron a desentenderse. ¿Eso qué significa?
Las fuerzas económicas y sociales que promoverán el golpe se unieron apenas para derrocar al gobierno legitimo de la presidenta Dilma. Inevitablemente, a partir de ahora, crecerán sus disputas políticas. Lo que no podemos permitir es que se rompa la importante unidad que los sectores populares consiguieron construir en la lucha contra el golpe.
¿Que es lo que los movimientos populares y la clase trabajadora debe esperar de las elecciones presidenciales del 2018? ¿Se puede prever el tipo de disputa que va a darse?
El golpe rasga el pacto democrático de la llamada Nueva República. Rasgó la Constitución Federal de 1988 al derrocar a la presidenta electa sin cualquier crimen de responsabilidad. No tenemos ni siquiera garantías de que ocurrirán las elecciones previstas para el 2018. Debemos retomar la lucha democrática, especialmente proponiendo una Constituyente que permita al pueblo retomar la soberanía y reconstruir la democracia avalada por este grupo.
¿Cuál es la naturaleza de esa crisis que vivimos, que parece más amplia que el impeachment?
Queda cada vez más en evidencia que el cerco político que conformó el golpe hace parte de una estrategia del imperialismo estadounidense, que busca de todas maneras retomar sus posiciones en el continente, actuando en la contraofensiva a los gobierno progresistas que, en los último 15 años, buscan responder a las aspiraciones de construcción de Estado-Nacionales con mayor grado de soberanía política. Queda aún la memoria colectiva de los sectores populares beneficiados en la última década, además de la capacidad de luchar de los movimientos organizados.
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Traducción: María Julia Giménez
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