En un artículo publicado el martes (18) en el diario Folha de São Paulo, el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva reforzó el carácter político de las acusaciones de las que fue objeto en torno a la Operación Lava Jato, que investiga corrupción en la petrolera pública Petrobras.
Al resaltar nuevamente la ausencia de pruebas de las acusaciones, Lula destacó que no representan exactamente un persecutorio a su persona, sino al “proyecto político que siempre representa: de un Brasil más justo, con oportunidades para todos”.
Para él, está ocurriendo una “casería” por parte de agentes del Estado que hacen uso de la “ley como instrumento de persecución política”, para encuadrarlo como el jefe de una organización criminal, que según el ex presidente, “es martillada sin descanso en titulares, tapas de revista, radio y televisión. [La acusación] Precisa ser probada a la fuerza, ya que ‘no hay hechos, sino convicciones’”, ironizó.
Lula también destaca el hecho de sus acusadores saberen que él no cometió ningún crimen, pero que no lo pueden admitir, ya que no sería posible recular después de la incesante masacre mediática que provocaron. “Se tornaron prisioneros de las mentiras que crearon, la mayoría de las veces con noticias facciosas y mal apuradas. Están condenados a condenar, y deben evaluar que, si no me capturan, sean ellos los desmoralizados delante de la opinión pública”.
Para finalizar, el petista resaltó que busca comprender este proceso como parte de una disputa política, “aunque se trate de un método repugnante de lucha. No es a Lula a quien quieren condenar: es el proyecto político que represento junto con millones de brasileños. En el intento de destruir una corriente de pensamiento, están destruyendo los fundamentos de la democracia brasileña”, afirmó.
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