El año que se cierra fue marcado por alteraciones intensas en el país.. Las más visible fue la substitución de Dilma Rousseff (PT) por Michel Temer (PMDB) en el comando del Ejecutivo federal. La llegada de Temer a la presidencia de la República de Brasil sin el aval electoral, después de un corto período, reveló una gran agenda contraria al deseo popular manifestado en las elecciones del 2014.
La Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 55, recientemente aprobada, resume las intenciones del nuevo gobierno: un corte drástico en las inversiones públicas, reduciendo el papel del Estado brasileño, amenazando garantías y derechos conquistados y, en este sentido, penalizando a los más pobres y comprometiendo el futuro del país y su desarrollo.
Paralelamente, una seria de otras medidas confirmaron esa reorientación en la política brasileña, sea de carácter económico o social. Derechos de seguridad social, estímulo al desarrollo nacional, demarcación de tierras indígenas son algunas de las áreas afectadas.
Además de los proyectos ya aprobados o en curso de consolidarse, el gobierno viene preparando otras iniciativas, demostrando que irá a mantener el mismo ritmo en el 2017.
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