Para el economista Márcio Pochmann, profesor de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), el escenario de ruptura de la democracia brasileña exige reacciones fuera de la institucionalidad. “No tiene salida institucional ni tradicional. Los que dieron el golpe no entregarán por la vía democrática”, enfatiza, refiriéndose a las elecciones de 2018. La afirmación acaloró el debate del I Seminario "Contra la crisis, por el empleo y la inclusión", parte del Simposio SOS Brasil Soberano, realizado el 31 de marzo, en Rio de Janeiro. El evento fue realizado por el Sindicato de Ingenieros del Estado de Rio de Janeiro (SENGE-Rio) y por la Federación Interestatal de Sindicatos de Ingenieros (FISENGE).
Pochmann llama optimista al análisis de que sería posible interrumpir el golpe por medio de un proceso democrático electoral, con la candidatura de Lula u otra candidatura de izquierda en 2018. “Pero yo no creo que ese [nuevo] gobierno tendría condiciones de presentar resultados positivos para la población”, resalta.
En la evaluación del economista, “todo camina para que no haya elecciones en 2018” y, por eso, la necesidad de avanzar en otras salidas. “La democracia en Brasil es una excepción, la regla es el autoritarismo. En más de 500 años de historia, tenemos 50 de democracia”.
En este escenario de ruptura del orden democrático, el economista apunta a la necesidad de ir más allá de denunciar y reaccionar. “Si queremos una elección democrática en 2018, necesitamos radicalizar. ¿Qué daño vamos a imponerles? Si nosotros no les imponemos daño, no avanzamos. No estoy defendiendo la ruptura democrática, porque ella ya aconteció. […] Cuanto más usted se agacha, menos se levanta”, opina.
Bases del golpe
Sobre las bases por las que se dio el golpe, él evalúa la opción por la recesión como una das principales. “Sin recesión no habría golpe, o no en estos términos”, lo que llevó a un debilitamiento de la base y del apoyo. El segundo elemento fue el escepticismo sobre que estamos, de hecho, en un proceso de golpe. A pesar de la “retórica”, la presidenta Dilma Rousseff no reaccionó a la altura y participó del proceso parlamentar que llevó al golpe.
“Si hay golpe, no hay normalidad democrática, entonces se requiere otro tipo de postura”. Y cita acciones que podrían haber sido tomadas por la presidenta: la suspensión de los Juegos Olímpicos, la declaración del golpe en Naciones Unidas, llamar a una gran reunión de jefes de Estado para articular una reacción.
Soluciones para la crisis
El I Simposio SOS Brasil Soberano aconteció el 31 de marzo, y tendrá otras tres ediciones, en Salvador (estado de Bahia), Belo Horizonte (Minas Gerais) y Curitiba (Paraná), en los próximos meses. El evento busca soluciones prácticas para la crisis que ocurre en el país. Para el presidente del SENGE-RJ, Olímpio Alves dos Santos, el principal objetivo es construir una discusión de proyecto de nación.
“Necesitamos de un proyecto de emergencia, urgente. Es necesario abrir el debate a despecho de toda la resistencia. Lo que asistimos es el desmonte del Estado, que fue construido en la década de los 1930”, critica.
Clovis Nascimento, vice-presidente de SENGE-RJ y presidente de la FISENGE, afirma que Brasil vive una crisis sin precedentes.
“Es una crisis institucional y política, que partió de un golpe muy bien engendrado. Tenemos que construir propuestas. Nuestras contribuciones deben tener como objetivo la mejoría de la calidad de vida”, defiende Clovis.
Edición: SENGE | Traducción: Pilar Troya