En Macapá, en el estado de Amapá, en la región Norte de Brasil, las víctimas de arrancamiento del cuero cabelludo -, generalmente a causa de motores de barco - sufren con el prejuicio, desamparo de las políticas públicas y problemas graves de salud generados por las secuelas ocasionados por el accidente.
Niñas y mujeres, todas de origen ribereño, son las principales víctimas.
Franciane da Silva tenía cinco años cuando 100% de su cuero cabelludo fue arrancado por el eje del motor del barco de su padre: "Mi despellejamiento ocurrió el 5 de julio de 1984", dijo con precisión, aunque sean pocos los recuerdos de aquel día. Sabe de la historia porque su madre le contó: "Un tenedor se me cayó de la mano, cuando intenté cogerlo, mi pelo se quedó atrapado en el eje [del barco].
En el accidente, Franciane perdió la oreja izquierda y la piel del párpado del ojo izquierdo.
Los estados de Pará y Amapá son los que más presentan este tipo de accidente. Campañas de prevención y combate son constantes en la región y actualmente los dueños de embarcaciones están obligados a instalar protecciones en el volante y en el eje de los motores. Se provee los materiales gratuitamente a los ribereños.
Precariedad
A lo largo de los años, Silva tuvo diversas cirugías reconstructivas. A los treinta y ocho años, a pesar de haber estudiado y que le guste cocinar, como dice, está desempleada. El accidente le impidió tener las mismas oportunidades que otras mujeres.
"Nosotras todas somos de familias carenciadas, hay algunas que están empleadas y otras que no. Desde mi punto de vista, me gustaría lograr algún apoyo para nosotras, para recibir algún beneficio social o entonces para encontrar una oportunidad de trabajo. Hemos perdido el pelo, no la mentalidad. Muchas entre nosotras somos profesoras, pedagogas, cocineras. Yo hice cursos de cocina, pero no encuentro muchas oportunidades", relata.
Ella y otras 162 personas más integran la Asociación de Mujeres Ribereñas Víctimas de Despellejamiento de la Amazonia (AMRVEA), compuesta por 5 hombres y 157 mujeres.
Rosinete Serrão, presidente de la asociación AMRVEA resalta que el trabajo ofrecería dignidad y ciudadanía a las víctimas, que además del desempleo, enfrentan graves problemas de salud, como dolores de cabeza frecuentes, pérdida de visión y de audición generadas por el trauma sufrido, y también problemas psicológicos, como la depresión.
Cuestión estética
Daiane Lima Verde, de 41 años, realizó el proceso para solicitar una pensión en el Instituto Nacional del Seguro Social de Brasil (INSS): "fui una de las primeras en solicitar", recuerda, pero su pedido fue denegado por la institución. En el informe pericial, constaba la historia del accidente y que el problema era un problema estético. Daiane no apeló la solicitud.
A los 13 años, su pelo fue arrancado. Entonces vivía en llhas do Pará, región de frontera entre los estados de Amapá y Pará. Hoy vive en Santana, municipio próximo a la capital de Amapá. Desempleada, recibía un auxilio de transferencia de ingresos del Programa Renta para Vivir Mejor [Ingresos para Mejor Vivir], beneficio social del gobierno estatal de Amapá, que le garantizaba el ingreso de 310 reales [cerca de 98 dólares]. Paralelamente, recibía también un auxilio de 160 reales [cerca de 50 dólares] a través del Programa Bolsa Família, beneficio social del gobierno federal destinado a dar ingresos a familias en situación de extrema pobreza. Lima cuenta que en la actual gestión estatal, del gobernador Antônio Waldez Góes da Silva, del Partido Democrático Laborista (PDT por sus siglas en español), el beneficio fue cancelado y actualmente ni siquiera puede pagar los medicamentos que necesita.
También relata que lo que más la pone triste es no lograr una cirugía reparadora en las campañas de cirugía plástica.
El proyecto, según Maria do Socorro Damasceno, fue solicitado por la asociación de víctimas a la Defensoría del Pueblo, que movilizó diversos órganos y gobiernos de Pará y Amapá. En Amapá, fueron realizadas cerca de 67 cirugías, pero algunas personas presentaron una mayor complejidad en el cuadro clínico y no lograron la continuidad del proceso porque el proyecto fue cerrado y el tratamiento fue suspendido, como en el caso de Daiane Lima Verde.
Políticas públicas
Seguridad Social - Según Serrão, las víctimas no recibirán beneficio de transferencia de ingresos específicamente para sus condiciones. En 2011, hubo un avance, cuando fue firmado un acuerdo de cooperación técnica entre la Defensoría del Pueblo y del Ministerio de Desarrollo Social y Combate al Hambre - transformado en Ministerio de Desarrollo Social y Agrario - para que pudieran acceder a los beneficios de la seguridad social, conforme evaluación médica y social.
Todavía, no hubo avances en el proceso. La fundadora de la asociación de mujeres víctimas de despellejamiento del cuero cabelludo (escalpelamento, en portugués), Maria do Socorro Damasceno, explica que eso se debe a la ausencia de asistencia médica en el estado de Amapá.
Damasceno sufrió el accidente cuando tenía siete años. Hoy, con 35, explica que las víctimas no pueden presentar los informes que comprueban las secuelas y traumas del accidente porque no hay un acompañamiento médico que realice el tratamiento que necesitan.
Discapacidad - Por otro lado, en mayo, el Ministerio Público Federal (MPF) en Amapá solicitó que el Instituto Nacional del Seguro Social de Brasil (INSS) reconozca a las víctimas de despellejamiento del cuero cabelludo como personas discapacitadas. La cuestión tampoco presentó avances, como comenta Damasceno. "El gobierno avanzó en las negociaciones y nosotras nos quedamos sin ese tratamiento debido a la situación, de transición de gobierno, que no llevó adelante el proyecto y nos quedamos sin saber por dónde empezar la búsqueda nuevamente."
El reportaje buscó a la Secretaria de Comunicación del Gobierno del Estado de Amapá para hablar del cancelación de los beneficios del Programa Vivir Mejor y de la continuidad de proyectos de cirugías reparadoras, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de este reportaje.
Cirugías - Se tramita en la Cámara de Diputados el Proyecto de Ley (PL) 3.397 DE 2012, de autoría de la diputada Janete Capiberibe, del Partido Socialista Brasileño, que propone garantizar la realización de cirugías reparadoras y reconstructivas y asistencia social y psicológica gratuita para las víctimas de despellejamiento del cuero cabelludo, a través del Sistema Único de Salud (SUS).
El proyecto de Ley fue aprobado por la Comisión de Seguridad Social y de Familia y espera el informe de la Comisión de Finanzas y Tributación. Después del análisis, pasa a la Comisión de Constitución y Justicia. Una vez aprobado en las tres comisiones, pasaría al Senado Federal.
Aunque la diputada evalúa que, en tiempos de "confusión política en país es difícil hacer avanzar los proyectos de esta naturaleza en las comisiones".
Solidaridad
Mientras no logran acceder a políticas sociales para minimizar sus problemas, las víctimas cuentan con el apoyo y la solidaridad de la sociedad civil y de personas como la estudiante de fonoaudiología Luana Nascimento. Voluntaria, va de casa en casa verificando cuales de las alteraciones causadas por el accidente se relacionan al habla.
"Hacemos una evaluación, vamos de casa en casa buscando, para después, en el futuro, empezar un proyecto e iniciar la terapia". Luana recibirá el diploma de nivel superior al final del año.
Las mujeres del Movimiento de Mujeres Campesinas (MMC), durante un encuentro en 2013, en un acto de solidaridad, donaron parte de sus cabellos para confeccionar pelucas a las víctimas de despellejamiento y, desde entonces, el MMC recibe cabellos naturales donados de diferentes partes de Brasil, como dice Rosângela Piovizani Cordeiro, coordinadora nacional del movimiento.
"Recibimos muchas donaciones de cabellos en Brasilia, en la oficina nacional del movimiento. Fue un momento de sensibilización de las personas que estaban presentes en el encuentro, pero sensibilizó a toda la sociedad y hasta hoy recibimos muchos mechones para donación. Son personas de Paraná, Rio Grande do Sul, Alagoas, desde todas partes del país", dice.
Edición: Vanessa Martina da Silva | Traducción: Luiza Mançano