Al menos la mitad de las brasileñas fueron despedidas en el período de hasta dos años después de la licencia de maternidad, según investigación en curso en la Fundación Getúlio Vargas - FGV.
Realizado en un universo de 247 mil madres, con edad entre 25 y 35 años, el estudio señala también que, después de seis meses de estabilidad, la probabilidad de despido de mujeres que acaban de ser madres es de 10%.
De acuerdo con Mariana Salinas Serrano, abogada laboral y cofundadora de la Red Feminista de Juristas, la situación es más recurrente de lo que se imagina.
"Hay muchas historias así. Ejerzo la abogacía hace siete años y esto es muy común", resalta. Para la abogada, el alto número de despidos de mujeres con ese perfil es fruto de discriminación:
"Cuando el hijo se enferma, el patrono entiende que [el cuidado] es un deber de la madre, porque la paternidad no es discriminada en el mercado de trabajo, siendo que, en verdad, la responsabilidad por el hijo es de los dos, no sólo de la mujer', defiende.
Indiferencia
Incluso oyendo diferentes justificaciones para los despidos, las madres entrevistadas por la Radioagencia Brasil de Fato creen que la maternidad fue el principal motivo. Es el caso de la abogada Graziella Branda, que fue despedida tres días después de volver de la licencia de maternidad. Ya había sido contratada otra persona para su cargo:
"Yo tengo certeza que fue por el embarazo. Ellos dijeron que fue por reducción de costos, pero contrataron a la otra persona con el mismo salario que yo tenía".
Carla Ferreira era gerente de una multinacional y fue despedida el día en que terminó su período de estabilidad, o sea, el tiempo que la ley garantiza la permanencia en el empleo. Ella cuenta que no esperaba pasar por esa situación, principalmente porque la empresa tenía un gran número de mujeres en cargos de jefatura.
"Al principio, mi director me llamó diciendo que, en aquel momento, no tenía cliente para mi, pero quería mantenerme. Sólo que yo estaba en el período de estabilidad. Me di cuenta que no era eso, que otras personas estaban teniendo oportunidades. Ahí comenzaron a darme actividades muy por debajo de lo que yo hacía. ¿Quiénes estaban siendo preferidas? Las personas que no tenían hijos o que tenían hijos mayores", se desahoga.
"Cualquier mujer que se quede embarazada en esa gestión no sería bienvenida. No es aceptable. Yo fui la primera del área en embarazarme, entonces va a servir de alerta para las otras."
Michele Ribeiro, publicista.
La arquitecta Ana Bueno* también fue sorprendida por un despido después del fin de su período de estabilidad. "Mi ex jefa dijo que me estaba mandando para que cuide a mi bebé. Y ella misma estaba embarazada. Me quedé con las ganas de decir muchas cosas."
Machismo
La mayoría de las entrevistadas señala que los despidos son consecuencia de los prejuicios y del machismo en el ambiente de trabajo, además del hecho de que la mayoría de los jefes son hombres. Es lo que cuenta Luana Calobrisi, que trabajaba en gestión de recursos humanos en una empresa de medios digitales. Ella fue despedida al comienzo de este año, un mes después del fin de su licencia de maternidad.
"Cuando estábamos hablando de la licencia, el administrador que me despidió dijo: 'Como es fácil ser mujer! Solo es cuestión de embarazarse y sacar licencia. No hacen nada'. ¿Cómo así que no hacemos nada?!"
Marília Trindade trabaja en el sector financiero de una empresa importadora. Ella tuvo su primer hijo en mayo de este año y aun está usufructuando de la licencia de maternidad. Con la proximidad del retorno al trabajo, ella cuenta que el miedo de ser despedida aumentó por haber presenciado ya situaciones de prejuicio con mujeres que se volvieron madres en su anterior trabajo.
''Yo recuerdo que, en la otra empresa en la que trabajaba, mi antiguo patrón era bien caricato, grosero. En la época, dos personas se embarazaron y él las trataba muy mal. Y, así que ellas volvieron, las mandó. El mismo decía que no le gustaba contratar mujeres porque era un gasto."
El mismo recelo podría ser compartido por la publicista Michele Ribeiro, pero el anuncio de su despido ocurrió antes incluso de su bebé nacer. Embarazada de ocho meses, ella continua trabajando en la empresa incluso sabiendo que no volverá después de la licencia de maternidad.
''Es una visión machista que, en mi área principalmente, tienen bastante. Cualquier mujer que se quede embarazada en esa gestión no sería bienvenida. No es aceptable. Yo fui la primera del área en embarazarme, entonces va a servir de alerta para las otras."
La contadora de historias Giovana Marques recuerda hasta hoy la frase usada por su jefe al ser despedida, hace dos años, mientras estaba con licencia de maternidad:
"Cuando mi hijo cumplió más o menos tres meses, volví para llevar ideas para nuevos proyectos y fui sorprendida con una persona en mi lugar. La directora habló así – creo que nunca me voy a olvidar: 'Como usted no apareció más, tuve que llamar al fulano, un hombre'."
Violencia
La discriminación contra gestantes y madres que acaban de tener hijos, muchas veces, es acompañada de amenazas para la salud de la mujer. Graziella Branda cuenta que continuó trabajando en el bufete de abogados hasta el día en que su hija nació.
"Trabajaba 10, 12 horas por día. A veces, me quedaba hasta media noche en el escritorio, con los pies hinchados, ocho meses de embarazo. Mi jefe estaba con la esposa embarazada, pero él no supo ponerme en el lugar de ella."
Ana Bueno sufrió una serie de persecuciones en la constructora en la que trabajaba. Incluso en un embarazo de riesgo, ella no fue eximida de frecuentar las obras que coordinaba:
"Yo tenía que estar con los teléfonos encendidos 24 horas por día, a disposición de la empresa incluso los fines de semana. Llegué a cuestionar eso, porque estaba teniendo contracciones, estaba con presión alta, llegué a tener sangrados. Fue una pelea muy grande, porque ellos no entendían."
Ella cuenta que tentaba mantener el flujo de trabajo, pero cuando no lo conseguía, la acusaban por "falta de motivación". Ella dice que, en uno de los peores momentos, pasó mal dentro de la empresa y tuvo de salir en taxi, porque sus jefes afirmaron que no eran responsables por la situación.
"Me negaron ayuda muchas veces. Llegaron a hacerme una advertencia por insubordinación por haber argumentado que yo no quería ir a la obra con contracciones, que podría ser arriesgado. Yo solo quería que se parasen a pensar lo que me estaban pidiendo, porque yo podía perder mi bebé", dice.
Negligencia
Para Renata Silva*, que prefirió no identificar su profesión, la falta de comprensión de la empresa en que trabajaba fue todavía peor. Su hijo nació con un problema de malformación, fue internado dos veces después del nacimiento y acabó falleciendo algunos meses después del fin de la licencia de maternidad.
"Algunos días antes de que mi licencia acabe, mi hijo pasó mal y tuvo que ser internado nuevamente. Ahí descubrí que la ley obliga a acompañar menores y ancianos en el hospital. Usted no puede dejar al niño solo ni por un minuto. Pero la ley tampoco obliga a la empresa a aceptar el certificado de acompañante. Entonces me pusieron falta durante toda la segunda internación de mi hijo."
Renata fue despedida cerca de tres meses después del fallecimiento de su bebé. ''Luego en seguida, de un momento a otro, 'no vamos necesitar de sus servicios, no necesita ni cumplir los 30 días', y chau. Yo oí unas conversaciones que ellos creían que me gustaría embarazarme de nuevo, pese a no haber dicho eso nunca ".
En el próximo reportaje, las consecuencias psicológicas de los despidos en las vidas de estas mujeres y la dificultad de encontrar un nuevo empleo después de ser madres.
*Nombre ficticio
Edición: Camila Rodrigues| Camila Salmazio| Traducción: Pilar Troya