A los 86 años, la fotógrafa y activista Claudia Andujar sigue comprometida con la lucha por los derechos de los pueblos indígenas en Brasil. Con movimientos y habla más lentos que antes y resquicios de acento suizo - nacida en la entonces Transilvania, Claudia se naturalizó brasileña en 1995 - recordó en entrevista exclusiva con Brasil de Fato los más de 40 años que pasó visitando, conviviendo y fotografiando a los Yanomami.
Andujar fue una de las principales militantes en defensa de la demarcación del Territorio Indígena Yanomami, que ocupa más de 9 millones de hectáreas en la Amazonia. En diciembre de 2017, visitó el lugar y tras las conversaciones con líderes locales, regresó a São Paulo pesimista, debido al incremento de las amenazas que sufren los indígenas.
"Más de la mitad del área sufre la invasión de mineros artesanales que están extrayendo oro. El propio gobierno no hace nada para impedirlo y los gobiernos de los estados están cambiando sus leyes para dejar entrar a los mineros artesanales y a las mineras en general. Permiten que hagan lo que quieran", afirmó.
Desde 2013, se registra un regreso masivo de mineros artesanales a la región del Territorio Indígena Yanomami, que ocupa parte de los estados de Amazonas y Roraima, en la región norte del país, cerca de la frontera con Venezuela. El problema no alcanzaba esas proporciones desde el final de la década de 1980, cuando cerca de 40 mil mineros artesanales invadieron el área. En esa época, uno de los líderes Yanomami más conocidos, el indígena Davi Kopenawa, denunció la situación en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En abril de 2017, Kopenawa volvió a Ginebra para relatar los nuevos conflictos relacionados con la explotación de yacimientos. En la ocasión, líderes indígenas redactaron una carta denunciando los retrocesos en los derechos indígenas, como consecuencia de las medidas del gobierno golpista de Michel Temer, del partido Movimiento Democrático Brasileño (MDB), entre ellas, los cambios y los recortes en el presupuesto en la Fundación Nacional del Indio (FUNAI).
"Davi ha dicho que no cree que vaya a haber mejora. La política brasileña no demuestra ningún interés por los pueblos indígenas. Estamos en un momento muy complicado en Brasil, en general. Entonces, al momento, no pienso que va a haber una mejora, eso depende de la presión que hagamos, para alertar", afirmó.
Debido a su trabajo y a la presión para conquistar la demarcación territorial Yanomami (homologada en 1992), Andujar llegó a ser fichada bajo la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura civil-militar en 1978. En aquella época, fue expulsada del área por la FUNAI y al regresar a São Paulo organizó un grupo de estudios en defensa del territorio indígena, el embrión de la ONG Comisión por la Creación del Parque Yanomami, que actualmente se llama Comisión Pro Yanomami.
Andujar perdió casi toda su familia, de origen judío, en los campos de concentración nazis. A los 16 años se fue a Nueva York, donde hizo la carrera de Humanidades y empezó a trabajar como intérprete en la ONU. En 1955 se trasladó a São Paulo, donde vivía su madre, y empezó a fotografiar como modo de comunicarse con los brasileños. Después de cinco años inició su trabajo con los pueblos indígenas, incentivada por el antropólogo Darcy Ribeiro. En 1971, visitó a los Yanomami por primera vez.
"Después de ese viaje, regresé muchas veces, ya no sé cuantas. El trabajo de comprenderlos, fotografiarlos, de intentar respetar su cultura, es algo que no se aprende de un día para el otro. Pienso que es muy importante saber respetar. Para representar visualmente a las personas, hay que entender quienes son, qué piensan sobre la vida, sobre usted, todo eso es importante. Hoy ellos me llaman madre y yo les considero mis hijos", afirmó.
Autora de diversos libros, presentó sus obras en una serie de exposiciones, como en la Bienal de São Paulo y en el Festival Internacional de Fotografía de Madrid. En 2015, inauguró una galería permanente en el consagrado Instituto Inhotim, en Minas Gerais. Sin embargo, Andujar ya no fotografía desde hace dos años.
"Antes tenía más facilidad para las fotografías que para las palabras. En este último viaje, no llevé mi cámara fotográfica. Hoy en día toda la gente tiene cámara fotográfica, casi no la uso. Estoy más interesada en intentar dar este recado, de la convivencia que tuve con los Yanomami, para que los otros comprendan quiénes son ellos. Hay que seguir defendiendo a los indígenas o no habrá ningún chance de que la situación en que viven mejore. Y la primera cuestión es comprender la razón por la cual tenemos que respetarlos: son seres humanos", concluyó.
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Edición: Vanessa Martina Silva | Traducción: Luiza Mançano