Pero, ¿qué es el niobio ?
El niobio es un metal blanco, brillante, de poca dureza, extraído principalmente del mineral columbio.
En los Estados Unidos es llamado más comúnmente columbio.
Es muy resistente a la corrosión y a las altas temperaturas, y basta adicionar algunos gramos de niobio a una tonelada de acero para volverlo más ligero y con mayor resistencia a fracturas y torsiones.
El niobio es actualmente empleado en automóviles; turbinas de avión; gasoductos; tomógrafos de resonancia magnética; en las industrias aeroespacial, bélica y nuclear; además de muchas otras aplicaciones como lentes ópticas, lámparas de alta intensidad, equipos electrónicos y hasta piercings.
El metal existe en diversos países, pero 98% de las reservas conocidas en el mundo están en Brasil y nuestro país es responsable actualmente por más de 90% del volumen comercializado en el planeta, seguido por Canadá y Australia. A pesar de su uso creciente y de las innumerables posibilidades de aplicación, el niobio no tiene la importancia y el valor que poseen, por ejemplo, el oro y el petróleo. Pero es natural que el virtual monopolio brasileño despierte codicia y preocupación de las mayores potencias económicas.
El site Wikileaks divulgó un documento secreto del Departamento de Estado estadounidense en el cual las minas brasileñas de niobio eran incluidas en la lista de lugares cuyos recursos e infraestructura son considerados estratégicos e imprescindibles para los EUA. Después de eso, una parte de la CBMM, la mayor productora mundial de niobio fue vendida a compañías asiáticas, en una transacción multimillonaria. Y en 2011, un grupo de empresas chinas, japonesas y surcoreanas compró 30% del capital de la minera con sede en Araxá (MG) por US$ 4 mil millones.
Brasil posee prácticamente todo el niobio del planeta, pero ese potencial es desaprovechado, lo que se esperaría es que Brasil tuviera una estrategia muy bien definida por tratarse de una materia prima fundamental para las industrias de tecnología de punta y que puede ser vista como una fortaleza para la producción de energías limpias y para el propio desarrollo industrial del país. Con la producción restringida a dos grupos económicos, es “evidente” que el interés extranjero es exportar el niobio de Brasil “al menor precio posible”.
Brasil podría ganar hasta 50 veces más lo que recibe actualmente con las exportaciones de hierro-niobio, en caso de que dictara el precio del producto en el mercado mundial y aumentara el consumo interno del mineral. Nuestro país debería usar el niobio como una baza para atraer más inversiones y transferencia de tecnología. “si Brasil dejara de producir o vender niobio hoy, eso generaría ciertamente un caos”, pues existe una enorme presión de fuera para obtener un producto que ellos necesitan a un precio accesible. A pesar de detentar casi un monopolio del niobio, el gobierno brasileño nunca definió una política específica para el metal o un programa volcado al desarrollo de una cadena industrial que busque agregar valor a este insumo.
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Edición: Opera Mundi | Traducción: Pilar Troya