Fueron más de diez años de campamento hasta que la tierra fuera destinada a la creación del Asentamiento Nazaré, localizado en el municipio de Sidrolandia en el estado de Mato Grosso do Sul, en el centro este de Brasil. “Nuestro asentamiento es el más nuevo del estado. Somos los benjamines, con cuatro años de asentados”, afirma María Alzenir da Silva, de 43 años.
Trabajadora rural sin tierra, María trajo a la 3ª Feria Nacional de la Reforma Agraria en São Paulo una variedad de bebidas producidas a partir de sabrosas frutas del cerrado [que significa "denso" y es una amplia ecoregión de sabana tropical de Brasil]. “Traje cachaça [licor hecho de caña de azúcar] con guavira, que es una fruta que tenemos en el cerrado y fue protegida por el estado. Es muy sabrosa, tanto la fruta, como la cachaça. Tenemos también kombucha, que es un zumo fermentado, tenemos varios tipos de galletas, panes, cachaça pura… Tenemos también la producción de otras productos como banana, calabaza, frijol, limón, guayaba, dulce de leche, varios tipos de dulces”.
Diversos asentamientos del estado de Mato Grosso do Sul están presentes en el evento, organizado por el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) desde el jueves (3) hasta el domingo (6).
María Alzenir recuerda los tiempos en que permaneció acampada, debajo de una tienda de lona a la espera de una determinación de las autoridades para que la tierra pudiera ser finalmente destinada a la Reforma Agraria. “Vivir en un cobertizo no es fácil. En todo ese proceso tuvimos desalojos, el ejército nos expulsó de un campamento, prendieron fuego a las tiendas, en fin, una historia dolorosa, pero que hace parte de la lucha. Fueron diez años, pero muy gratificantes. Hoy, como asentada, hasta siento nostalgia de la época de acampada. Y la lucha continua, porque esa es mi militancia. No es porque hoy soy asentada que me olvido de los que aún están acampados”.
Incluso después de cuatro años asentada, ella sigue con el trabajo militante por el derecho a la tierra. “En mi caso, yo sigo luchando mucho en mi asentamiento, soy presidente de la asociación. Y ahora estamos consiguiendo algunas cosas lentamente, trayendo maquinaria al asentamiento, haciendo instalación del agua, ya tenemos electricidad. Entonces son sólo cuatro años, pero cuatro años de éxito”.
Madre de cuatro hijos, la productora se ancla en el trabajo agrícola para mantener a la familia. Y habla orgullosa de la vida en el campo. “Cuando estoy en la ciudad, siento falta, y estoy queriendo volver de nuevo a mi rinconcito, como decimos, para nuestro rancho. Cuidar de las gallinas, de la plantación, de la huerta… es muy bueno. Tratar con la tierra es muy bueno”.
La barraca de María es una entre decenas que forman la Feria Nacional de la Reforma Agraria. Más 300 toneladas de 1.200 productos están disponibles a precios accesibles.
Edición: Diego Sartorato | Traducción: Pilar Troya