Desde la Redacción | 14 de marzo de 2019
Con reportajes de Jaqueline Deister y Mariana Pitasse
En la víspera de cumplirse un año del asesinato de la concejala Marielle Franco, la policía civil y el Ministerio Público en Rio de Janeiro detienen a dos sospechosos de haberla ejecutado, así como a su conductor, Anderson Gomes. Si una de las claves de ese crimen que sacudió a Brasil y al mundo puede estar cerca de ser respondida – ¿quién mató a Marielle? – aún falta una de las cuestiones centrales: ¿quién mandó a matar a Marielle?
Era una noche lluviosa aquella del 14 de marzo de 2018. Después de salir de una actividad con mujeres negras, Marielle Franco entra en el automóvil de su chofer, Anderson Gomes, en una región central de Rio de Janeiro. En el camino, los sorprenden dos hombres en un automóvil, quienes efectuaron 13 tiros. Cuatro alcanzaron la cabeza de la concejala y tres las espaldas del conductor. El atentado tuvo una sobreviviente, la asesora parlamentaria Fernanda Chaves, que estaba al lado de Marielle en el momento de los disparos.
Entre las idas y venidas de la investigación, en un proceso criticado por su lentitud y por su falta de información convincente para el público, solamente el 12 de marzo último, a dos días de que el crimen cumpla un año, la Policía Civil y el Ministerio Público arrestaron a los sospechosos de haber ejecutado a Marielle y a Anderson.
El policía militar retirado Ronnie Lessa y el ex policía militar Élcio Vieira de Queiroz fueron detenidos en la llamada Operación Lume. El nombre de la fuerza tarea es una referencia a una plaza en el centro de Rio de Janeiro conocida como Buraco do Lume [Agujero de Luz], donde Marielle hacía rendición de cuentas a la población y desarrollaba un proyecto llamado Lume Feminista. El término “lume”, según los investigadores, también se refiere a “traer a conocimiento público”, “traer a la luz”.
Según la denuncia del Ministerio Público, Lessa habría sido responsable por los disparos mientras Queiroz sería el conductor del carro plateado que persiguió al automóvil de la concejala. El crimen, señaló la investigación, fue meticulosamente planeado durante tres meses, con indicios de que Lessa monitoreaba la cotidianidad y los eventos en los que la concejala participaba.
En la operación fueron confiscados documentos, celulares, computadores y armas de los sospechosos. En otra orden de búsqueda relacionada con el caso, la policía decomisó 117 fusiles de tipo M-16 incompletos, además de dinero en efectivo, en la casa de un amigo de Lessa. Según el site G1, fue la mayor incautación de fusiles en la historia de Rio de Janeiro.
Sobre los arrestos, Monica Benício, militante y viuda de Marielle Franco, afirmó que se trata de “un paso muy importante en la investigación”, pero llamó la atención hacia preguntas aún sin respuesta.
“No podemos olvidar que la respuesta más importante aún no la tenemos: ¿Quién mandó a matar a Marielle y cuál es la motivación de ese crimen? Más importante que tener ratas mercenarias pagando por lo que hicieron, la cuestión urgente y necesaria, es saber quién mandó a matar a Marielle”, enfatiza Monica.
Más que simples asesinos
Mientras la detención de los dos sospechosos de asesinar a Marielle y Anderson no aclara la motivación por detrás del asesinato, una de las líneas de investigación aborda el involucramiento de paramilitares en el crimen.
Las milicias que actúan en Rio son una evolución de grupos de exterminio que existen desde la dictadura civil-militar en Brasil, explica José Cláudio Souza Alves, profesor de Sociología de la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro (UFRRJ).
Él explica que la licencia para matar, que hace más de 50 años se dio a los grupos paramilitares, se ha convertido en un sofisticado y rentable mecanismo de lucro para los integrantes de lo que se llaman hoy milicias; formadas, en su gran mayoría, por militares, policías y agentes de seguridad que se corrompieron. Además de realizar asesinatos por encargo, los milicianos dominan el comercio y el transporte en favelas cariocas y conocen íntimamente el funcionamiento del aparato público.
Según Alves, la milicia está “capilarizada” en toda la estructura del Estado, lo que hace muy difícil contener su avance. Los grupos mantienen una relación bastante próxima con la política institucional, con innumerables parlamentarios milicianos electos. El año pasado, una operación arrestó criminales que trabajaban en la campaña de Flávio Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro.
“En la ejecución de Marielle no hay filmaciones, acceso al circuito de cámaras, se han borrado las pistas, todo eso combinado con la demora en la solución demuestra que ciertos grupos tuvieron acceso a información privilegiada”, destaca el profesor.
De acuerdo con el Ministerio Público, aún no hay pruebas contundentes que vinculen a Ronnie Lessa con la milicia, pero hay indicios de que el está involucrado con grupos paramilitares. El órgano ya investiga el ex policía militar por vinculación a contravenciones y práctica de homicidios.
Ronnie Lessa vive en el mismo condominio donde el presidente Jair Bolsonaro tiene una casa, en Barra da Tijuca. El PM reformado pasó por la Policía Civil y también integró el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) y es conocido por ejecutar crímenes por encargo y por su eficiencia y frialdad para apretar el gatillo.
Élcio Queiroz, acusado de dirigir el automóvil utilizado en la acción que mató a Marielle y Anderson, fue expulsado de la PM en 2016 por proveer servicios de seguridad ilegalmente en un casino en Rio.
¿Quién fue Marielle Franco?
Mujer, negra, nacida en la favela de Maré, en la zona Norte de Rio de Janeiro, Marielle ya luchaba por los derechos humanos hace muchos años cuando se convirtió en figura pública, reconocida como lideresa en ascenso en Rio de Janeiro. Candidata por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fue la quinta concejala más votada de la ciudad en las elecciones municipales de 2016, sumando más de 46.000 votos.
Marielle era socióloga, con una maestría en Administración Pública. Antes de convertirse en concejala, ya actuaba en la política institucional, fue asesora parlamentaria del entonces diputado estadual Marcelo Freixo (PSOL) por más de 10 años.
Durante su corta carrera como concejala, en poco más de un año de mandato, Marielle Franco presentó 16 proyectos de ley en la Cámara de Concejales de Rio de Janeiro, ocho de ellos individuales y ocho firmados con otros concejales. Cinco fueron aprobados en una sesión extraordinaria, en agosto del año pasado, cinco meses después de su asesinato.
Los proyectos presentados por Marielle tratan de temas como el acogimiento para la niñez en el período en que sus padres están en el trabajo o en la escuela, la formación de adolescentes que cumplieron medidas socioeducativas y políticas específicas para mujeres atendidas en el municipio y víctimas de acoso. La entonces concejala presentó también propuestas para el combate a la homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia, cuyas votaciones fueron diferidas por generar polémica entre los concejales.
Un intento de poner en agenda el tratamiento humanizado en la red pública de salud en casos de aborto legal no fue ni siquiera discutido y está fuera de la agenda desde 2017. En Brasil, el aborto es un derecho garantizado a las mujeres en caso de anencefalia, riesgo de muerte y embarazo resultante de violación, pero la falta de informaciones y los prejuicios y los malos tratos sufridos por profesionales de la salud muchas veces perjudican el acceso de las mujeres a esos servicios públicos.
Semillas de resistencia
Más allá de su actuación como concejala, uno de sus principales proyectos de Marielle, llamado “Mujeres en la Política”, estaba en fase de desarrollo. La idea era estimular un movimiento de mujeres para actuar más efectivamente en la política institucional.
Después del asesinato de Marielle, Renata Souza, Mônica Francisco y Dani Monteiro, candidatas por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fueron electas diputadas en el estado de Rio de Janeiro. Las tres representan también el legado de la concejala: tres mujeres negras, que eran sus asesoras parlamentarias.
Para Mônica Francisco, la fuerza de Marielle está presente en las luchas cotidianas y también simbólicamente: “Ella inspira el sentimiento de complicidad, de dolor de las mujeres negras. De dolor, fuerza, capacidad de resistir, resiliencia, superación. Y no la superación de frases de efecto, sino la superación de las propias limitaciones, miedos y angustias. Marielle es una inspiración no porque se convirtió en un símbolo estampado en camisetas o banderas o porque fue ejecutada, sino por su vida realmente”, afirma.
Renata Souza añade que Marielle se convirtió en un símbolo porque luchó para evitar que la humanidad se deshumanice. “Ella se atrevió a estar en ese espacio homófobo, LGTBIfobo, racista, machista, clasista. Se atrevió a decir que las mujeres iban a estar donde quieren o donde deberían estar. La lucha es más grande que su cuerpo, que su presencia física. Y Marielle es gigante porque sigue presente”.