El ex ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, afirmó en una entrevista con Brasil de Fato el último viernes (12) que el proceso de desmantelamiento de la diplomacia brasileña en curso desde la asunción del presidente Jair Bolsonaro no tiene lugar por falta de habilidad sino que se trata de un “proyecto político”.
El diplomático fue canciller durante los gobiernos de Itamar Franco (1992 - 1995) y Luiz Inácio Lula da Silva y comenta las declaraciones de Bolsonaro sobre la posibilidad de nombrar a su hijo Eduardo Bolsonaro como embajador en Washington, además de la debilitación del país en foros internacionales y la ruptura de tradiciones diplomáticas del país.
“Itamaraty [como es conocido popularmente el Ministerio de Relaciones Exteriores por el nombre del palacio que fue su antigua sede] siempre buscó ser un guardián de las tradiciones brasileñas que están en la Constitución. Nunca la cuestión ideológica quedó en primer plano. Tal vez la excepción sea el comienzo del gobierno militar, después del golpe [de 1964]. Pero aunque hubiera en Brasil un régimen dictatorial, Itamaraty siempre intentaba alejarse y no crear un frente ideológico como lo hacen ahora: un frente ideológico y religioso”, afirma.
En las últimas décadas, el país conquistó prestigio internacional al consolidar una posición de no intervención, capaz de dialogar con diversos actores. Su reputación le brindó una posición destacada entre países en desarrollo para influenciar en decisiones alrededor del mundo.
Sin embargo, decisiones recientes, entre ellas la de excluir el término “género” en resoluciones de la ONU, causaron perplejidad en diversas delegaciones extranjeras e afectaron la credibilidad del país.
“ Los países occidentales, europeos, están muy horrorizados con las posiciones de Brasil en relación a cuestiones de género, de salud reproductiva de las mujeres. En todas esas cuestiones, la posición de Brasil se parece a la de una teocracia medieval”, afirma.
Según él, Itamaraty actualmente es “un barco sin rumbo”. “O sea, con un rumbo equivocado, a punto de naufragar, y con los diplomáticos como pasajeros que buscan un bote salvavidas. Y difícilmente lo van a encontrar. Estoy triste por mis colegas. Muchos deben estar trabajando contrariados, evitando lugares importantes para no confundirse con el gobierno. Y apenas empieza, va a empeorar”, se lamenta.
Matrimonio real
Brasil volvió a ser blanco de burlas globalmente el último jueves (11) cuando Jair Bolsonaro anunció que piensa nombrar a su hijo, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, del Partido Social Liberal, como embajador de Brasil en Estados Unidos.
El parlamentario que no tiene experiencia diplomática cumplió 35 años - la edad mínima para presentarse al cargo - el último 10, un día antes del anuncio de Bolsonaro. El puesto está vacante desde abril cuando Bolsonaro destituyó a Sergio Amaral.
“Sin meterme en los detalles del nepotismo, porque la asesoría jurídica del propio Congreso debe analizar la cuestión, es algo muy serio. Escapa de los patrones civilizados”, afirma Amorim.
Para Amorim, “si así lo hacen, será una cosa de dinastía del siglo 17, 18, cuando se realizaban alianzas militares con base en matrimonios, en la época del poder absoluto de las monarquías”.
El anuncio de Bolsonaro, si se confirma, va a debilitar aún más el Ministerio de Relaciones Exteriores. “Debilitará Itamaraty como institución que tiene buenos diplomáticos. Y hay el temor de que se forme un eje de ultraderecha con sectores del gobierno estadounidense. Ni el gobierno de EE.UU. tiene esa perspectiva, Trump tiene una posición más pragmática. No es cierto que por una alianza ideológica dejará de defender sus intereses”, analiza Amorim.
Para él, los últimos acontecimientos no representan una inhabilidad política sino un proyecto.
Hamburguesas e inglés
Sin experiencia en cargos diplomáticos, Eduardo Bolsonaro indicó como sus calificaciones para ejercer la función de embajador: “Ya hice intercambio, ya freí hamburguesas en Estados Unidos bajo mucho frío y perfeccioné mi inglés”, declaró.
Si Bolsonaro nombra oficialmente a su hijo, el caso sería analizado en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, responsable por examinar el currículo presentado. Posteriormente, pasaría por votación en la Comisión y en el pleno del Senado, con voto secreto.
Según el portal de noticias Opera Mundi, hay solo un caso anterior donde el embajador de EE.UU es hijo de un mandatario. En 2017, el rey de Arabia Saudita eligió a su hijo Khalib bin Salman como embajador Washington. Salman abandonó el cargo tras ser implicado en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Edición: Aline Scátola | Traducción: Luiza Mançano