El presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, provocó indignación el lunes después de atacar a Felipe Santa Cruz, presidente de la Orden de Abogados de Brasil [Colegio de Abogados], cuyo padre desapareció en la década de 1970, durante el régimen militar del país.
"Un día, si el presidente de la OAB quisiera saber cómo desapareció su padre en el período militar, yo le cuento. No va a querer oir la verdad. Yo le cuento”, afirmó Bolsonaro mientras se refería a que la OAB habría actuado para para proteger el privilegio abogado-cliente en el caso de Adélio Bispo, el hombre acusado de apuñalar al entonces candidato presidencial.
"Por qué la OAB impidió que la Policía Federal entrara en el teléfono de uno de los abogados de oficio (de Adélio)? ¿Cuál es la intención de la OAB? ¿Quién es esa OAB?", dijo el mandatario mientras se refería a un rumor de que la OAB habría actuado para proteger el sigilo telefónico del acusado.
Mientras hablaba del caso, Bolsonaro aprovechó la oportunidad para atacar personalmente al presidente del Colegio de Abogados, Felipe Santa Cruz, cuyo padre, Fernando Augusto Santa Cruz de Oliveira, es una más de las víctimas del régimen militar que gobernó el país entre 1964 y 1985.
Más tarde ese mismo día, mientras se cortaba el pelo en directo, Bolsonaro volvió a hablar del caso, diciendo que Fernando Santa Cruz, desaparecido en 1974, fue traicionado y asesinado por sus compañeros.
Pero el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos ya había emitido la semana pasada su certificado de defunción. La declaración del gabinete encabezado por la ultraconservadora Damares Alves informa que la muerte del activista contra el régimen militar "no fue natural, sino violenta, infligida por el Estado brasileño".
La fecha y lugar registrados de la muerte son el 23 de febrero de 1974, en Río de Janeiro, "en el contexto de la persecución sistemática y generalizada contra quienes se consideraban políticamente opuestos al régimen dictatorial de 1964-1985".
Crueldad y falta de empatía
Felipe Santa Cruz, presidente de la OAB, emitió un comunicado diciendo que los comentarios de Bolsonaro muestran "crueldad y falta de empatía". Santa Cruz también apeló al presidente para que le diga lo que sabe sobre "todas las demás personas desaparecidas":
"Si el presidente sabe, por 'experiencia', tanto sobre el presente caso como con relación a los de todos los demás 'desaparecidos', nuestras familias quieren saber", escribió Santa Cruz, citando al presidente.
Felipe tenía dos años, cuando su padre, Fernando Augusto Santa Cruz de Oliveira, fue arrestado por agentes del DOI-CODI, en febrero de 1974. Fernando era estudiante de derecho, funcionario del Departamento de Agua y Energia Eléctrica en São Paulo y militante de Acción Popular Marxista-Leninista.
"No es mi versión. Es que mi experiencia la me hizo llegar a conclusiones en aquel momento. Su padre formó parte de Acción Popular, el grupo más sanguinario y violento de la guerrilla de Pernambuco y vino a desaparecer en Rio de Janeiro”, declaró Bolsonaro.
Sin embargo, no hay evidencia de que Fernando estuviera involucrado en la lucha armada. En un informe de la Comisión de la Verdad consta que tampoco era alguien considerado "clandestino" o que fuera un "fugitivo": tenía trabajo y dirección fijos.
Después de que Fernando fue arrestado, el ejército negó repetidamente que estuviera bajo custodia. Incluso después de 45 años, su familia nunca dejó de buscarlo, su madre murió recientemente a los 105 años.
El texto de la Comisión de la Verdad contempla que Fernando pudo haber sido sepultado como indigente en el Cementerio Dom Bosco, en São Paulo (SP). Otra hipótesis levantada por la Comisión es de que habría sido llevado a la llamada Casa de la Muerte, en Petrópolis (estado de Rio de Janeiro), y su cuerpo habría sido incinerado posteriormente en un ingenio, conforme una declaración del ex comisario del Departamento de Orden Política e Social, Cláudio Guerra – publicado en el libro "Memórias de una guerra suja" [Memorias de una guerra sucia], de Rogério Medeiros y Marcelo Netto.
Adélio Bispo
Los comentarios del presidente sobre la OAB fueron en realidad una respuesta a preguntas sobre porqué decidió no apelar la decisión de la corte que decidióa bsolver al hombre acusado de apuñalar a Bolsonaro durante un evento de la campaña electoral, después de que un juez dictaminara que Adélio Bispo era un enfermo mental.
El caso fue cerrado por el 3er. Tribunal Federal de Juiz de Fora después de que Bolsonaro y el Ministerio Público dejaron de manifestarse. El presidente fue citado el 28 de junio sobre la decisión y no apeló.
Sobre el hecho de que no apeló en el proceso de la puñalada, Bolsonaro dijo que "Adelio se equivocó". "Si apelara, no sería juzgado por asesinato, sino por intento de asesinato, en un año y medio o dos estaría en la calle. Como no apelé, ahora está loco por el resto de su vida. Va a permanecer en un manicomio judicial, lo que es cadena perpetua", dijo.
Edición: Rodrigo Chagas | Versión en español: Pilar Troya