El expresidente Carlos Mesa y el senador Óscar Ortiz son los principales opositores de Evo Morales en las elecciones generales de Bolivia que tendrán lugar el próximo domingo (20). Respaldados por la derecha tradicional que gobernó el país hasta 2005, los opositores tienen la difícil misión de evitar una victoria del Movimiento al Socialismo (MAS), partido de Morales, en la primera vuelta.
La encuesta más reciente, realizada por el instituto IPSOS señala que Mesa tiene un 22% de las intenciones de voto, 12 puntos porcentuales más que Ortiz. Morales alcanzó el 40%, lo que sería suficiente para elegirse el próximo domingo si obtiene diez puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado.
Para disminuir esta ventaja, la oposición ha adoptado la estrategia del "a todo o nada". La semana pasada Mesa y Ortiz participaron de manifestaciones callejeras que reunieron a miles de personas para protestar contra el actual gobierno. Las protestas más importantes, realizadas en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, terminaron con una promesa de resistencia civil en caso de victoria del MAS.
El principal motivo de insatisfacción es la postulación de Morales, que disputa un cuarto mandato pese al referendo popular que rechazó su reelección. Por su parte, el actual presidente acusa a la derecha de crear condiciones para un golpe de Estado tras sus representantes afirmaren que no tienen la intención de aceptar el resultado de las urnas en caso de derrota.
A pocos días de la votación el objetivo de Mesa y Ortiz es disputar los votos de los jóvenes, indígenas e izquierdistas que en otras ocasiones apoyaron a Morales. Por esta razón la agenda ambiental, la defensa de la democracia y la confrontación de las desigualdades han aparecido cada vez más en sus pronunciamientos.
Esta táctica tiene un precio. Mesa fue criticado por sus seguidores conservadores después de difundir mensajes feministas en sus redes sociales. Ortiz, apoyado por grandes terratenientes de la región de Santa Cruz, fue tildado como hipócrita al defender el agronegocio y los pueblos indígenas de la Amazonia boliviana al mismo tiempo.
Quien se ha beneficiado de estas divisiones internas fue el pastor surcoreano Chi Hyun Chung, candidato por el Partido Demócrata Cristiano, que ocupa el cuarto lugar en las encuestas, con un 6% de la intención de voto, y no abandona el discurso conservador. Fundador de 70 iglesias presbiterianas, Chi se convirtió en un fenómeno de Internet y se presenta como el "único candidato de derecha" en las elecciones. Sus frases irónicas y agresivas generan debates en los cafés del centro de la capital, La Paz, y su nombre comienza a despertar curiosidad también en los barrios más populares, la fortaleza histórica de Morales.
El MAS, por otro lado, apuesta por la discreción, sin ataques frontales a ninguno de sus opositores. En los últimos 14 años, la pobreza extrema en Bolivia se redujo del 38% al 15% y el número de ciudadanos con ingresos promedio pasó de 3,3 millones a 7 millones. Con el lema "Futuro seguro", el actual presidente parece predecir que el crecimiento económico y las mejoras en las condiciones de vida de los ciudadanos se reflejarán una vez más en las urnas.
Edición: Luiza Mançano