Un espacio construido por la clase trabajadora, ladrillo por ladrillo, para posibilitar la formación política de organizaciones populares de todo el mundo. Fue con ese propósito que la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), localizada en Guararema, en el interior de São Paulo, fue fundada hace exactamente 15 años.
Inaugurada el 23 de enero de 2005 y bautizada en homenaje al sociólogo y político brasileño Florestan Fernandes, la escuela se convirtió en referencia internacional por unir la práctica con la teoría política. A lo largo del año, militantes, dirigentes y cuadros de organizaciones populares que luchan por la construcción de cambios sociales en varios países, estudian a fondo clásicos de la teoría política nacional e internacional.
Con cursos que duran de una semana a tres meses, dictados por profesores e intelectuales voluntarios, la ENFF también ofrece formación enfocada en diversos temas como la cuestión agraria, marxismo y feminismo y diversidad.
Construida por las manos de más de mil sin tierra y mantenida por el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) con apoyo de otros movimientos, la escuela también realiza convenios con instituciones formales de educación superior para permitir que militantes del campo y de la ciudad puedan tener títulos de grado y posgrado. Entre ellas, la Universidad Estadual Paulista (UNESP), la Universidad Federal de Juiz de Fora (UFJF), la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
Formación diferenciada
Rosana Fernandes, coordinadora político-pedagógica de la ENFF, explica que la escuela articula varias dimensiones formativas. Por un lado, está el estudio de pensadores clásicos del marxismo y también contenidos organizados por educadores e intelectuales. Por otro, está el principio formativo del trabajo y de la división de tareas, en que todos los educandos son responsables por la manutención de los espacios físicos. Ambas acciones orientan hacia la llamada "elevación del nivel de consciencia política".
Rosana destaca además que el arte, la cultura y la mística también son otras dimensiones formativas importantes en la metodología defendida por la ENFF, que permite profundas y subjetivas reflexiones a cada uno de los militantes. Para ella, el principal legado que la escuela puede presentar en la conmemoración de estos 15 años es que trabajadores de todo el mundo demuestran su preocupación con la formación política en primer lugar.
“En 2020, la escuela reafirma su compromiso de continuar fortaleciendo las organizaciones populares y continuar organizando procesos formativos que posibiliten alcanzar, dentro de un proyecto estratégico de clase, la conquista que la clase trabajadora pueda emanciparse y liberarse. Que pueda construir su propio proyecto de nación en cada lugar”, afirma.
Internacionalismo
Con profesores y alumnos venidos de varios países, especialmente de América Latina, la Florestan Fernandes permite un intercambio cultural y político entre los movimientos populares, así como una formación sobre el panorama económico y social global, siempre desde la perspectiva de la clase trabajadora.
“La lucha de clases tiene enemigos en común en el mundo entero. La unidad internacional de las organizaciones, que tiene como punto de referencia la propia Escuela Nacional, significa que ese espacio de formación ha posibilitado esa articulación entre las organizaciones populares del mundo, para que, analizando la realidad, encontrando puntos en común, puedan fortalecer ideas y acciones en varios lugares del mundo, para hacer la transformación que tanto buscamos”, refuerza Rosana, añadiendo que algunas aulas de la ENFF son dictadas también en inglés, español y francés.
Esti Redondo, del País Vasco, está entre las centenas de militantes de otros países que se forman en la Escuela Nacional Florestan Fernandes.
Integrante del sindicato agrario Ehne Bizkaia, vinculado a La Vía Campesina – articulación que reúne movimientos agrarios de todo el mundo –, vino a Brasil para hacer su maestría en Geografía en el programa de Desarrollo Territorial de América Latina y El Caribe, fruto de un convenio de la escuela con el Instituto de Políticas Públicas y Relaciones Internacionales de la UNESP.
Animada, Esti cuenta con felicidad que está investigando el área de la bioconstrucción, lo que no podría hacer en su país, ya que los posgrados en el País Vasco son privados y, por lo tanto, inaccesibles para la clase trabajadora.
En opinión de la sindicalista, al traer personas de diferentes países y continentes, además de promover un intercambio cultural, la ENFF ejercita el internacionalismo, la solidaridad y la generosidad.
“La ENFF es un centro de formación política y académica, pero, sobre todo, un centro de formación de vida. Es una experiencia de vivencia. La escuela hace que las personas que llegan, se sientan parte. Cuando llegamos, como estudiantes internacionales, es la sensación de que alguien te va a cuidar”, detalla.
Esti también elogia la “enseñanza diferenciada” de la Florestan Fernandes y resalta el avance histórico posibilitado por la escuela. “Que los movimientos sociales participen de la academia es una forma de democratizarla, así como democratizar los conocimientos. Ese proceso de formación abre una posibilidad de términos de diálogos más horizontales entre movimientos sociales y academia”.
Homenajes
Quien camina por la escuela, encuentra ejemplos de luchadores y luchadoras populares en cada rincón. Todas las salas, muros, alojamientos y auditorios homenajean figuras que inspiran y que fueron y son esenciales para la formación política de las organizaciones populares. Comenzando por Florestan Fernandes, patrono de la ENFF.
Rosana Fernandes relata que se escogió el nombre del sociólogo para ser homenajeado por haber estado siempre al lado de los trabajadores y ser de origen popular.
“El nos inspira. Fue de una familia pobre, estudió con todas las precariedades para escolarizarse, se convirtió en diputado federal. Son legados que Florestan nos deja y que remetimos la propia historia de la Escuela Nacional. Tenemos un amor y un respeto muy grandes por Florestan y, por eso, queremos reafirmar el compromiso de continuar haciendo, por lo menos por los próximos 15 años, más intensivamente los procesos formativos que la clase trabajadora mundial tanto necesita”, enfatiza la coordinadora político-pedagógica.
Frida Khalo, Patativa do Assaré, Antônio Cândido, Marielle Franco, Patrícia Galvão – conocida como Pagu –, Vito Gianotti, Rosa Luxemburgo y Paulo Freire son algunos militantes, autores e intelectuales que nomeiam las instalaciones colectivas de la escuela. En 2017, también se inauguró la cancha de fútbol Dr. Sócrates Brasileiro, en homenaje al jugador y simpatizante del MST.
La ENFF, internamente, cuenta además con la Brigada Apolonio de Carvalho, nombrada así en homenaje al internacionalista brasileño, la misma que reúne a más de 50 militantes que actúan y viven en la escuela y se turnan a lo largo de los años.
Comienzos
La construcción de la escuela, hace quince años, pudo darse gracias a una campaña de recaudación de fondos que contó con la participación de Chico Buarque, José Saramago y Sebastião Salgado, además del trabajo esencial de los militantes sin tierra.
Y es de esa forma que la Florestan continúa manteniéndose: con el apoyo de aquellos que creen en la urgencia de la formación política para la lucha internacionalista. En 2009, se creó la Asociación de Amigos de la Escuela Nacional Florestan Fernandes para reunir donaciones financieras y organizar todo tipo de ayuda para la escuela. Para formar parte de la asociación, clic aqui.
Edición: Vivian Fernandes | Traducción: Pilar Troya