Cinco meses después de la Fiscalía en Brasil recomendar cambios en los procedimientos para liberación comercial de Organismos Genéticamente Modificados (OMGs) o transgénicos en el país, la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) divulgó nuevas reglas que van a contramano de la recomendación.
El comienzo de enero entró en vigor una instrucción normativa que excluye el monitoreo de organismos que presentan, según la CTNBio, “riesgos insignificantes”. De acuerdo con el texto, la medida facilitará la liberación comercial cuando los riesgos se asocien a “daños reducidos y de ocurrencia insignificante en el tiempo de uso comercial”.
La inclusión de esos términos en la nueva normativa fue conmemorada por empresas del sector y del agronegocio. Sin embargo, el coordinador adjunto del Foro de Combate a los Impactos del Agronegocio en Rio Grande do Sul, Leonardo Melgarejo, afirma que no se puede medir o prever los impactos. Él considera el hecho de que, una vez cultivados, estos organismos pasan a formar parte del ecosistema, sin reversión caso se registre algún daño durante su producción y comercialización.
“El criterio que la CTNBio estableció es un chiste. Ellos hablan en ‘riesgo insignificante’ y afirman lo siguiente: si se considera el riesgo tan pequeño al punto de ser despreciable pero no se cuantifica el riesgo, se crea un criterio subjetivo donde alguien, en algún momento, podrá decir “eso no es relevante”.
História polémica
El comienzo del uso de transgénicos en la década de 1970 siempre ha sido blanco de cuestionamientos y polémicas. Actualmente Brasil es uno de los más grandes productores de transgénicos. Los OGMs representan casi la totalidad de los cultivos de soja, maíz y algodón del país.
No hay estudios conclusivos sobre los posibles impactos para la salud humana. Los argumentos favorables al incremento de la aplicación de esa técnica mencionan más productividad en los cultivos y plantas más resistentes a plagas que, teóricamente, demandarían menos agrotóxicos. Melgarejo señala que esa posibilidad no fue observada a lo largo del tiempo.
Aun según el especialista habría que invertir en investigaciones y monitoreo constante para analizar las posibilidades de daño a futuras generaciones.
“Hay estudios extranjeros que acompañan ratones que consumen transgénicos a lo largo de su vida, que demuestran el surgimiento de tumores cancerígenos a partir de 150 días. Esos síntomas, si comparamos con los efectos en humanos, iban a aparecer a partir de los 50, 50 años. Nosotros no consumimos transgénicos hace cincuenta años. Tal vez aparezcan nuevos procesos cancerígenos en los seres humanos en algunos años. Es posible que estos procesos ocurran lentamente”.
Decisión política
La aprobación unánime de la nueva norma en la CTNBio también es blanco de duras críticas. Melgarejo asevera que hace falta visibilizar análisis de especialistas vinculados a áreas de estudio como agricultura familiar y agroecología.
Entidades de defensa del medio ambiente y vinculadas a la producción de alimentos orgánicos señalan que el cultivo de OGMs disminuye la diversidad y pone en desventaja los cultivos tradicionales y orgánicos.
La recomendación de la Fiscalía divulgada en octubre del año pasado hace un alerta sobre la disminución de control mientras otros países tienen normas más estrictas,
“Las agencias reguladoras de otros países analizan la implementación de transgénicos de modo amplio, buscando identificar sus efectos inesperados sobre la salud humana y ambiente. Por ejemplo, Estados Unidos consideran que los transgénicos con toxinas deben pasar por el mismo procedimiento que los agrotóxicos convencionales”.
En Brasil no se utiliza este criterio y hay culturas de ese tipo con autorización de cultivo y comercialización. La legislación brasileña determina que agentes biológicos de control sean registrados como agrotóxicos, pero la CTNBio desconsidera la regla para liberación de OGMs de esa categoría.
Edición: Rodrigo Chagas