El 31 de marzo de 2020, un grupo de científicos de todo el mundo, desde la Universidad de Oxford hasta la Universidad Normal de Beijing, publicó un importante documento en Science. Este artículo - An Investigation of Transmission Control Measures During the First 50 Days of the COVID-19 Epidemic in China [Una investigación sobre las medidas de control de la transmisión en los primeros 50 días de la epidemia de covid-19 en China] – propone que, si el gobierno chino no hubiera iniciado la cuarentena en Wuhan y la respuesta de emergencia nacional, habría habido 744.000 casos adicionales confirmados de covid-19 fuera de Wuhan. “Las medidas de control adoptadas en China” argumentan los autores, “potencialmente tienen lecciones para otros países del mundo”.
En el informe de febrero de la Organización Mundial de la Salud después de una visita a China, los miembros del equipo escribieron: “Frente a un virus previamente desconocido, China ha desplegado el esfuerzo de contención de una enfermedad tal vez más ambicioso, ágil y agresivo de la historia”.
En este informe, detallamos las medidas adoptadas por los diferentes niveles del gobierno chino y por organizaciones sociales para frenar la propagación del virus y la enfermedad en un momento en que los científicos apenas habían empezado a acumular conocimiento sobre ellos y trabajaban en ausencia de una vacuna y un tratamiento farmacológico específico para la covid-19.
El surgimiento de un plan
En los primeros días de enero de 2020, la Comisión Nacional de Salud (CNS) y el Centro Nacional de Control y Prevención de Enfermedades (CCE) de China comenzaron a establecer protocolos para el diagnóstico, el tratamiento y las pruebas de laboratorio de lo que entonces se consideraba una “neumonía viral de causa desconocida”. La CNS y los departamentos de salud de la provincia de Hubei elaboraron un manual de tratamiento y lo enviraron a todas las instituciones médicas de la ciudad de Wuhan el 4 de enero, ese mismo día se impartió capacitación en toda la ciudad. Para el 7 de enero, el CCE de China aisló la primera cepa del nuevo coronavirus y tres días después, el Instituto de Virología de Wuhan (Academia China de Ciencias) y otros desarrollaron kits de prueba.
Para la segunda semana de enero, se sabía más sobre la naturaleza del virus, y comenzó a tomar forma un plan para contenerlo. El 13 de enero, la CNS dispuso a las autoridades de la ciudad de Wuhan que comenzaran a realizar controles de temperatura en puertos y estaciones y que redujeran las reuniones públicas. Al día siguiente, la CNS celebró una teleconferencia nacional que alertó a toda China sobre la virulenta cepa del nuevo coronavirus y para preparar al público para una emergencia de salud pública. El 17 de enero, el CNS envió siete equipos de inspección a las provincias de China para capacitar a los funcionarios de salud pública sobre el virus, y el 19 de enero la CNS distribuyó reactivos de ácido nucleico para los kits de prueba a los numerosos departamentos de salud de China. Zhong Nanshan – ex presidente de la Asociación Médica China – dirigió un equipo de alto nivel a la ciudad de Wuhan para llevar a cabo inspecciones los días 18 y el 19 de enero.
En los días siguientes, la CNS comenzó a entender como se transmitía el virus y como se podía detener esta transmisión. Entre el 15 de enero y el 3 de marzo, la CNS publicó siete ediciones de sus directrices. Una mirada a ellas muestra el desarrollo preciso de su conocimiento sobre el virus y sus planes de mitigación. Estos incluían nuevos métodos de tratamiento, incluyendo el uso de ribavirina y una combinación de medicina china y alopática. La Administración Nacional de Medicina China informó finalmente que el 90% de los pacientes recibieron medicina tradicional, que resultó ser eficaz en el 90% de ellos.
Para el 22 de enero, estaba claro que el transporte de entrada y salida de Wuhan debía ser restringido. Ese día, la Oficina de Información del Consejo de Estado instó a la población a no ir a Wuhan, y al día siguiente la ciudad fue básicamente cerrada. La cruda realidad del virus ya se había hecho evidente para todos.
Las acciones del gobierno
El 25 de enero, el Partido Comunista de China (PCC) formó un Grupo Directivo del Comité Central para la Prevención y el Control de la covid-19 con dos líderes: Li Keqiang y Wang Huning, a cargo. El presidente de China, Xi Jinping encargó al grupo la tarea de utilizar el mejor conocimiento científico al formular las políticas para contener el virus y que utilizara todos los recursos para anteponer la salud de las personas a consideraciones económicas. Para el 27 de enero, el viceprimer ministro del Consejo de Estado, Sun Chunlan dirigió un Equipo Central de Guía a la ciudad de Wuhan para dar forma a la nueva respuesta agresiva al control del virus, Con el tiempo, el gobierno y el Partido Comunista desarrollaron una agenda para enfrentar el virus, que puede resumirse en cuatro puntos:
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1. Prevenir la propagación del virus manteniendo no solo la cuarentena en la provincia, sino minimizando el tráfico dentro de la misma. Esto se complicó por el feriado del Año Nuevo Chino que ya había comenzado; las familias se visitarían entre sí e irían a los mercados (esta es la mayor migración humana de corto plazo, cuando casi los 1.400 millones de habitantes de China se reúnen en sus casas). Todo esto tenía que ser evitado. Las autoridades locales ya habían comenzado a utilizar los conocimientos epidemiológicos más avanzados para rastrear y estudiar la fuente de las infecciones y trazar la ruta de transmisión. Esto era esencial para detener la propagación del virus.
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2. Desplegar recursos para el personal médico, incluyendo equipo de protección para lxs trabajadorxs, camas hospitalarias para lxs pacientes, así como equipo y medicinas para tratar a lxs pacientes. Esto incluyó la construcción de centros de tratamiento temporales, incluyendo más tarde dos hospitales completos (Hospital Huoshenshan y Hospital Leishenshan). El aumento de exámenes requería mas kits de prueba, que tuvieron que ser desarrollados y fabricados.
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3. Asegurarse que, durante la cuarentena de la provincia, se pusieran a disposición de los residentes alimentos y combustible.
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4. Garantizar la divulgación de información al público basada en hechos científicos y no rumores. Con este fin, el equipo investigó todas y cada una de las acciones irresponsables que hubieran adoptado las autoridades desde los informes de los primeros casos hasta finales de enero.
Estos cuatro puntos definieron el abordaje adoptado por el gobierno chino y sus autoridades locales en febrero y marzo. Se estableció un mecanismo conjunto de prevención y control bajo la dirección de la CNS, con amplia autoridad para coordinar la lucha para romper la cadena de infección. La ciudad de Wuhan y la provincia de Hubei permanecieron virtualmente cerradas por 76 días hasta principios de abril.
El 23 de febrero, el presidente Xi Jinping se dirigió a 170.000 cuadros de los municipios, cuadros del Partido Comunista y oficiales militares de todas partes de China “esta es una crisis, pero también una prueba importante” dijo Xi. Todo el énfasis de China estará en luchar contra la epidemia y en poner a las personas primero, y al mismo tiempo, China se asegurará de que su programa económico a largo plazo no se vea perjudicado.
Comités barriales
Una parte clave, y poco divulgada, de la respuesta al virus fue la acción pública que define a la sociedad china. En la década de 1950, las organizaciones civiles urbanas – o juweihui – se desarrollaron como una forma para que los residentes en los barrios organizaran su seguridad y ayuda mutua. En Wuhan, a medida que se desarrollaba la cuarentena, eran los miembros de los comités barriales quienes iban de puerta en puerta para comprobar la temperatura, entregar comida (en particular a lxs ancianxs) y suministros médicos. En otras partes de China, los comités barriales establecieron puntos de control de temperatura a la entrada de los barrios para monitorear a las personas que entraban y salían, se trataba de salud pública de forma descentralizada. Hasta el 9 de marzo, 53 personas que trabajaron en estos comités habían perdido sus vidas, 49 de ellas eran miembros del Partido Comunista.
Los 90 millones de miembros del Partido Comunista y los 4,6 millones de organizaciones de base del partido ayudaron a dar forma a la acción pública en todo el país y en la primera línea de las 650.000 comunidades urbanas y rurales chinas. Lxs trabajadorxs médicos que son miembros del partido viajaron a Wuhan para ser parte de la respuesta médica de primera línea. Otrxs integrantes del partido trabajaron en los comités barriales o desarrollaron nuevas plataformas para responder al virus.
La descentralización definió respuestas creativas. En la aldea Tianxinqiao, el pueblo Tiaoma, el distrito Yuhua, Changsha, provincia de Hunan, Yang Zhiqiang – un locutor de la aldea – utilizó la “voz alta” de 26 altavoces para instar a los aldeanos aƒDi que no se visitaran en Año Nuevo y a que no cenaran juntos. En Nanning, en la Región Autónoma de Guangxi Zhuang, la policía utilizó drones para tocar sonido de trompetas como recordatorio de no violar la cuarentena.
En Chengdu, provincia de Sichuan, 440.000 personas formaron equipos para hacer una serie de acciones públicas para detener la propagación del virus: difundieron las normas sanitarias, tomaron la temperatura, entregaron alimentos y medicinas y encontraron formas de entretener a la población, que de otro modo estaría traumatizada. Los cuadros del Partido Comunista lideraron, reuniendo a empresas, grupos sociales y voluntarios en una estructura local de autogestión. En Beijing, los residentes desarrollaron una aplicación que envía a lxs usuarixs registrados avisos sobre el virus y crea una base de datos que puede ser utilizada para monitorear el movimiento del virus en la ciudad.
Intervención médica
Li Lanjuan fue una de las primeras médicas en llegar a Wuhan; ella recuerda que cuando llegó los exámenes “eran difíciles de conseguir” y la situación con los suministros era “bastante mala”. En pocos días, dijo, más de 40.000 trabajadores médicos llegaron a la ciudad y los pacientes con síntomas leves fueron tratados en centros de tratamiento temporal, mientras que los que habían sido gravemente afectados fueron llevados a los hospitales. Los equipos de protección, exámenes, ventiladores y otros suministros llegaron rápido. “La tasa de mortalidad se redujo enormemente”, dijo la Dra. Li Lanjuan. “En solo dos meses, la situación de la epidemia en Wuhan estaba básicamente bajo control”.
De toda China llegaron 1.800 equipos epidemiológicos – con cinco personas en cada equipo – para hacer encuestas a la población. Wang Bo, líder de uno de los equipos de la provincia de Jilin dijo que su equipo realizó encuestas epidemiológicas “peligrosas y exigentes” puerta a puerta. Yao Laishum, miembro de uno de los equipos de Jilin, dijo que en cuestión de semanas su equipo había llevado a cabo encuestas epidemiológicas a 374 personas y había localizado y monitoreado a 1.383 contactos cercanos; esta era una labor esencial para localizar a los infectados y tratarlos, así como a los que debían ser aislados si aún no presentaban síntomas o si sus pruebas resultaban negativas. Hasta el 9 de febrero, las autoridades de salud inspeccionaron 4,2 millones de hogares (10,59 millones de personas) en Wuhan; esto significa que inspeccionaron al 99% de a población, un trabajo gigantesco.
La velocidad de la producción de equipamiento médico, en particular de los equipos de protección para los trabajadores de la salud, deja sin aliento. El 28 de enero, China fabricaba menos de 10.000 equipos de protección personal (EPP) al día y para el 24 de febrero, su capacidad de producción excedía los 200.000 diarios. El 1 de febrero, el gobierno produjo 773.000 tests de prueba por día, para el 25 de febrero estaba produciendo 1,7 millones de kits por día, para el 31 de marzo se producían 4,26 millones de tests de prueba al día. Por orden de las autoridades, las plantas industriales se dedicaron a fabricar equipos de protección, ambulancias, ventiladores, monitores de electrocardiógrafo, máquinas de terapia de humidificación respiratoria, analizadores de gases sanguíneos, máquinas de desinfección de aire y máquinas de hemodiálisis. El gobierno centró su atención en asegurarse de que no hubiera escasez de ningún equipo médico.
Chen Wei, una de las principales virólogas de China que había trabajado en la epidemia de SARS de 2003 y que fue a Sierra Leona en 2015 para desarrollar la primera vacuna contra el ébola, se apresuró a ir aWuhan con su equipo. Establecieron un laboratorio de pruebas portátil el 30 de enero, para el 16 de marzo, su equipo había producido la primera vacuna para el nuevo coronavirus que fue a ensayos clínicos, Chen fue una de las primeras en ser vacunadas como parte de las pruebas.
Asistencia
Poner en cuarentena a una provincia de 60 millones de habitantes durante más de dos meses y poner sustancialmente en cuarentena a un país de 1.400 millones de habitantes no es fácil. El impacto social y económico siempre iba a ser muy grande. Pero el gobierno chino en sus primeras directrices dijo que el impacto económico en el país no iba a definir la respuesta; el bienestar de la gente tenía que ser dominante en la formulación de cualquier política.
El 22 de enero, antes de la creación del Grupo Directivo, el gobierno emitió una circular que decía que el tratamiento médico para los pacientes de covid-19 estaba garantizado y que sería gratis. A continuación, se formuló una política de reembolsos médicos, que decía que los gastos por medicamentos y servicios médicos requeridos para tratar la covid-19 serían completamente cubiertos por el fondo de seguro, ningún paciente tendría que pagar nada.
Durante la cuarentena, el gobierno creó un mecanismo para asegurar el suministro constante de combustible y alimentos a precios normales. Empresas estatales como China Oil and Foodstuffs Corporation, China Grain Reserves Group, y China National Salt Industry Group [Corporación de Aceite y Alimentos de China, Grupo de Reservas de Cereales de China y Grupo de la Industria de la Sal Nacional de China] aumentaron su suministro de arroz, harina, aceite, carne y sal. La Federación de Cooperativas de Suministro y Comercialización de toda China ayudó a las empresas a conseguir una conexión directa con las cooperativas de agricultores; otras organizaciones como la Cámara de Comercio Agrícola Industrial de China se comprometieron a mantener la estabilidad de la oferta y los precios. El Ministerio de Seguridad Pública se reunió el 3 de febrero para para tomar medidas enérgicas contra la especulación de precios y el acaparamiento. Hasta el 8 de abril, las organizaciones de la fiscalía de China investigaron 3.158 casos de delitos penales relacionados con la epidemia. El Estado ofreció apoyo financiero a las pequeñas y medianas empresas; a cambio, las empresas reformaron sus prácticas para garantizar ambientes de trabajo seguros. La Guangzhou Lingnan Cable Company por ejemplo, escalonó las pausas para el almuerzo, tomó la temperatura a los trabajadores, desinfectó el área de trabajo periódicamente, se aseguró de que los ventiladores funcionaran y proporcionó al personal equipo de protección como mascarillas, gafas, loción para las manos y desinfectantes a base de alcohol.
Cuarentena
Un estudio publicado en The Lancet por cuatro epidemiólogos de Hong Kong muestra que la cuarentena y el cierre de Wuhan desde fines de enero impidió la propagación de la infección fuera de la provincia de Hubei; las grandes ciudades como Beijing, Shanghai, Shenzhen y Wenzhou, escriben, vieron un colapso en el número de infecciones en las dos semanas siguientes al cierre parcial. Sin embargo, escriben los académicos, como consecuencia de la virulencia de la covid-19 y la ausencia de inmunidad colectiva, el virus podría tener una segunda ola. Esto es algo que preocupa al gobierno chino, que continua vigilante respecto a este nuevo coronavirus.
Sin embargo, luces de celebración relumbraron en toda Wuhan cuando se levantó la cuarentena. El personal médico y los voluntarios respiraron con alivio. China había sido capaz de usar sus considerables recursos – su cultura e instituciones socialistas – para romper la cadena rápidamente.
(Esta es la tercera parte de una serie de tres, la primera está disponible aquí y la segunda aquí.)
Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista. Es compañero de escritura y corresponsal en jefe en Globetrotter, un proyecto del Independent Media Institute. Es editor en jefe de LeftWord Books y el director del Instituto Tricontinental de Investigación. Ha escrito más de 20 libros, incluyendo Las naciones oscuras, una historia del tercer mundo, (Atalaya, 2012), Las naciones pobres. Una historia posible del sur global (Península, 2014), The Death of the Nation and the Future of the Arab Revolution (University of California Press, 2016) y Una estrella roja sobre el tercer mundo (Batalla de Ideas, 2019). Escribe regularmente para Frontline, the Hindu, NewsClick, AlterNet y BirGün.
Du Xiaojun trabaja como traductor en Shanghai. Investiga sobre relaciones internacionales, comunicación intercultural, y lingüística aplicada.
Weiyan Zhu es abogada en Beijing. Tiene interés en asuntos sociales y políticos.
Este artículo fue producido por Globetrotter, un proyecto del Independent Media Institute.
Edición: Luiza Mançano