“Me emociono al hablar, porque tuvimos tanto cuidado, tanto cuidado y la persona vuelve a trabajar y en la primera semana agarra covid”. El desahogo es de la conductora escolar, Vânia da Silva Feitoza, de 37 años, sobre su marido que permaneció una semana en una unidad de cuidados intensivos (UCI) recibiendo tratamiento para la enfermedad contraída en la vuelta al trabajo, con la flexibilización de la cuarentena en el estado de São Paulo.
Alberto da Silva Feitoza, de 38 años, es metalúrgico y estaba en aislamiento social desde hace tres meses cuando la empresa, una montadora de vehículos localizada en la ciudad de São Bernardo do Campo, en la Gran São Paulo, convocó a sus empleados para volver a las actividades, motivada por el anuncio del gobernador João Doria (PSDB) de que la región estaría apta para apertura de los servicios.
Fueron apenas cinco días dentro de la fábrica hasta que Feitoza contrajera la covid-19. El comenzó a sentir síntomas el 5 de junio, fue al médico el fin de semana para evitar la transmisión a los colegas de la empresa y no retornó más durante los próximos 20 días que estaba en tratamiento por la enfermedad. Llegó a estar internado y a tener un cuadro de gravedad media.
El trabajador es uno de los más de 220 mil casos confirmados de infección del nuevo coronavirus después del inicio de la flexibilización en São Paulo, estado con mayor número de casos y defunciones de Brasil desde el comienzo de la pandemia. En total, según datos del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (CONASS), 341.365 personas fueron infectadas y 16.788 murieron como consecuencia de la enfermedad en el estado.
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Aunque el gobierno paulista sustente una narrativa de estabilización en el número de casos y defunciones para mantener el plan de reapertura, en opinión de especialistas, la administración del gobernador Doria no tomó en consideración los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Eso, sumado a la negligencia de empresas y funcionarios públicos, habría mantenido la curva creciente de personas infectadas y víctimas fatales.
La familia dice que cumplió al pie de la letra la cuarentena, sin visitas a vecinos o familiares. Las únicas salidas de casa eran idas planeadas al mercado. Feitoza pondera que la empresa también adoptó protocolos de prevención, como el uso de mascarillas, alcohol en gel, y medición de la temperatura en las entradas de los autobuses que hacen el traslado de los trabajadores. No fue suficiente para evitar que el y otros colegas contrajeran la enfermedad.
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En la visión del trabajador, el retorno al trabajo fue precoz. Incluso con las medidas de protección en la fábrica, no hay como controlar las acciones individuales de los empleados fuera del ambiente de trabajo y cita, por ejemplo, que percibe que los más nuevos tienen menos cuidado con el uso de mascarilla y aislamiento.
Feitoza ya volvió al trabajo, pero todavía está haciendo un seguimiento de las secuelas de la enfermedad. Incluso sin tener ninguna enfermedad de grupo de riesgo, estaba en riesgo de trombosis debido a la coagulación de la sangre causada por el virus. Su hija de 13 años y su esposa no presentaron ningún síntoma, pero no se hicieron la prueba, al igual que sus compañeros de trabajo.
¿Empleo o salud?
En la capital, São Paulo, la covid-19 y la negligencia también marcaron la vuelta al trabajo de la asistente financiera, Marisa Martins*, de 60 años. La trabajadora de una empresa de accesorios de moda estaba en home office desde marzo, pero en junio, también en el inicio de la flexibilización de la cuarentena, el patrón exigió el retorno a la oficina.
Mascarillas, unos usaban, otros no. Inclusive, el director de la empresa se niega a usar mascarilla, incluso ahora.
Aunque el patrón se haya ofrecido para “cualquier ayuda que necesitara”, ella señala que no se adoptó ningún otro procedimiento, como la separación de los otros empleados de la empresa que tuvieron contacto con ella o un posible retorno al home office. Según ella, ni siquiera se cumplían las medidas básicas de protección en el ambiente de trabajo.
“Primero, el alcohol en gel. Yo llevaba el mío, la empresa no tenía. Después de muchos reclamos de los empleados, la empresa puso. Mascarillas, unos usaban, otros no. Inclusive, el director de la empresa se niega a usar mascarilla, incluso ahora.”
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El estado de São Paulo tenía 289.935 casos confirmados del nuevo coronavirus y 15.030 defunciones hasta el 1º de junio. Ahora son 349.715 casos, 17.118 víctimas fatales y una media de 69,6% de ocupación de las camas de UCI en los últimos siete días.
Riesgo de aumento de casos
La integrante de la Sociedad Brasileña de Infectologia (SBI) y profesora de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), Raquel Stucchi, alerta que, con la ampliación de la apertura del comercio, restaurantes, bares, gimnasios y salones de belleza, a partir de esta semana en la capital paulista hay una probabilidad de que haya un aumento del contagio debido no sólo a la exposición en los lugares de trabajo, sino en el transporte público.
La infectóloga explica que ni en São Paulo ni en ningún otro lugar del país hubo una disminución significativa de la transmisión de la enfermedad para la definición del retorno de las actividades, como sucedió en Europa.
“Ningún país tuvo la conducta que Brasil está tomando, que las ciudades están tomando, que es admitir o permitir flexibilización cuando aún no se llegó a la bajada del pico. Entonces exactamente lo que va a suceder va a ser al estilo brasileño de ser, vamos a aprender ahora lo que será y posiblemente en muchas regiones vamos a tener 14 días que se abre, 14 días que se cierra, 14 días que se abre, 14 días que se cierra”, resalta.
Este viernes (10), Brasil termina la segunda semana de julio con 69.184 muertes por la covid-19. El número total de personas infectadas desde que el virus llegó oficialmente al país es de 1.775.779. Segundo lugar entre las naciones que más registran pacientes en el mundo todo, Brasil tiene casi un millón más de contaminados que la India, país que ocupa la tercera posición en la lista.
Medidas de protección
Para el retorno de las actividades y mayor control de la pandemia, la especialista enfatiza que hay necesidad de medidas por parte de las empresas, gestores públicos e individuales.
En el caso de los lugares de trabajo, debe haber planificación por parte del empleador para garantizar espaciamiento mayor entre las personas, turnos a la hora del refrigerio para que los empleados no estén todos juntos en un espacio pequeño y cerrado, disponibilidad de alcohol en gel, refuerzo del uso correcto de las mascarillas, higienización del local y ambientes aireados.
Factores que dependen de los gestores públicos son la garantía de transporte público sin aglomeración de personas en los puntos o dentro de los vehículos y el control del horario de atención de los establecimientos para que no haya concentración de personas en los mismos períodos.
Otro punto levantado por la infectóloga es la concientización. “Cada uno debe percibir que tiene un papel importante en esto individualmente, independientemente de cuanto esta flexibilizado en su región.
¿Cómo voy a hacer esto? Manteniendo el distanciamiento social, en la medida que puedo, el uso correcto de las mascarillas e higienización de las manos, por el momento, es la única cosa que tenemos que realmente sabemos que bloquea la transmisión del virus”, concluye.
*Nombre ficticio para proteger la identidad de la entrevistada
Edición: Rodrigo Chagas