Las manifestaciones con policías armados en Argentina la semana pasada levantaron sospechas sobre las posibles motivaciones políticas para desestabilizar al gobierno o de Alberto Fernández (Frente de Todos). Además de las analogías con el golpe de Bolivia, los análisis señalan la actuación de fuerzas políticas de oposición en la organización de las protestas.
La derecha argentina apuesta por la movilización callejera y virtual. Para ello, propaga discursos negacionistas y noticias falsas con el uso de robots en las redes sociales Las manifestaciones empezaron con cacerolazos frecuentes desde las ventanas y balcones contra las medidas del gobierno. Después, las convocatorias avanzaron a las calles y son cada vez más numerosas.
Los temas de la oposición son diversos, van desde el combate a la agenda del gobierno como la expropiación de la cerealera Vicentin o el reciente proyecto de ley de reforma judicial, hasta medidas relacionadas con la pandemia, aunque sean recomendaciones sanitarias globales, como las de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de las frecuentes protestas anticuarentena en la capital de Buenos Aires / Agencia Télam
Esta semana una protesta anticuarentena en la capital federal terminó con una quema colectiva de mascarillas. La escena, grabada por los manifestantes, mostraba personas sacándose sus mascarillas y depositándolas en una pequeña hoguera improvisada en el centro de la ciudad.
La destrucción de uno de los principales instrumentos de protección para evitar el contagio del coronavirus simboliza una de las principales consignas de la actual derecha organizada en el país frente a la cuarentena: el derecho a la libertad.
"El gobierno actual empezó con una posición muy firme de restricciones a la circulación y a las actividades, que rindieron muy buenos resultados", afirma el analista político Jorge Bernetti. "Pero la presión de la derecha llevó a una liberación progresiva de actividades en la ciudad de Buenos Aires, gobernada por la derecha, y que está presionando también en todo el país, especialmente en las provincias en donde la derecha gobierna", completa.
Un análisis realizado por el cientista político e investigador Ernesto Calvo señala que personas alineadas a gobiernos que toman medidas de cuidado respecto al coronavirus perciben la crisis sanitaria como más amenazante, mientras las que siguen políticas negligentes respecto a la covid-19 tienen más preocupación por la economía y por perder el empleo.
Representada actualmente por la coalición Juntos por el Cambio y el macrismo, en referencia al ex presidente Mauricio Macri (PRO), la derecha actual ganó cuerpo en 2015 a partir de esa alianza que Bernetti clasifica como inédita. Tras la derrota electoral el año pasado, el grupo volvió a ganar presencia en los últimos meses.
"El liberalismo actual, de alguna manera, no cree en el colectivo, sino en el 'sálvese quien pueda', y llega al colmo de luchar por la libertad de contagiarse", afirma el sociólogo Ezequiel Saferstein. Él es investigador de la relación entre las derechas y producciones culturales en Argentina, y llama la atención sobre un aspecto importante de las derechas en el país: la validación de discursos.
Modos de legitimar narrativas
Golpes recientes en América Latina y la propia elección de Jair Bolsonaro en 2018, en Brasil, evidencian cómo la disputa de narrativas es central en la política actual. Para ello, actúan fuertemente en las redes sociales. Esa organización virtual, en Argentina, está representada por dos grupos, según Calvo: uno más ligado a la agenda política y al partido PRO, y otro más activo y ligado a la inteligencia y a la derecha internacional, con el uso de robots.
"La derecha ha sido mucho más eficiente para utilizar estas herramientas y activar a su base", analiza Calvo. "Los discursos son nacionalistas, xenófobos, y representan la minoría del voto. Sin embargo, no solamente ha elegido a Trump como dominan las discusiones en el debate público", resalta.
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A ejemplo de ello, se observa en Brasil la creciente difusión por WhatsApp de fake news sobre la cuarentena en Argentina, y tweets frecuentes de la familia Bolsonaro dando un carácter de autoritarismo al gobierno Fernández.
Aliado a las estrategias virtuales, recursos tradicionales como la publicación de libros se revelan como modos efectivos de validación de discursos. En Argentina, nombres como Agustín Laje y Nicolás Márquez surgen como representantes de la nueva derecha, poseen muchos seguidores y publican libros.
El mundo del libro es un mundo de autorización, de legitimidad.
"No son personas que serían reconocidas en la academia, sino que poseen sus propios circuitos de legitimidad", afirma Saferstein.
"En los eventos de presentación de los libros, así como en otros eventos políticos, hay una propuesta de sociabilidad y militancia. Son prácticas que tal vez estuvieron reducidas a las izquierdas y que hoy las derechas incorporan y son efectivas. Hay que prestar atención a ese movimiento, y no subestimarlo, no ridicularizarlo, sino intentar comprender cómo se construyen esas articulaciones de discursos, creencias e imaginarios."
Edición: Luiza Mançano
