Cuando se declaró el aislamiento social y obligatorio en Argentina, el estado de emergencia causó aumento de precios. Un paquete de alcohol en gel de 60 ml pasó a costar AR$ 200. Pero después del Decreto de Precios Máximos, es posible comprar con casi el mismo valor, AR$ 250, un paquete de 250 ml – casi cuatro veces más.
Precios Máximos es una de las medidas aplicadas en la pandemia, para proteger a la población de la especulación, estableciendo precios máximos para ítems de la canasta básica de alimentos y esenciales. La medida vale hasta octubre pero puede ser prorrogada. Los precios de medicamentos, alquileres y servicios como telefonía e internet también fueron declarados por el gobierno como servicios esenciales.
La ganancia de los empresarios debe ser razonable, y no de forma que perjudique el nivel de vida de los sectores sociales más pobres.
La política de congelamiento de precios suele generar temor por el desabastecimiento. A pesar de que algunos analistas apuntaron esta posibilidad al principio, no hubo este problema.
"La existencia de mercados oligopólicos o monopólicos podría dar lugar a comportamientos opuestos a los del imaginario neoliberal: la producción del sector podría incrementarse como consecuencia de la regulación de su precio", concluye el economista e investigador Andrés Asiain en un análisis publicado sobre la aplicación de precios máximos. Eso sucedería porque una empresa líder tiene la opción de bajar el valor en relación a empresas menores del mismo sector y seguir teniendo ganancias, aunque con un menor nivel de rentabilidad extraordinaria.
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Contar con este tipo de políticas es fundamental para la organización de un país, según Hector Polino, economista y fundador de la ONG Consumidores Libres.
"La ganancia de los empresarios debe ser razonable, y no de forma que perjudique el nivel de vida de los sectores sociales más pobres, e incluso de la clase media, que también sufre las consecuencias de esas actitudes antisociales y abusivas de los grandes grupos de poder económico."
"28 grandes empresas, todas de capital extranjero, concentran el 80% de la producción de los productos de la canasta básica de alimentos y artículos de limpieza. Esos grandes grupos económicos son formadores y 'deformadores' de precios, al mismo tiempo."
Embate con el sector empresarial
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el valor de la canasta básica de alimentos tuvo un incremento del 20% este año. Por otro lado, los índices de salarios apuntan un promedio del 13% de incremento, una discrepancia importante en el acceso a mercaderías cotidianas.
Actualmente, la canasta básica de alimentos en Argentina es compuesta por ítemes como arroz, fideos, pan, carnes, legumbres, yerba. Son más de 2.300 productos tablados con los precios máximos, al principio referentes a los precios de marzo de este año. En una negociación con el sector industrial, las empresas de alimentos pudieron hacer ajustes de hasta 4,5%, en julio.
28 grandes empresas, todas de capital extranjero, concentran el 80% de la producción de los productos de la canasta básica.
A fines de agosto, poco antes de la última renovación de Precios Máximos, representantes de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), cámara que agrupa las empresas alimenticias, solicitaron el fin de la medida en reunión con el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas. Enfatizaron que, por otro lado, apoyan el programa Precios Cuidados, y pidieron la manutención solamente de este programa.
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Lanzado en 2014, en el gobierno de Cristina Kirchenr, el Precios Cuidados es asimilado y visto positivamente por el mercado, por haber generado incremento de ventas a través de la política de referencia de precios. Cuenta con la adhesión voluntaria de mayoristas y minoristas, y el programa es también reconocido y exitoso entre los consumidores, que identifican a los productos con precios cuidados por un sello azul en las góndolas.
Debido a la alta inflación que caracteriza la economía argentina, los Precios Cuidados presentan una estabilidad de valor de productos a lo largo del tiempo. "Hace más de 15 años, tenemos una inflación de moderada a alta", apunta el economista Sergio Chouza. "Sin una referencia de precio, hay una ruptura del precio relativo. Dificulta establecer el valor de un kilo de yerba en comparación al paquete de galletitas. Y esas referencias permiten ordenar los precios en la economía."
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De esta manera, la alta inflación afecta el valor de productos de la canasta básica en el país. Para Pinolo, el incremento hubiera sido mucho más grande sin la estipulación por decreto de los precios máximos. "Sin el decreto, la situación sería aún peor. Hay que acentuar el control y aplicar las normas legales vigentes, como, por ejemplo, la ley de observatorio de precio", afirma, refiriéndose a la ley que determina la fiscalización de la evolución de los precios, desde la materia prima hasta las góndolas.
Sin embargo, los últimos meses fueron marcados por una desaceleración de la inflación en Argentina, algo que también es reflejo de la pandemia y del congelamiento de precios de productos y servicios. "En 2019, el país cerró en el 53,8% de inflación anual, y, ahora, levemente por arriba del 40%. Es probable que el año cierre en la zona del 30 al 35% de inflación", analiza Chouza. "No es una baja para festejar o que soluciona el problema, porque no es normal tener una inflación anual en 30%, pero es un primer paso para seguir desinflando."
Otro factor importante en el contexto de la economía argentina es el cambiario. Más controlado este año, puede presentar un escenario favorable para una mayor estabilidad de la economía del país post pandemia.
Edición: Pilar Troya