“La vida en la ciudad no es fácil. Porque todo se tiene que buscar en el mercado. Lo vemos en los ojos de las personas, de nuestros jóvenes. Muchos aquí parece que perdieron la esperanza de vivir. Y mucha gente ya desistió, ni quiere volver a la comunidad nueva, porque ya pasaron cinco años, no hay ninguna casa lista, y la Fundación Renova miente mucho”. El desahogo es de la agricultora Maria Geralda Oliveira da Silva, que vivía en Paracatu de Baixo, en Mariana (MG), hasta el 5 de noviembre de 2015. La Fundación Renova una empresa creada por Samarco para reparar el daño causado a las víctimas.
En esa fecha, la represa de Fundão, de propiedad de la Samarco –empresa controlada por Vale y BHP Billiton– se rompió y arrojó 50 millones de metros cúbicos de relaves de mineral de hierro a lo largo de toda la cuenca del Rio Doce.
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Cinco años después, 334 familias de Bento Rodrigues, Paracatu de Baixo y Gesteira –distritos que fueron totalmente devastados– no han sido reasentadas. Es el caso de Maria Geralda, que está viviendo en Mariana con cinco de sus seis hijos.
De acuerdo con información de la Fundación Renova, las obras de la nueva comunidad de Paracatu de Baixo están en curso, como movimiento de tierra de las vías de acceso y de las áreas de los lotes, obras de desagüe pluvial, redes de agua y de alcantarillado. Sin embargo, Maria Geralda, que forma parte del grupo de damnificados que fiscaliza las obras, alerta que no existe ninguna casa construida.
“Lo que hay son seis bases, que fueron hechas en mayo y están sin cambios. Y hasta hoy no tuvimos respuesta de como va a ser el agua. Tenemos miedo de tener casa, pero no tener agua”, comenta.
Bento Rodrigues
Bento Rodrigues, el primer distrito en ser afectado por el lodo, tiene las obras un poco más avanzadas. Según la Fundación Renova, las obras de infraestructura y de bienes comunales del reasentamiento están en su fase final, como la pavimentación de la vía de acceso, además de energía eléctrica, redes de agua y alcantarillado que están por terminarse. El plazo para entrega de las comunidades listas ya fue aplazado tres veces, pasando de marzo de 2019 a febrero de 2021.
La nueva comunidad de Gesteira aún no comenzó a ser construida y su proyecto conceptual espera aprobación en la Justicia Federal.
“Por como caminan las obras, sabemos que la Fundación Renova jamás tendría capacidad cumplir ese plazo, incluso si no hubiera pandemia. No sabemos cual es su propósito, viene postergando, cometiendo errores básicos de ingeniería. Todo lleva a creer que esos errores son a propósito, con el fin de extender más el plazo y, en consecuencia, dar sobrevida a la Fundación y a los funcionarios que trabajan en ella”, critica Mauro Marcos da Silva, comerciante cuya casa fue destruida en Bento Rodrigues.
Hoy también vive con su familia en Mariana y espera la construcción del nuevo Bento.
Comunidades subordinadas a las empresas
Para Leticia Faria, del Movimiento de Afectados por Represas (MAB), la demora en la entrega de las obras está relacionada con el modelo de reparación realizado por la Fundación Renova, que “protege la imagen de las empresas, hizo buena propaganda de lo que se está haciendo y crea un precedente para que todas las futuras reparaciones, sea de rompimiento o construcción de represas, sean hechas por una fundación privada. Es una estrategia de aumentar el poder de las empresas en los territorios. Vemos que existen recursos financieros para hacer toda la reparación de forma adecuada y justa, pero que hay una decisión política de no hacerlo. La reparación no se hace porque el objetivo es mantener a las comunidades subordinadas a las empresas”, completa.
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¿Vida nueva?
Además de la demora y del miedo de no tener una reparación justa, los damnificados por el crimen de la Samarco/Vale/BHP aún sufren por las pérdidas que tuvieron. El lodo dejó 19 personas muertas, derribó casas, se llevó pertenencias, documentos, mató animales, destruyó plantaciones y asoló los modos de vida de las comunidades.
“Nunca más vamos a vivir igual, en el nuevo lugar no vamos a tener la misma convivencia que teníamos en el antiguo Paracatu. Éramos como familia. Hoy todo el mundo está diferente, la propia Fundación fue poniendo a las personas unas contra otras”, comenta Maria Geralda.
Con un sentimiento parecido, Mauro cree que los más jóvenes tendrán más facilidad en adaptarse en los reasentamientos, lo que va a ser difícil para los adultos. Bento, donde Mauro vivía, “era un lugar tranquilo, un pueblo del siglo XVIII, que tenía sus particularidades: el compartir, la amistad, sentarse en las aceras, compartir lo poco que teníamos con los vecinos... Y eso siento que en el reasentamiento se va a perderse. Porque las personas, a lo largo de cinco años, se habituaron a la vida en la ciudad. Rescatar el vínculo de pertenencia va a ser difícil”, señala.
Casa solidaria
Para denunciar la lentitud y negligencia en la construcción de las nuevas comunidades, los damnificados organizados en el MAB iniciaron, en noviembre del año pasado, la construcción de una casa a partir del trabajo colectivo y solidario. Yolanda Gouveia, su marido Douglas Basilio y sus tres hijos fueron los escogidos para vivir en la casa nueva, que será inaugurada el 30 de octubre.
Hasta hoy, la familia de Yolanda no fue reconocida como damnificada por el crimen de la Samarco/Vale/BHP. La casa en que vivían sufrió el impacto de movimientos de la maquinaria pesada de minería en las obras de reparación en Barra Longa. Las paredes presentan rajaduras y por ende, riesgo para las personas.
El proyecto de la casa solidaria fue realizado por el Grupo de Estudios e Investigación Socioambiental (GEPSA), de la Universidad Federal de Ouro Preto, junto con el Observatorio del Reasentamiento: red de acciones y apoyo a los damnificados en los municipios de Mariana y Barra Longa.
Fonte: BdF Minas Gerais
Edición: Elis Almeida