Sentencia historica

Argentina condenada por racismo por la Corte Interamericana de Derechos Humanos

Caso del activista afrouruguayo asesinado por la policía argentina en 1996 todavía no tiene responsables por el crimen

Brasil de Fato | Buenos Aires, Argentina |
José Delfín Acosta Martínez fue asesinado por la policía de Buenos Aires con 32 años, al defender dos afrobrasileños de detención arbitraria - Reproducción

Argentina fue condenada por racismo por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en una sentencia que atribuye al Estado la responsabilidad por el asesinato del activista afrouruguayo José Delfín Acosta Martínez, el 5 de abril de 1996, por la policía de la ciudad de Buenos Aires.

La conclusión fue publicada el 31 de agosto en un reconocimiento internacional e histórico, en un país con profundas cuestiones de invisibilización del racismo y de la presencia de negros y afrodescendientes en el país. La sentencia sólo vino al público en octubre y fue impulsada por la propia familia Acosta Martínez.

A pesar de la importancia del reconocimiento internacional, tanto el caso como la sentencia de la Corte IDH fueron poco divulgados en el país. La cuestión racial es poco discutida en Argentina, que suele sostener el discurso de que no hay personas negras en el país, con justificaciones como que las guerras o enfermedades, principalmente, explicarían la supuesta inexistencia de afroargentinos.

La Corte determina el plazo de un año para que Argentina publique la sentencia completa en el boletín oficial del país.

24 años luchando por justicia

El caso fue cerrado dos veces, con la constatación de una autopsia realizada en Argentina y versiones policiales contradictorias: la primera decía que José tuvo un ataque epiléptico (a pesar de no tener epilepsia) y, la segunda, que él mismo se saco su ropa y se golpeó hasta provocar su propia muerte.

Solamente tras lograr el cuerpo, las autopsias realizadas en Uruguay comprobaron la causa de muerte por los golpes sufridos. En esa instancia, también fue posible revisar la conclusión de los estudios argentinos: la cantidad de drogas que, al principio, estaba registrada en el cuerpo de José era proporcional a un estado de coma.

"Están todos comprados, el juez, el fiscal. Todos corruptos", afirma el hermano de José, Ángel Acosta. Además de agotar las instancias legales posibles en Argentina, denuncia que recibió una serie de amenazas y llegó a sufrir atentados.

"Me atropellaron varias veces", cuenta. En 2004, un atropellamiento provocó fracturas graves y lo llevó a pedir asilo político en España.

 Me felicitan por la sentencia de la Corte IDH. Pero la verdad es que todavía no se hizo justicia.

Acompañamiento

El Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) es uno de los organismos del Estado que debe acompañar casos como el de José, en Argentina.

Sin embargo, Emiliano Montini, director de Asuntos Jurídicos del Instituto, refuerza que la institución no posee un gran repertorio de acompañamiento judicial de los casos que recibe.

"Apenas recientemente nos involucramos en un caso, que fue el travesticidio de Diana Sacayán. Nos presentamos como querellantes", cuenta.

"Con esa gestión, estamos buscando estar más activos e instalar el debate sobre el racismo estructural en el país", resalta.

Conoce más: Justiça argentina retira agravante de travesticídio no caso da ativista Diana Sacayán

El INADI registró, entre 2008 y 2019, 26.975 casos y denuncias de racismo en Argentina. Según el informe divulgado por el Instituto, casi un tercio de las denuncias se refieren a discriminación contra personas migrantes latinoamericanas seguidas del aspecto físico, la condición económica y el color de la piel.

Comprenda el caso

El caso ocurrió a la salida del bar porteño Maluco Belleza, frecuentado especialmente por la comunidad afro en la ciudad de Buenos Aires.

Conforme registrado en diversas declaraciones de testigos y en la descripción del caso en la Corte IDH, tras un corte de luz, los presentes salieron a la calle, cuando ya amanecía.

Un patrullero de la policía federal llegó al local debido a una denuncia anónima sobre una supuesta persona armada que estaría provocando disturbios en el local, según el jefe de la comisaría nº 5.

Un afrobrasileño fue abordado por los policías, y su hermano intentó defenderlo. Los policías detuvieron a ambos, y, al percibir el abordaje violento y arbitrario solamente a personas negras presentes en el local, José Acosta Martínez intervino.

De la misma manera que los dos afrobrasileños, José fue detenido arbitrariamente y llevado a la comisaría, en donde falleció por una convulsión provocada por patadas y palizas. "Los policías no soportaron que mi hermano exigiera sus derechos", afirma Ángel.

Un caso emblemático

José y Ángel migraron de Uruguay por la constante represión policial contra las reuniones de candombe – una expresión cultural afro mantenida como patrimonio por los Acosta Martínez.

"Somos descendientes de una de las familias africanas más antiguas de Uruguay, que preserva el candombe como forma de vida. Llevamos esa influencia a todos lados", cuenta Ángel.


Los Acosta Martínez conservan el candombe como patrimonio familiar; al migrar para Argentina, conformaron el Grupo Cultural Afro / Reproducción

Cuando llegaron a Argentina, fundaron el Grupo Cultural Afro para difundir las influencias africanistas en la ciudad de Buenos Aires. Daban clases gratuitas de candombe y hacían intervenciones culturales en espacios consagrados en la ciudad.

También formaron parte de un grupo que logró la despenalización de religiones de matriz africanas en el país. "No había movimiento de activismo afro cuando llegamos. Y ya no había se practicaba candombe en las vías públicas, herencia del racismo", puntúa Ángel.

La activista afrouruguaya Sandra Chagas también integró el Grupo Cultural Afro y era amiga de José. Así como los Acosta, vino joven a Argentina, en donde vive hasta hoy. Ella resalta como el racismo es naturalizado en el país.

"Argentina conserva una perspectiva europeísta del Estado nación. Los afroargentinos fueron invisibilizados y negados históricamente: primero, dejaron de ser censados y, después, hubo todo el proceso de emblanquecimiento, a partir de la percepción de que no existe comunidad negra en Argentina", cuenta Chagas.

"Una de las personas más comprometidas y que más sabía de derechos entre nosostros era José. Así, él fue a defender a los dos afrobrasileños", recuerda.

El racismo en Argentina

El racismo estructural en Argentina invisibiliza la presencia histórica de la población negra y afrodescendiente en el país.

En 1996, mismo año del asesinato de José Acosta, se volvió famosa la frase del entonces presidente Carlos Ménem, afirmando que "en Argentina no existen negros, ese problema lo tiene Brasil".

Actualmente, la comunidad senegalesa que habita la ciudad de Buenos Aires es una de las más afectadas por esa característica de la sociedad argentina. Además de la dificultad para conseguir documentos y asistencia, los senegaleses son constantemente hostigados por la policía en el ejercicio de su trabajo como vendedores ambulantes – mayor fuente de ingresos de esta población en la ciudad. 

Una parte notable de la naturalización del racismo y de la negación en el país se expresa en el vocabulario argentino. El uso peyorativo de la palabra "negro" en el país es una forma de adjetivar negativamente a algo y, principalmente, a alguién, independente del cor de piel de la persona. Lo mismo sucede con la palabra "quilombo": apartada de su significado raíz*, en Argentina es ampliamente empleada para referirse a "desorden".

Los orígenes racistas de los términos son normalmente negados, postura observada en distintos grupos sociales en el país.

"Desafortunadamente, el caso de José no es un hecho aislado", comenta Emiliano Montini, del Inadi. "El racismo está muy arraigado en nuestro país, y en prácticas que son consideradas graciosas, como parte de la cultura", apunta.

La sentencia de la Corte IDH sobre el caso de José incluye el pedido de la construcción de un monumento suyo en el Parque Lezama, en San Telmo, en donde se realizaba la cuarentena de los esclavizados africanos llevados a Argentina.

También estipula la instalación de cámeras de filmación en todas las comisarías de la ciudad y la capacitación de la policía sobre discriminación racial.

Brasil de Fato buscó al Ministerio de Seguridad argentino para comentar la sentencia, pero hasta el cierre del reportaje, no hubo respuesta.

*En portugués, quilombos son comunidades ancestrales de afrodescendientes, creadas originalmente por personas esclavizadas que consiguieron huir y liberarse.

Edición: Pilar Troya