Protagonista y principal instrumento electoral de la ascensión de la extrema derecha en Brasil durante las elecciones de 2018, el presidente Jair Bolsonaro ve caer drásticamente su influencia en las elecciones municipales de este año.
Sin un partido político que pudiera organizar más claramente su base de apoyo, el presidente poco incidió en la creación de alianzas. Ni siquiera el ímpetu de la militancia bolsonarista en las redes sociales, que fue avasallador hace dos años, parece ejercer un papel determinante en el escenario actual.
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"El bolsonarismo no está fuerte en los municípios, definitivamente. Si tomamos las encuestas en las principales capitales, los que se han presentado fuertemente como nombres de Bolsonaro no lideran por eso y no han conseguido impulsar una militancia de redes sociales, de grupos de WhatsApp, como hicieron en 2018", analiza el cientista político Francisco Tavares, profesor de la Universidad Federal de Goiás (UFG).
En las principales capitales del país, los candidatos apoyados por Bolsonaro, de forma más o menos explícita, patinan en las encuestas. Entre los nombres asociados a Bolsonaro, está el de Celso Russomanno (Republicanos), candidato a alcalde de São Paulo.
De líder disparado, Russomanno comienza a repetir su desempeño en elecciones anteriores, en las que fue perdiendo apoyo y ni siquiera llegó a la segunda vuelta. En Manaus, Coronel Menezes (Patriota) está apenas en sexto lugar, con cerca de 6% de la intención de voto, según encuestas recientes.
En Fortaleza, Capitão Wagner (Pros) aparece en segundo lugar, pero está en una disputa muy cerrada con los candidatos Sarto (PDT), aliado de Ciro Gomes, y Luiziane Lins, del PT.
Además de eso, el aliado de Bolsonaro en la capital cearense ha evitado vincular su nombre al del presidente, por causa de su baja popularidad en el estado, que tiene ampla influencia de sectores de izquierda.
En Belo Horizonte, donde el actual alcalde Alexandre Kalil (PSD) camina con ventaja hacia la reelección, el candidato que tiene la simpatía de Bolsonaro, Bruno Engler (PRTB), tiene poco más de 3% de las intenciones de voto, según encuestas recientes.
Para Tavares, aún es muy temprano para señalar cualquier tendencia para las elecciones presidenciales de 2022, pero lo que la disputa municipal puede estar señalando es justamente una cambio sociopolítico con relación a lo que se vio hace dos años. El cree que las redes bolsonaristas "pueden estar encontrando alguna fatiga".
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"Aquella explosión de extrema derecha que se vio en 2018, que comienza a enraizarse en la sociedad, que sale a la calle, que apunta a la rutpura institucional, no está tan activada en este momento. Las redes de extrema derecha del bolsonarismo no están dando la demostración de fuerza que dieron en 2018", evalúa.
Tavares señala que la militancia más aguerrida que ayudó a elegir a Bolsonaro, "que iba a la calle y a las redes sociales", comienza a abandonar la defensa del gobierno por no ver solución para cuestiones como la crisis económica y el desempleo.
"Cuando la extrema derecha apuesta por las mismas políticas de austeridad contra las cuales las personas votaron creyendo que era un proyecto disruptivo, esta va perdiendo el ímpetu. Y lo pierde primero en la militancia, después en la popularidad", analiza.
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Para Carlos Machado, profesor del Instituto de Ciência Política de la Universidad de Brasilia, esa militancia bolsonarista fue constituida no de forma espontánea, sino a partir de intereses que convergieron en 2018, y que no se reproducen nuevamente en la disputa actual. "Una parte de esos actores migró al perciber que no habría un ganancia necesaria al unir su imagen a la de Bolsonaro en el contexto actual", señala.
Según el docente, una parte significativa de la militancia bolsonarista que actuó en la campaña presidencial tenía un interés económico vinculado al proceso electoral, "sea del punto de vista de recibimiento que obtuvieron a través de las estructuras de campaña online, pero también de varias personas que se pusieron en una perspectiva de anti-política y, no por casualidad, acabaron participando y siendo elegidos".
A pesar de haber conseguido mantener una cierta estabilidad en su popularidad, alrededor del 40%, Machado resalta que el presidente Jair Bolsonaro vio que el perfil de su base de apoyo se modificó desde que tomó posesión en 2019, lo que añade más incertidumbre a los pronósticos.
Si por un lado sectores de la clase alta que ayudaron a elegir al capitán dado de baja en 2018 comienzan a salir de su base de apoyo al percibir "las acciones del gobierno como ineficaces para abordar la crisis actual", la ayuda de emergencia resultó en una adhesión de sectores populares al gobierno. "Con el fin de la ayuda de emergencia, la configuración de esa base puede sufrir nuevos cambios", prevé Machado.
Francisco Tavares considera que la decisión de Bolsonaro de mantenerse a cierta distancia de la disputa municipal también fue una forma de no exponer las fisuras en su popularidad.
"Su no participación ostensiva en los procesos electorales, al menos en la primera vuelta, no puede ser interpretada como improvisación. El sabe lo que está haciendo y debe tener sus investigaciones, principalmente cualitativas, que le dicen que no es adecuado involucrarse expresamente en el proceso electoral", afirma.
Otro punto que observa el cientista político tiene que ver con los temas que más movilizan el debate público en las elecciones actuales.
"Desde 2018 para acá, muchas cosas cambiaron. Cuando se le pregunta al electorado aquí cual es su principal preocupación, aparecen salud, empleo e ingreso, y eso se ha proyectado fuera del país", observa Tavares.
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En las encuestas sobre elecciones que conduce la UFG en Goiânia, un enclave conservador en el centro-oeste, los temas de costumbres casi no aparecen ya entre las preocupaciones de la populación.
"Las personas no estão se pautando por elementos como escuela sin partido, guardia municipal con más armas, no es eso lo que está dando el tono, al contrario. Esa agenda conservadora en apenas dos años parece haber perdido mucho de su ímpetu también", concluye.
Edición: Leandro Melito