“Desastres lentos y silenciosos como el de Bhopal suceden todos los días, en varias partes del mundo.” Fue con estas palabras que la activista india Rachna Dhingra nos explicó por que dedica su vida a denunciar un crimen ocurrido hace 36 años.
En la madrugada del 3 de diciembre de 1984, más de 27 toneladas del gas isocianato de metilo fugaron de una fábrica de agrotóxicos en la ciudad de Bhopal, región central de la India. El documental Bhopal 84, que Brasil de Fato lanza hoy en el aniversario del crimen, rescata la memoria de ese episodio y arroja luz sobre sus consecuencias.
La empresa responsable por la fuga, la estadounidense Union Carbide, no respetó en la India los mismos protocolos de seguridad usados en la planta de Virginia Occidental, en EE. UU. Prefirió economizar.
Cerca de 8 mil personas murieron en las horas siguientes a la fuga. El número de afectados aumenta día tras día, aproximándose a los 600 mil – las últimas estadísticas oficiales del gobierno indio son de 2006 y reconocen 558 mil víctimas.
Los daños se perpetúan no sólo porque la tierra y el suelo fueron contaminados, sino porque hijos de padres y madres que inhalaron el gas tóxico tienen seis veces más posibilidades de nascer con malformaciones genéticas.
¿Lo barato salió caro? No para la empresa, que pagó indemnizaciones irrisorias y jamás garantizó reparación a las víctimas.
Desde 2002, la Union Carbide pertenece a Dow Chemical, otra gigante del sector con sede en los EE. UU. Esta tampoco se responsabiliza por los daños en Bhopal ni colabora con las investigaciones para diagnosticar y minimizar los impactos en la región.
Rachna Dhingra no se conforma. Como vivió en los Estados Unidos antes de unirse a la Campaña Internacional por Justicia en Bhopal, mira –y describe– con una claridad impresionante el racismo ambiental que permea las prácticas de las multinacionales.
Los demás entrevistados explican detalles sobre el momento de la fuga de gas, son pruebas vivas de la continuidad de ese crimen. Testigos o no de la fuga en sí, todos los trabajadores de Bhopal beben hoy la misma agua – que también bebimos algunos días – y son, de diferentes formas, afectados.
Memoria
Estuvimos en la ciudad semanas antes de la confirmación del primer caso de coronavirus en la India, gracias a una colaboración con dos medios de comunicación indios: NewsClick y Peoples Dispatch. Recorrimos en tren los 770 km que separan la capital Nueva Delhi de Bhopal, en el estado de Madhya Pradesh.
Nuestro primer shock fue entender como la ciudad se ocupa de la memoria del crimen de 1984. Bhopal posee una estatua en homenaje a las víctimas y un pequeño museo, donde grabamos algunas de las imágenes del documental. Ambos espacios están en pésimo estado de conservación.
Es difícil encontrar un morador que sepa donde queda el museo, muchos jamás supieron de su existencia. Un conductor de aplicación, que nos llevó hasta las ruinas de la planta de Union Carbide, tenía informaciones vagas sobre la fuga, no tenía idea de la dimensión del crimen, desconocía la empresa responsable e incluso se equivocó en el camino a la planta.
Ese proceso gradual de borrado de la memoria refuerza la urgencia de hablar sobre el tema. El documental tiene su relevancia, especialmente para quien vive fuera de la India, pero hay varias otras iniciativas. La más importante es el Día Internacional de Lucha Contra los Agrotóxicos, 3 de diciembre, justamente en homenaje a las víctimas de Bhopal.
No silenciar este crimen es un compromiso para quien lucha contra el capitalismo y el imperialismo. Esa tragedia y todo lo que vino a continuación demuestran, para quien aún no se dio cuenta, lo insostenible del modelo económico – que no será revertida por un “capitalismo verde”, sino rompiendo con un sistema que tiene el lucro como finalidad absoluta.
A pesar de las limitaciones técnicas, de las barreras culturales y de idioma, esperamos contribuir para mantener esta llama encendida y llevar la historia adelante.
Brasil e India tienen mucho que aprender uno del otro. Así como nos propusimos mirar hacia Bhopal, ciertamente historias como las de Brumadinho y Mariana, ciudades del estado de Minas Gerais, región sudeste de Brasil, estimularían a los indios a reflexionar sobre su propia realidad. El periodismo tiene mucho que ofrecer.
Cuando más conozcamos lo que sucede en los países del Sur global, comprendiendo nuestras diferencias y semejanzas, más cerca estaremos de construir una resistencia conjunta al imperialismo. Bhopal 84 es un grano de arena, producido a varias manos con cariño y conciencia de clase, dedicado a todos y todas las que no admiten que historias como esta se repitan.
Edición: Vivian Fernandes