En Brasil, los incendios destruyeron aproximadamente el 30% de todo el Pantanal en 2020, según estudios de organizaciones no gubernamentales que trabajan en la región.
Las consecuencias de esta devastación son varias: además de la evidente pérdida de vegetación nativa, muchos animales murieron o entraron en disputa por otros territorios, lo que provocó un desequilibrio en la biodiversidad de la región.
Además, las comunidades pesqueras, indígenas y quilombolas, que ya habían perdido trabajo e ingresos debido a la pandemia de coronavirus, se encontraron en una situación aún peor, con la falta de agua, cultivos secos y sus casas amenazadas por las llamas.
Si las pérdidas no son revertidas drástica y rápidamente y los incendios no disminuyen, el Pantanal está en serio peligro de convertirse en un desierto, afirma el biólogo brasileño Gustavo Figueroa de la organización SOS Pantanal.
"El Pantanal está sufriendo y tenemos mucho miedo de lo que podría suceder en las próximas décadas. Puede ser que el Pantanal comience un proceso de desertificación y cambie completamente el bioma que conocemos hoy en día", dice.
Brasil de Fato habló con Figueroa para entender mejor cómo los incendios afectan al bioma y a la vida de las personas que viven allí.
Brasil de Fato: ¿Cómo está la situación en este momento con respecto a los incendios en el Pantanal?
Gustavo Figueroa: Los grandes incendios ya han terminado. El pico de los incendios fue en septiembre y octubre del año pasado [2020]. En este momento, todavía hay algunos focos muy aislados, sin embargo, el gran incendio ya ha pasado.
Ahora, lo que encontramos es un área devastada, porque más del 30% de la totalidad del Pantanal se ha quemado y eso es una pérdida irreparable para la biodiversidad, un total de 4,5 millones de hectáreas. Haciendo una comparación, es como si 30 ciudades de Sao Paulo hubieran sido quemadas.
En su opinión, ¿cuál fue el principal error que causó esta gran pérdida del 30% del Pantanal?
Hay muchos factores que llevaron a este escenario catastrófico. Primero, la extrema sequía. En realidad, fue una sequía atípica. Muchas áreas que se suponía que debían estar llenas de agua, no tenían agua, tenían materia orgánica o combustible suficiente para que se incendiara más. Esto sumado al factor humano –más del 90% de los incendios son causados por la acción humana, ya sea intencional o no intencional, especialmente con el mal manejo del fuego.
El fuego puede utilizarse para despejar la tierra, para gestionar la tierra, pero tiene que hacerse en el momento adecuado con los permisos adecuados. Tal y como está hoy, los permisos tardan en salir, son muy caros, y luego los propietarios acaban haciéndolo como quieren. En otras palabras, es una cadena de eventos equivocados que culminó en este hecho catastrófico, que fue uno de los peores incendios en la historia del Pantanal
Por lo tanto, la normativa necesita ser adecuada, tiene que haber una mayor fiscalización para que esas quemas se hagan de manera controlada, y quien lo haga mal tiene que ser multado.
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En la fiscalización, ¿hace falta un equipo o un mejor método para hacerla?
Un poco de ambos. Sí, hace falta un equipo. Los equipos de fiscalización ambiental ya eran pocos y sólo han ido disminuyendo. También es necesario que se cumplan las reglas. No sirve de nada que se haga una fiscalización, la persona es multada y luego la multa se convierte en nada y ni siquiera tiene que ser pagada. Entonces, es una cadena de acontecimientos: hay poca fiscalización, las multas que se generan no se pagan y la sensación de impunidad es muy grande.
Siempre ha habido este sentimiento de impunidad y cada vez es más evidente que quienes cometen delitos ambientales en Brasil no son castigados, no pasa nada.
Usted mencionó la histórica sequía de este año. ¿La tendencia es que empeore, año tras año, a medida que los incendios provocan un mayor desequilibrio en el bioma?
La tendencia es que nos enfrentemos a climas más secos y calientes. Entonces, sí, eventos extremos están ocurriendo más a menudo e incluso en esos intervalos de inundaciones y sequías, en los que puedan seguir ocurriendo, la tendencia, si los incendios continúan con esta frecuencia, si el clima sigue calentándose, es que tengamos un proceso de desertificación en marcha.
¿Entonces el Pantanal corre el riesgo total de convertirse en un desierto?
No sólo el Pantanal. El clima está cambiando en su conjunto, pero ciertamente el Pantanal está sufriendo y tenemos mucho miedo de lo que podría suceder en las próximas décadas. Puede ser que el Pantanal comience un proceso de desertificación y cambie por completo el bioma que conocemos hoy en día.
¿Qué podemos hacer para evitar esta desertificación? ¿Es posible revertir este 30% que ya se ha perdido, por ejemplo?
Ese 30% se recuperará si controlamos los incendios en los próximos años. No es que se vaya a perder para siempre, pero ciertamente necesitamos acciones urgentes, acciones globales, en masa, para contener el cambio climático.
La cuenta vendrá. Ya la estamos pagando. El clima ya está cambiando. No es que el cambio climático vaya a llegar en algunos años. No. Ya está sucediendo, ya estamos viendo los efectos catastróficos en el Pantanal, en la Amazonía, en el Cerrado, en Australia, en California. Estamos viendo incendios en todo el mundo, fuera de control. Así que necesitamos cambiar ahora.
Necesitamos elegir gobiernos que tengan el tema ambiental como una bandera muy fuerte. Necesitamos exigir a los que elegimos, que luchen por las causas ambientales. Necesitamos cambiar como personas, como individuos, nuestras acciones.
Empezar a consumir productos de empresas que tengan un compromiso ambiental y no trabajen sólo para el lucro. Consumir menos, reutilizar nuestros productos y reciclar tanto como sea posible. Pero el primero de todos los pasos es reducir el consumo. Ya es hora. También, no sirve de nada solo parar, necesitamos revertir lo que se está perdiendo.
¿Cuáles son los impactos sociales causados por los incendios en la región? ¿Cómo están las comunidades?
Han sido fuertemente impactados. En primer lugar, debido a la pandemia, ellos han sido doblemente impactados. El turismo se ha visto muy afectado. La mayoría de las comunidades ribeirinhas, quilombolas o indígenas que viven en el Pantanal dependen del turismo para sobrevivir. La pandemia, por lo tanto, ha dañado gravemente su fuente de ingresos, que ya no es mucho.
Esto sumado al hecho de que el año pasado [2020] fue la peor sequía de los últimos 47 años en el Pantanal. Muchas plantaciones de estas familias no tuvieron éxito por falta de agua. Luego, para terminar, vinieron los incendios, que pusieron en peligro incluso las casas de estas poblaciones.
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Recientemente hicimos algunas expediciones a través del Pantanal, visitando tanto las tierras indígenas como las comunidades quilombolas y ribeirinhas. La historia es la misma en todos: sufrieron mucho por estos incendios, algunos más que otros. Todos están pasando necesidades.
¿Cuál es el papel del gobierno con relación a los incendios?
En los incendios estuvieron presentes organismos gubernamentales como el IBAMA [Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables], el ICMBio [Instituto Chico Mendes de Biodiversidad] y el Prevfogo [Centro Nacional de Prevención y Combate de Incendios Forestales], pero por supuesto se necesita de mucho más. El número de combatientes y brigadistas podría haber sido mucho mayor para evitar que el desastre tomará la proporción que tomó.
El gobierno de Bolsonaro, notablemente, desestima la importancia de estos organismos que usted mencionó, como el IBAMA y el ICMBio. ¿Has notado alguna diferencia en los equipos y acciones en los últimos dos años?
El medio ambiente ha sido olvidado durante mucho tiempo, pero la situación sólo está empeorando, porque gobierno tras gobierno, no sólo a nivel federal, sino también a nivel estatal, no dan la debida importancia al medio ambiente. Este año, por ejemplo, la sequía fue mucho mayor y la contratación de brigadistas fue más tardía y con menos brigadistas.
Nos damos cuenta de que hay un error, que falta algo. Los gobiernos, a todos los niveles, no entienden que el medio ambiente está directamente relacionado con el bienestar de los seres humanos, de las poblaciones. Una cosa no evoluciona sin la otra. Es necesario que los gobiernos despierten y comprendan que este programa es sumamente importante, no sólo para Brasil, sino para el mundo entero.
¿Puede dar ejemplos de cómo esta pérdida de biodiversidad afecta a nuestras vidas?
Imagina que cuando el fuego sucede, muchos animales mueren quemados directamente. No pueden escapar, especialmente los animales más lentos. Si vemos que este año [2020] hasta los jaguares murieron, que son animales que corren, que trepan a los árboles, que nadan, que escalan muy bien, son animales súper ágiles que también murieron quemados. Imagina ahora los animales más lentos – osos hormigueros, tapires, serpientes, anfibios, en resumen, los animales más pequeños.
Por otro lado, los animales que no mueren directamente por el fuego, que logran escapar, van a otras zonas que no se han quemado. Pero en estas zonas, hay poblaciones de animales ya establecidas, animales que ya tienen qué comer y están en equilibrio.
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Entonces, estos animales que logran escapar generan un mayor desequilibrio. Competirán por la comida, por el territorio, se pelearán entre ellos. De hecho, durante los incendios, vimos muchas onzas que tenían signos de heridas de lucha.
Así que, además del impacto de la muerte directa de los animales, también tiene un impacto en las comunidades circundantes de las zonas que no se quemaron. Es un impacto muy grande. No tenemos ni idea de lo grande que es este impacto. Por eso se están haciendo estudios para entender cuánta biodiversidad se ha perdido.
Esto afecta a la cadena en su conjunto. Cuando imaginas que los animales murieron allí, crees que está bien, que se va a quedar allí. No. Los animales son dispersores de semillas. La cadena controlada ayuda en todo el resto del proceso, en la dispersión del bosque, esto impacta en la cantidad de lluvia que llega hasta aquí, la cantidad de comida que producimos. Todo está conectado.
Entre los animales afectados, ¿hay alguno que sea más preocupante, que esté en riesgo de extinción?
Dado que se han quemado poblaciones de varios animales, no sólo hay uno que es preocupante. Pero, por supuesto, las especies en peligro de extinción como los jaguares, nutrias, guacamayos azules, encienden una mayor alerta, porque las poblaciones son más frágiles y pequeñas perturbaciones en ellas ya pueden causar bastante daño.
Edición: Leandro Melito