Venezuela vive el peor momento desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Con un acumulado de más de 174 mil casos y cerca de 1.2 mil muertes, el país saltó de un promedio de 27 infectados por cada 100 mil habitantes, en marzo, a 48 por cada grupo de 100 mil personas en abril.
La transmisión de las variantes brasileñas, P1 y P2, fue uno de los principales factores del escenario actual. A pesar de que el país tiene una tasa de recuperación del 90% de los enfermos, en la primera quincena de abril hay más de 15 mil casos activos y un 99% de camas ocupadas en los hospitales del Distrito Capital, en Miranda y La Guaira, los estados más afectados.
“Teníamos la certeza de que, luego de enfrentar un año de pandemia y con una mayoría de pacientes asintomáticos, podríamos superar esto, pero estas nuevas cepas son muy agresivas”, dijo Whitney Rivas, cirujana y coordinadora general de la Brigada de Acción Inmediata de Caracas.
“Una característica de estas nuevas variantes es que el estado del paciente avanza mucho más rápido. El paciente empeora en menos tiempo después del diagnóstico, incluso hay pacientes que, antes de tener un diagnóstico, ya tienen dificultades respiratorias y necesitan respiradores”, informó Ricardo Blanco González, cirujano y coordinador de epidemiología de la brigada en Caracas.
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Los testimonios de pacientes contagiados con el nuevo coronavirus confirman que los primeros síntomas son de un resfriado común, sin embargo, a los pocos días la oxigenación en la sangre disminuye drásticamente.
“Me tomó siete días ir al Poliedro [hospital de campaña], porque antes lo que sentía era un dolor de cabeza y creía que era un simple malestar. Cuando vemos que tenemos fiebre, no debemos pensar que puede ser una gripe, de lo contrario va a pasar lo que me pasó a mí. Soy una persona hipertensa y perdí mucho tiempo”, relató María Isabel de Rómulo, paciente hospitalizada durante 14 días con COVID-19.
Problemas
En 24 horas (del último 11 al 12 de abril) se registraron 1.101 nuevos casos. Científicos venezolanos señalaron que hay un subregistro de alrededor de tres a cinco veces la situación real, ya que el país realiza un promedio diario de 3 mil pruebas del tipo RT-PCR.
El aumento de la demanda de oxígeno hospitalario, que llegó a fomentar un negocio de alquiler de cilindros, es otro reflejo de la crítica situación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cinco pacientes con COVID-19 necesitará oxígeno, en casos moderados la proporción es de tres de cada cinco.
"A veces paso todo el día [con oxígeno], a veces durante el día y la noche", contó Samuel Tizada, un paciente hospitalizado hace 12 días con COVID-19.
Incluso si las proyecciones fueran correctas, Venezuela tendría menos de la mitad de los casos y muertes registradas en Brasil, Colombia, Perú y Chile.
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Vacunación
A mediados de abril, fueron vacunados alrededor de 99 mil venezolanos de los grupos prioritarios: profesionales de la salud, militares, políticos y adultos mayores. El país también anunció que pudo pagar la totalidad de su cuota con la OMS para ingresar al sistema COVAX, que prevé la entrega de dosis suficientes para inmunizar al 20% de la población venezolana hasta fines de 2021.
El gobierno venezolano había contratado 10 millones de dosis de Sputnik V con el gobierno ruso y recibió una donación de 500 mil dosis de la fórmula de Sinopharm del gobierno chino.
Durante la última semana, el Ejecutivo también anunció el inicio de la producción de la vacuna cubana Abdala, que será distribuida por el banco de vacunas de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP).
Medidas de prevención
Además de buscar alternativas para agilizar la campaña de vacunación, Venezuela también apuesta por medidas sanitarias básicas para frenar el contagio. El país estuvo tres semanas en cuarentena radical y aumentó el número de Brigadas de Prevención Popular, que hacen un trabajo de monitoreo con visitas casa por casa.
El territorio se divide en Áreas de Salud Integral Comunitaria (ASIC) para organizar la labor de prevención, identificación y tratamiento de los enfermos. Solo en Caracas hay 46 ASIC con un equipo de médicos, enfermeras, promotores de salud y un líder comunitario.
Una vez identificados los casos positivos con pruebas rápidas, se los lleva a hoteles sanitarios, donde deben permanecer aislados hasta el resultado del examen RT-PCR. Luego se evalúa a los enfermos. Los casos leves permanecen en hoteles o centros de salud. Los casos moderados y graves se llevan a hospitales.
“Hoy puedo decir que nuestro trabajo es integral. Llevando siempre primero la bandera de la prevención. Nuestro principal llamado es que la gente esté alerta. Debemos aplicar medidas de bioseguridad. Tener en cuenta que ayudándonos a nosotros mismos, ayudamos a los demás”, dijo otro médico cirujano, miembro de la brigada, Glendolis Méndez.
En Caracas se crearon 4 mil camas. El Centro Polideportivo Poliedro se adaptó para recibir, en su interior, a 900 pacientes de cuidados intensivos (en camas de UCI), y, en el exterior, este año se inauguró un hospital de campaña que atiende a un promedio diario de 450 personas.
En el cribado, los profesionales miden el nivel de oxigenación de los pacientes para definir prioridades.
“Comprobamos la gravedad de la enfermedad en cada paciente. No es lo mismo para un paciente asintomático o leve, como para un paciente moderado o algunos que ya llegan con deficiencia respiratoria severa. Estos son pacientes por quienes ya casi no podemos hacer nada”, explicó la doctora Brilly Plaza.
“Este es nuestro sistema. ¿Tiene errores, fallas? Claro, pero con un bloqueo ¿quién no tendría limitaciones? Sin embargo, creo que nos formamos a partir de la inclusión, del humanismo, del sentido de pertenencia”, comentó Witney Rivas, coordinadora del grupo.
Ayuda internacional vs. bloqueo
Desde el inicio de la pandemia, Rusia, China y Turquía han enviado alrededor de 500 toneladas de ayuda humanitaria a Caracas. Venezuela propone el intercambio de vacunas por petróleo para aumentar el número de inmunizadores en el país e insiste en la necesidad de liberar activos bloqueados en el extranjero.
Según la vicepresidenta Delcy Rodríguez, hay alrededor de 7 mil millones USD en cuentas en Europa y Estados Unidos. El año pasado se firmó un acuerdo entre el gobierno y el sector opositor, liderado por Juan Guaidó para liberar el dinero y enviarlo a un fondo para combatir la pandemia, gestionado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Guaidó logró retirar alrededor de 30 millones USD de los fondos depositados en Londres para cubrir gastos personales, pero se negó a liberar las reservas de oro venezolanas retenidas en el Banco de Inglaterra.
Edición: Camila Maciel