A pesar de este ser el mes del orgullo, la comunidad LGBTQIA+ de Estados Unidos aún no puede celebrar. La Corte Suprema estadounidense está analizando el caso Fulton contra la Ciudad de Filadelfia, donde la discriminación y la libertad religiosa están en debate.
"Resulta que una agencia católica, contratada por la ciudad de Filadelfia, no permitía que personas del mismo sexo presentaran documentos para el cuidado de crianza. Al descubrir esto, el gobierno local rescindió el contrato con la organización, ya que la práctica viola la política de no discriminación impuesta a todos los empleados", explicó a Brasil de Fato la abogada Christy Mallory, profesora de derecho en UCLA y directora del Williams Institute, especializada en el estudio de las causas judiciales relacionadas a la orientación sexual y la identidad de género.
La organización católica se basa en la Constitución para defender su conducta. "La agencia jamás ha rechazado que una pareja homosexual participe en un proceso de adopción", dijo la abogada Andrea Picciotti, directora de The Conscience Project y consejera de The Catholic Association Foundation.
"Para preservar su fe, la Iglesia redirige a todas las parejas homosexuales interesadas en participar en un proceso de adopción a una de las otras 29 agencias que trabajan para la ciudad de Filadelfia", agregó Picciotti.
Casos similares de discriminación no son nada nuevo en los Estados Unidos, donde los delitos de odio sobre la orientación sexual y la identidad de género se han disparado casi un 17% en el último año, según el último informe del FBI, publicado en noviembre del año pasado.
En 2019, un caso que involucró a una pareja gay y un pastelero en la ciudad de Colorado ganó repercusión nacional cuando el empresario se negó a hacer el pastel de bodas de los novios.
"Es importante destacar que el pastelero nunca se negó a atender a personas homosexuales, pero no quiso utilizar su talento en el matrimonio homoafectivo, porque su práctica religiosa no reconoce esa unión", dijo la abogada católica.
No está claro, sin embargo, si el mismo empresario se niega a ofrecer su trabajo a parejas divorciadas y otras uniones también condenadas por la religión. "Es delicado, porque tiene que haber coherencia", apuntó Picciotti.
"En el caso de la agencia católica en Filadelfia, sé que tampoco aprueban a las parejas homosexuales que no están casadas, pero no conozco su conducta hacia las personas divorciadas que se han vuelto a casar", agregó.
La Dra. Mallory, por otro lado, prefiere no entrar en los méritos de las creencias individuales y se limita a cuestiones legales.
"Esta organización religiosa está realizando un servicio público, ya que existe un contrato vigente con la ciudad. Por eso, es necesario respetar los términos de ese acuerdo, y uno de ellos es la no discriminación", argumentó.
No hay una fecha definida para que la Corte Suprema de Estados Unidos publique su decisión, pero se espera que el caso llegue a una resolución a finales de junio. Ambas abogadas evitan hacer un dictamen, porque la ley puede tener muchas interpretaciones diferentes.
"Puede ser que la decisión de la Corte Suprema se aplique solo a nivel municipal, pero también puede que sea una decisión general", dijo Mallory.
"Y una decisión más general sería preocupante, si se atiende al argumento de la organización católica. Esto permitiría que otros grupos religiosos se aprovechen de la misma agenda para rechazar los servicios y la acogida no solo a los homosexuales, sino a los judíos, musulmanes, negros y varios otros grupos marginados", agregó.
La Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos afirma que todos en el país tienen derecho a practicar su propia religión, o ninguna religión en absoluto.
Edición: Vivian Virissimo