La ayuda de emergencia Auxilio Brasil, bajo el nuevo valor de 600 reales (aprox. 110 USD), comienza a llegar a los bolsillos de los brasileños en agosto y ya da muestras de un poder de compra erosionado por la inflación. El aumento de 200 reales ofrecido por el gobierno de Bolsonaro hasta diciembre no será suficiente para poner en el carrito del supermercado la cantidad de productos equivalente a la que se compraba con la ayuda de emergencia, de mismo valor, pagada en 2020 como parte de las medidas de combate a la pandemia de COVID-19.
Según cálculos hechos para el periódico brasileño Folha de S. Paulo, por Matheus Peçanha, investigador y economista del Instituto Brasileño de Economía (IBRE), de la Fundação Getúlio Vargas (FGV), para tener el mismo poder adquisitivo que en abril de 2020, las familias deberían recibir ahora 732,12 reales (aprox. 135 USD). Los 600 reales de la ayuda actual corresponden a 491,72 reales en valores de 2020.
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El aumento del monto de las ayudas aprobado rápidamente por el Congreso Nacional, con maniobras y abuso regimental del presidente de la Cámara Arthur Lira, es la principal apuesta de Jair Bolsonaro para revertir su baja popularidad entre los más pobres en busca de la reelección en 2022. Hasta ahora, el expresidente Lula lidera holgadamente el segmento, con una puntuación del 56% frente al 22% de Bolsonaro, según la última encuesta Datafolha.
La Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) 15/2022, la llamada Reforma de Auxilios, fue elaborada por la Cámara de Diputados y aprobada el 13 de julio. La PEC recibió votos favorables incluso de parlamentarios de la oposición, quienes se mostraron preocupados por los efectos de la crisis en el país, aunque intentaron, sin éxito, eliminar del texto de la propuesta los fragmentos que preveían la instalación de un "estado de emergencia".
Este estado, según el gobierno, fue creado por el aumento de los precios de los combustibles en Brasil y justifica los pagos extras realizados meses antes de las elecciones –algo que está prohibido por ley–.
‘Previsión’ de la inflación de julio: suba en los precios de los alimentos
La inflación en el precio de los alimentos es la principal responsable. Según el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (DIEESE), los precios de los productos de la canasta básica calculados para el mes de junio continúan con tendencia en alza. En el período de 12 meses, la canasta aumentó por encima del índice de inflación oficial en las 17 ciudades encuestadas. Mientras el índice de precios al consumidor (IPCA) acumula un alza del 11,73%, la canasta básica pasó del 13,34% (Vitória) al 26,54% (Recife). En São Paulo, la mayor ciudad del país, el aumento fue del 23,97%.
Solo en tres capitales el costo de la canasta básica de alimentos se mostró por debajo de los 600 reales del Auxilio Brasil: João Pessoa (586,73 reales), Salvador (580,82 reales) y Aracaju (549,91 reales), todas en la región nordeste del país. La canasta más cara fue registrada en São Paulo, con un valor de 777,01 reales.
Y el escenario continúa empeorando, según el IPCA-15, divulgado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) este martes 26. Considerado un adelanto de la inflación del mes de julio, el índice trajo un nuevo aumento para alimentos por encima del promedio. El grupo Alimentos y Bebidas subió el 1,16% este mes, superado por Indumentaria, que creció el 1,39% –el cual también es un rubro fundamental–.
El IBGE destacó la suba de los precios de la leche de larga duración (22,27%), que por sí sola impactó 0,18 puntos en la tasa general. La leche subió 57,42% al año. Otros derivados también subieron de precio. Casos como el requesón (4,74%), la mantequilla (4,25%) y el queso (3,22%). Además, recibieron aumentos rubros como las frutas (4,03%), el frijol carioca (4,25%) y el pan (1,47%).
Baja en el precio de los combustibles
Bolsonaro sancionó el 23 de junio la Ley Complementaria 194/2022 para reducir los impuestos a los combustibles, en una medida más para tratar de revertir su impopularidad en las urnas. La Ley establece dos tipos de exención: los impuestos federales sobre la gasolina y los impuestos estatales sobre todo tipo de combustible.
De acuerdo con los resultados del IPCA-15 divulgados por el IBGE, el grupo Transporte retrocedió el 1,08%, influenciado por la caída de los precios medios de la gasolina (-5,01%) y del etanol (-8,16%). Por su parte, el gasóleo tuvo una suba del 7,32%. Las tarifas aéreas también aumentaron, 8,13%, lo que representa 0,05 puntos en la tasa. También en este grupo, el instituto constató un aumento en los autobuses urbanos (0,67%) con un reajuste de 11,36% en las tarifas en el municipio de Salvador.
Con el aumento del precio de los alimentos y la caída de los precios en los combustibles, la "previsión" de la inflación aumentó menos en julio. Así, el IPCA-15 presentó variación del 0,13%, la menor tasa en dos años. Actualmente, el IPCA-15 acumula 5,79% en el año y 11,39% en 12 meses.
Crece la fila para recibir beneficios
Por si fuera poco, la fila para acceder al programa social sigue larga. Datos de la Confederación Nacional de Municipios (CNM) muestran que 2,78 millones de familias son aptas para el Auxílio Brasil, pero aún no han recibido el beneficio. El número fue calculado en base a datos de abril, mes que registró un aumento del 113% en el número de familias en espera con relación a marzo.
Es la fila más larga desde noviembre de 2021, cuando la demanda acumulada por familia alcanzó los 3,1 millones y cuando el programa Bolsa Família fue reemplazado oficialmente por el nuevo programa.
Las razones de la aceleración son el repunte de la inflación –sobre todo de alimentos–, el desempleo y el empleo informal. Pero también el desmantelamiento del Sistema Único de Asistencia Social (SUAS) y sus aledaños, como los Centros de Referencia de Asistencia Social (CRAS), y sus herramientas, como el Registro Único de Programas Sociales del Gobierno Federal (CadÚnico).
Efectos de la crisis económica en la alimentación y la nutrición: niñas y niños negros son los más afectados
La desnutrición de niñas y niños de 0 a 19 años creció en Brasil entre 2015 y 2021, afectando con mayor severidad a los niños y niñas negros. Según el Panorama de la Obesidad en Niños y Adolescentes, divulgado este martes 26 por el Instituto Desiderata, hubo un aumento del hambre en los últimos años, lo que llevó a la desnutrición en todos los grupos etarios, de 0 a 19 años.
Según la encuesta, la tasa de desnutrición se redujo del 5,2% en 2015 al 4,8% en 2018, aumentando a partir de ese año en todos los grupos etarios monitoreados por el Sistema Único de Salud (SUS) del país. En 2019 esta tasa ascendió al 5,6%, alcanzando el 5,3% en 2021.
La desnutrición de niñas y niños negros y marrones, sin embargo, estuvo dos puntos porcentuales por encima del valor observado entre los niños y niñas blancos, aumentando la diferencia a partir de 2018. El pico se observó en 2019 (7,5%). En 2020, el porcentaje fue del 7,2% y, en 2021, del 7,4%.
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Entre las niñas y niños blancos, la curva fue inversa, con una reducción del porcentaje de desnutrición a partir de 2019, cuando llegó al 5,1%, pasando al 5% en 2020 y al 4,9% en 2021.
"Los niños negros están siendo más afectados por el hambre, por la desnutrición. Podemos atribuir esto a la desigualdad racial y de ingresos en Brasil. Sabemos que la población negra ocupa los estratos más pobres de la sociedad, en detrimento de la población blanca, que ocupa otros grupos, como la clase media y las clases altas", señaló el gerente de Proyectos de Obesidad Infantil del Instituto Desiderata, Raphael Barreto, doctorando en salud pública por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
Obesidad
El panorama muestra que el sobrepeso ha ido en aumento en todos los grupos raciales, aunque especialmente entre niñas y niños blancos. "Los niños blancos se han visto más afectados por el sobrepeso. También podemos atribuir esto a la inseguridad alimentaria".
Barreto explicó que, ante la desnutrición que produce la inseguridad alimentaria, los grupos más vulnerables no acceden a lo mínimo, que son tres comidas al día, y pasan hambre y desnutrición. Otros grupos se ven afectados por la crisis económica y la inflación, pero aún pueden comprar alimentos, en general, ultraprocesados y azucarados, como fideos instantáneos, embutidos, dulces, jugos artificiales. "Productos que son malos para la salud, pero que se pueden comprar".
En los últimos siete años, el consumo de alimentos ultraprocesados en el grupo de edad de 2 a 19 años superó el 80%. En 2021, el 89% de los niños de 5 a 9 años informaron haber consumido al menos un producto ultraprocesado el día anterior a la evaluación de seguimiento del SUS.
Faltan frijoles en el plato
Raphael Barreto llamó la atención sobre la reducción del consumo de frijoles en Brasil, año tras año. Este grano es considerado un indicador de alimentación saludable, fundamental para la prevención de la anemia por deficiencia de hierro. Además, posee minerales, vitaminas y proteínas, ayuda a inhibir la aparición de enfermedades cardíacas y a disminuir el colesterol.
De 2015 a 2020, el indicador referente al consumo de frijoles tuvo valores superiores al 80%. En 2021, sin embargo, la tasa disminuyó 30 puntos porcentuales en todos los grupos etarios de 2 a 19 años, alcanzando la marca del 54,5 %.
Edición: Flávia Chacon