El 7 de septiembre, Brasil recuerda los 200 años de su independencia, dividido entre los que prefieren destacar el hecho de que nos liberamos de Portugal y los que no dejan olvidar que quedaron muchos legados coloniales. El hecho es que todavía tenemos muchos retos para establecer una sociedad justa y democrática.
Fuertemente influenciada por las elecciones, la efeméride ha sido tratada por los bolsonaristas como una oportunidad para mostrar fuerza en las calles.
Este año la atención mundial se centra en Brasil debido al escenario electoral. Tras dos años y medio de gobierno de Michel Temer (MDB) y casi cuatro del de Bolsonaro (PL), la izquierda tiene una posibilidad real de volver al poder con Lula da Silva (PT). Existe la posibilidad de que el candidato del PT sea elegido en el primer turno de las elecciones, que tendrá lugar el 2 de octubre; o de que confirme su victoria en la segunda vuelta, el 31 de octubre.
Sería la segunda vez en la Nueva República que un presidente sea electo en el primer turno. La primera fue en 1998 con Fernando Henrique Cardoso. Una victoria en el primer turno podría impedir el crecimiento de Bolsonaro en una posible segunda vuelta.
No es la primera vez que la fecha es utilizada por el actual presidente y candidato a la reelección para promoción política. El año pasado, Bolsonaro participó en actos en Brasilia y São Paulo, donde atacó al Tribunal Supremo (STF) y dijo que las elecciones son una farsa. "Sólo saldré (de la presidencia) en la cárcel, muerto o con la victoria", gritó entonces Bolsonaro desde lo alto de un coche de sonido.
Bolsonaro ha convocado a sus bases a "la última manifestación" en un intento de convertir los ánimos patrióticos conservadores en movilización política a menos de 30 días de la primera vuelta. Empresarios y movimientos de derecha están financiando los traslados y viáticos de los activistas de Bolsonaro a Brasilia, Río de Janeiro y São Paulo para las manifestaciones del 7 de septiembre. Según Folha de S. Paulo, el viaje se financia total o parcialmente, pero siempre por debajo de los valores comerciales.
Verde y amarillo
Los elementos del discurso de Jair Bolsonaro para el 7 de septiembre deben considerar los resultados de las últimas encuestas electorales, en opinión de la politóloga Mara Telles.
Según la encuesta del IPEC del día 5, la última publicada en el país, Lula sigue encabezando con el 44% de las intenciones de voto. Bolsonaro aparece en segundo lugar con el 32%. Lula está técnicamente empatado con la suma de todos los demás candidatos (44% a 45%), dentro del margen de error (2%), lo que muestra una indefinición respecto a la celebración de la segunda vuelta.
“Si la medición resulta positiva para él, es posible que baje un poco el grado de radicalización y no apueste por el 'todo o nada'. Si él esperase un resultado mejor, puede optar por la radicalización, que es una de las características del presidente", dice Telles, que trabaja en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y es presidente de la Asociación Brasileña de Investigadores Electorales (Abrapel).
Con el 7 de septiembre repleto de manifestaciones militares -con la participación del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea- Bolsonaro intenta crear un clima político que promueva su discurso de disputar los comicios electorales. Con esto, Bolsonaro infla un discurso golpista en sus bases para que no acepten los sondeos y una probable pérdida del líder de extrema derecha en las encuestas.
Edición: Arturo Hartmann