El presidente de Brasil Jair Bolsonaro (Partido Liberal), fue recibido con aplausos y abucheos en el Santuario Nacional de Aparecida (estado de São Paulo), en la tarde del miércoles 12, en que se celebra el Día de Nuestra Señora Aparecida, patrona de Brasil.
La comitiva provocó un alboroto entre los fieles, momentos antes del inicio de la misa de las 14 horas. El sacerdote pidió silencio, pero los apoyadores del mandatario intentaron corear “mito”, mientras los opositores gritaban “¡Lula, Lula!”.
Simpatizantes del presidente también hostigaron a periodistas de la TV Aparecida, vinculada al Santuario Nacional de Aparecida. Las imágenes de CNN Brasil captaron uno de los momentos en que los bolsonaristas amenazan y ofenden a los empleados del canal vinculado a la Iglesia católica.
Bolsonaro estuvo acompañado por Tarcísio de Freitas (exministro de Infraestructura y candidato al gobierno de São Paulo por el partido Republicanos), su hijo Eduardo Bolsonaro (PL), Marcelo Queiroga (ministro de Salud) y Marcos Pontes (exministro de Ciencia y Tecnología y senador electo por el PL).
Antes, durante la homilía de la misa principal celebrada en el Santuario de Aparecida, el arzobispo de la Arquidiócesis, Mons. Orlando Brandes, dijo que es necesario combatir el “dragón del odio”, la mentira, el desempleo, el hambre y la incredulidad.
El religioso no mencionó los nombres de los candidatos, pero el contenido del discurso tiene una fuerte referencia a Bolsonaro, quien no fue invitado al altar del Santuario, como en otras ocasiones, pues se postula para la reelección a la presidencia.
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“María derrotó al dragón. Tenemos muchos dragones que ella derrotará. El dragón, que es el tentador. El dragón, que ya fue vencido, la pandemia, pero tenemos el dragón del odio, que tanto daño hace, y el dragón de la mentira. Y la mentira no es de Dios, es del maligno. Y el dragón del desempleo, el dragón del hambre, el dragón de la incredulidad”, concluyó.
Bolsonaro regresó a Aparecida a pesar de las críticas veladas que recibió de Mons. Orlando Brandes durante las vacaciones del año pasado. En ese momento, el sacerdote dijo: “Para ser una patria amada, no se puede ser una patria armada”, un juego de palabras con el eslogan del gobierno de Bolsonaro y su agenda armamentista.
“Para ser una patria amada, hay que ser una patria sin odio. Para ser una patria amada, una república sin mentiras y sin fake news”, dijo sin nombrar nunca al mandatario, quien llegaría al santuario en las próximas horas. “Patria amada sin corrupción.”
Edición: Nicolau Soares e Flávia Chacon