La primera semana tras la histórica elección de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) para su tercer mandato como Presidente de la República de Brasil fue intensa. Entre manifestaciones golpistas y el silencio de Jair Bolsonaro (PL), Brasilia vivió una intensa agenda de reuniones, noticias, rumores y faroles que intentaron revelar el equipo de gobierno que el integrante del PT montará para 2023.
Durante la campaña, Lula construyó una alianza amplia, que llegaba hasta 10 partidos. Después de la primera vuelta, este arco se amplió aún más, con la adhesión del PSD, parte del MDB, una sección de União Brasil y algunas personas del PSDB, entre otros. Si esa compleja alianza ofrecía una dimensión real del aislamiento político de Bolsonaro, por otro lado anunciaba la dificultad en la formación del nuevo gabinete.
Ya es consenso que habrá un salto de 23 a 33 o 34 ministerios. En el proyecto del equipo de transición, liderado por el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin (PSB), se planea el regreso de carteras que fueron suprimidas por Bolsonaro, como Trabajo, Mujer, Igualdad Racial y Cultura.
Habrá novedades también. Una de ellas, ya anunciada por Lula, es la creación del Ministerio de Pueblos Originarios. Para encabezar esta nueva cartera la principal candidata es la diputada federal electa Sonia Guajajara (PSOL-São Paulo), uno de los pocos nombres palpables en medio de tantas especulaciones.
Otro nombre que surge más allá de las apuestas es del senador electo Flavio Dino (PSB-Maranhão), que tiene muchas posibilidades de dirigir el Ministerio de Justicia. El cargo puede servir de puente para uno de los dos puestos que quedarán vacantes en 2023 en el Supremo Tribunal Federal (STF), después de la jubilación de los magistrados Ricardo Lewandovski y Rosa Weber.
En las últimas horas, Lewandovski surgió como nombre importante para asumir Defensa o una alternativa para el Ministerio de Justicia, si el PT opta por mantener a Flavio Dino en el Senado. Los petistas evalúan que senadores y diputados federales con mandato pueden ser relevantes en el Congreso Nacional, en una coyuntura que será difícil para el gobierno de Lula.
El sociólogo Marco Aurelio Santana Ribeiro, apodado Marcola, asesor personal de Lula, será el jefe de gabinete del presidente electo. En los mandatos anteriores del petista este cargo fue ocupado por Gilberto Carvalho.
A pesar del análisis conjetural sobre la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional, Lula no pretende renunciar a los aliados que considera cuadros importantes del partido, como el senador electo Wellington Dias (PT-Piauí), que puede esar a cargo del Ministerio de Casa Civil (Jefe de Gabinete), cartera que los petistas consideran importante que se quede con ellos. Otro competidor para el puesto es el exgobernador de Bahia, Rui Costa.
El PT en los ministerios
Los dirigentes del PT reconocen que la amplia alianza exigirá que su partido abdique de cuadros para dar cabida a otros partidos. Por eso, las cuentas más optimistas señalan que el PT se quedaría con 8 ministerios como máximo.
Fernando Haddad debería ser uno de los ministros del próximo gobierno. El petista no quiere Educación, porque cree que ya hizo mucho por el sector y no quiere poner a prueba su legado. Por otro lado, Lula no quiere repetir ministros en carteras que ya hayan comandado.
El resultado de esta ecuación es que Haddad podría asumir Finanzas o Planificación. Hay una preocupación entre los petistas por ofrecer un ministerio destacado al que puede ser un nombre para suceder Lula en 2026.
Para Finanzas, otra alternativa que tiene fuerza entre bastidores es el diputado federal Alexandre Padilha (PT-São Paulo). El PT quiere comandar la cartera y hay resistencia interna respecto a poner un nombre del mercado, como Henrique Meirelles o Armínio Fraga, que apoyaron a Lula en el período electoral.
Marina Silva también puede tener un destino diferente y no asumir la cartera de Medio Ambiente, que comandó entre 2003 y mayo de 20o8, en los dos mandatos de Lula. Sin embargo, personas cercanas al presidente electo defienden que ella debería volver a ser nombrada para el mismo cargo, pues sería una señal para el mundo de que el nuevo gobierno de Brasil hará de la agenda ambiental una prioridad.
En caso de que no quede al frente de Medio Ambiente, Marina Silva podría encargarse del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE). Lula pretende dar la cartera a una mujer. No obstante, en función de las negociaciones y de la configuración del equipo ministerial, Celso Amorim podría retomar el ministerio. Aloizio Mercadante también aparece en la lista.
Otra opción para Medio Ambiente es Izabella Teixeira, que comandó esa misma cartera entre 2010 y 2016, en los gobiernos tanto de Lula como de Dilma Rousseff (PT). Ella está, como Marina Silva, con el presidente electo en la COP27.
Teixeira fue la responsable de formular la agenda ambiental del plan de gobierno de Lula y actualmente ocupa la copresidencia del Panel Internacional de Recursos y se ha convertido en uno de los principales nombres del mundo en el debate climático.
Además de Izabella Teixeira y Marina Silva, la senadora Simone Tebet (MDB) también acompaña a Lula en la COP27. La emedebista se convirtió en una figura central en la campaña del petista durante la segunda vuelta y tendrá un ministerio a su cargo.
Simone Tebet (MDB) y el PDT
Lo obvio sería que Tebet se haga cargo de Agricultura. No obstante, ella quiere dirigir Educación. El MDB, con la mirada en una posible candidatura de la senadora a la presidencia de la República en 2026, quiere colocarla en una cartera con visibilidad y recursos. Por ello, el millonario Ministerio de Ciudadanía, a cargo de las políticas de transferencia de ingresos, puede ser un posible destino.
En Educación, la sorpresa puede ser Maria Izolda Cela, gobernadora de Ceará, que está sin partido, desde que salió del PDT, después de ser alejada de la disputa por el gobierno cearense por Ciro Gomes, candidato a la presidencia derrotado en primera vuelta.
Geraldo Alckmin ha rehuído las propuestas de ministerios, pero podría acabar al frente de Defensa, un deseo personal de Lula, que entre 2004 y 2006 nombró a José Alencar, su vice en la época, para dirigir esa cartera. Lewandovski surge como posibilidad, en el caso de que Alckmin, exgobernador de São Paulo, no acepte.
El PDT debe tener un ministerio y puede ser Trabajo, que sería comandado por el presidente de ese partido, Carlos Luppi. Márcio França (PSB), que renunció a disputar el gobierno de São Paulo para facilitar la alianza nacional entre su partido y el PT, estará al mando de un ministerio y el destino puede ser Industria, Comercio Exterior y Servicios.
En Igualdad Racial, una de las carteras resucitadas por Lula, los nombres más fuertes son Nilma Lino, que ya estuvo al frente de ese ministerio y Douglas Belchior, un joven líder del movimiento afro, afiliado al PT y uno de los fundadores de la Coalición Negra por Derechos.
En los últimos días ha crecido la posibilidad de que Ludhmila Hajjar, médica cardióloga, dirija el Ministerio de Salud. Ya fue invitada para asumir la cartera durante el gobierno de Jair Bolsonaro, pero se negó por estar en desacuerdo con la postura del gobierno durante el período de la pandemia.
Padilha, que tuvo éxito al frente de la cartera, no volvería. Dimas Covas, investigador y director del Instituto Butantan, también ha sido aludido. Como activo, es cercano a Geraldo Alckmin.
No hay que esperar un anuncio al por mayor, con varios nombres. La idea de Lula es repetir lo que hizo en 2002 y presentar los nombres poco a poco. Por lo tanto, serán semanas de aprensión y especulación en la política nacional.
Edición: Rodrigo Durão Coelho