Arrancó el lunes 3 el Abril Rojo, mes de movilización del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en defensa de la reforma agraria y en memoria de los 27 años de la Masacre de Eldorado dos Carajás. Durante la madrugada, cerca de 250 familias ocuparon un área improductiva del Molino de Cumbe, en la ciudad de Timbaúba (Pernambuco, región nordeste de Brasil).
Esta fue una de las varias acciones –que incluyeron otras ocupaciones, marchas, plantación de árboles, donación de alimentos y de sangre, bloqueo de carreteras y campamento educativo en la "curva de S" en Pará (lugar donde tuvo lugar la Masacre de Eldorado dos Carajás)– previstas para este mes en todo el país.
El Abril Rojo, cuyo lema en 2023 es "Reforma agraria contra el hambre y la esclavitud: por la tierra, la democracia y el medio ambiente", concentrará sus principales actividades entre los días 17 y 20. Fue el 17 de abril cuando, en 1996, en uno de los episodios más emblemáticos de la lucha por la tierra en el país, la represión policial contra una marcha en Pará asesinó brutalmente a 21 trabajadores sin tierra y dejó a otros 79 mutilados. La fecha se convirtió en el Día Internacional de la Lucha Campesina.
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Este año, la jornada llega en un contexto que lleva tres nuevos ingredientes. Es el primer Abril Rojo bajo el nuevo gobierno de Lula (Partido de los Trabajadores). "El nuevo escenario que se presenta, después de un largo período de bloqueo de la reforma agraria, es de diálogo con el gobierno brasileño", analiza Ayala Ferreira, de la dirección nacional del MST.
La esclavitud contemporánea está ganando espacio en el debate público, desde que salió a la luz el caso de los 207 trabajadores rescatados de las bodegas de Rio Grande do Sul. Y los terratenientes vienen organizándose –especialmente en el extremo sur de Bahía– para contener, por su cuenta, el avance de los movimientos populares e indígenas que luchan por el derecho a la tierra.
Ferreira explica que la movilización de este año tiene como objetivo presentar a la sociedad, al gobierno federal y a los gobiernos de los estados "que, para combatir la desigualdad y el hambre, es necesaria una política que enfrente la concentración de la tierra en Brasil e incentive la producción agroecológica de la agricultura familiar".
Terratenientes contra el Abril Rojo
Ferreira señala que los modelos agrarios vigentes en Brasil no se complementan. "Es importante que la sociedad brasileña sepa que el campo brasileño no es un espacio homogéneo. Aunque existe un proyecto hegemónico representado por el capital y materializado en el agronegocio, también hay una fuerza contrahegemónica que es la agricultura familiar campesina, que se esfuerza por existir y resistir en este espacio", describe Ferreira.
Según la dirigente, el hecho de que 33,1 millones de personas pasan hambre en Brasil actualmente está directamente asociado al poder y al espacio que tiene el agronegocio. "Viene ocurriendo, debido a la intencionalidad del agronegocio, una sustitución de cultivos de ítems necesarios para la alimentación del pueblo brasileño, por la producción de commodities, cuya única finalidad es la exportación", resume.
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La incompatibilidad entre los modelos viene ganando nuevos contornos. Desde hace algún tiempo, el MST y los indígenas pataxó del extremo sur de Bahía denuncian la organización de milicias y grupos de terratenientes en la región en un informe a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En el documento, advierten de que doce mil pataxós viven bajo una "guerra de baja intensidad" en el sur de Bahía con los "ataques de terratenientes y milicianos".
En un vídeo que circula por las redes sociales desde el 1 de abril, el propietario de tierras Luiz Uaquim (MDB) se presenta como uno de los organizadores del grupo "Invasão zero" que, junto con otros terratenientes, pretende impedir las acciones del MST en el estado. "Los productores van a cambiar su forma de actuar", dice Uaquim. "Es un hito en la historia del productor contra la 'invasión' de tierras. Vamos a hacer el 'Abril Amarillo'", afirma.
Lucha contra el trabajo esclavo y defensa del medio ambiente
Aunque vivimos 135 años después de la abolición formal de la esclavitud, argumenta José Damasceno, también de la dirección nacional del MST, "la esclavitud no se elimina solo por ley: está en la esencia del modelo del agronegocio y arraigada en la cultura del dueño de la propiedad privada".
La lógica del agronegocio, dice el dirigente del MST, "se ha desarrollado atacando los bosques, las reservas, el agua, la tierra y toda la biodiversidad animal, nativa y humana". Por eso, indaga, "aunque la tierra sea productiva, ¿está cumpliendo su función social en este momento? Eso es lo que tenemos que discutir".
"Tenemos una gran tarea por delante", afirma Damasceno, refiriéndose al movimiento, pero también a la sociedad en su conjunto: "llevar adelante el debate sobre la agricultura sostenible, que tiene que cumplir su función social produciendo alimentos sanos y respetando el medio ambiente. Ahí radica la esencia de la vida de los próximos millones de años del planeta".
Edición: Flávia Chacon