El encuentro promovido por el gobierno brasileño entre presidentes de América del Sur en Brasilia el pasado martes 30 representó un hito en la reanudación de un diálogo amplio y en el intento de encontrar un nuevo camino para la integración regional, según analizaron especialistas consultados por Brasil de Fato.
Para los analistas, se ha dado un paso diplomático importante al reunir en una misma mesa de diálogo a los líderes de todos los países del continente, debatir abiertamente las diferencias y buscar un camino de convergencia que hable más fuerte que sus divergencias ideológicas.
La cumbre se lleva a cabo en un momento de fuerte inestabilidad regional, que afecta prácticamente a todos los países. En este clima de hostilidad generalizada en América del Sur, los gobiernos, incluido el brasileño, se ven amenazados y reconocen en la integración un elemento que los puede fortalecer.
"Estos presidentes llegan a Brasil en un momento en que Lula enfrenta votaciones en el Congreso que podrían maniatar al gobierno", evalúa Roberto Goulart Menezes, profesor del Instituto de Relaciones Internacionales y creador del Núcleo de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Brasilia (UnB), en Brasil. "Es un voto de confianza y de apoyo a Lula, que hace cinco meses sufrió un intento de golpe de Estado".
El profesor afirma que ha oído a mucha gente decir que Lula llegó con las manos vacías a la reunión. "Pero a mí me parece que no. Ha sugerido varios puntos. El simple hecho de que hayan asistido todos los presidentes, excepto el de Perú [Dina Boluarte, que se enfrenta a impedimentos constitucionales y estuvo representada por una asistente], es una gran cosa. Ahora mismo estoy viendo una foto de Lacalle Pou al lado de Maduro, esto es algo relevante", dijo en referencia a la cercanía física entre los presidentes de Uruguay y Venezuela, a pesar de las críticas intercambiadas entre ellos durante la reunión.
"Se reabre la mesa de conversación y la posibilidad de coordinación entre los actores de América del Sur", analiza el profesor Dawisson Belém Lopes, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en Brasil. Lopes cree que el encuentro ha sido una "victoria diplomática para toda la región".
"Ecuador", recuerda el profesor Menezes, "está prácticamente en estado de sitio. Perú está gobernado por una vicepresidenta que es cuestionada. Argentina tiene una inflación del 100%, el dinero se derrite y la extrema derecha lidera las encuestas. Boric enfrenta problemas con la Constitución. Cada país tiene su crisis política, entonces Lula está tratando de jugar por la región, buscando el entendimiento de que es necesario estar juntos para enfrentar estos desafíos".
El Consenso de Brasilia, la declaración final del encuentro, apunta a convergencias como la lucha contra la crisis climática y la defensa de la integración regional. En materia de integración, un tema recurrente en las intervenciones de los mandatarios fue la necesidad de la integración energética, para garantizar la capacidad productiva de los países al mejor costo posible.
Lula considera importante apoyar proyectos en países vecinos, como Argentina, que enfrenta una grave crisis económica. En su primera visita a Buenos Aires tras ser electo, el presidente brasileño dijo que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) podría financiar el gasoducto Vaca Muerta, una megaobra de infraestructura.
El profesor de la UnB afirma que invertir en infraestructura en América del Sur es costoso, sobre todo por la dificultad operativa en regiones montañosas como la de los Andes, y por eso la unión es necesaria para viabilizar proyectos relevantes. "No hay integración de ningún tipo que no esté basada en la economía y el comercio. Ningún proceso se sostiene si no es así. Por eso Brasil dio un paso adelante y habló de infraestructura".
Otro tema recurrente en las declaraciones de los líderes fue la necesidad de llevar adelante el proceso de integración más allá de las cuestiones ideológicas. Lopes piensa incluso que la reunión de Brasilia apunta a un proyecto más pragmático. "Parece ser el momento de la síntesis", afirma el profesor.
Nicolás Maduro, en su discurso, cuestionó la supuesta tendencia ideológica de izquierda en la creación de UNASUR. "Yo participé, como canciller del comandante [Hugo] Chávez, en la construcción de la arquitectura de UNASUR. Había diversidad. Estuvieron presentes Álvaro Uribe [entonces presidente de Colombia] y Alan García [entonces presidente de Perú]. Había una visión de Estado, de estadistas, y la arquitectura se basó en los temas más importantes del momento. Y funcionó", dijo, refiriéndose a dos presidentes de derecha.
"Es importante recordar que el tercer país en ratificar el tratado fue la Colombia de Uribe. Ya había presidentes de derecha en ese momento", corrobora el profesor Menezes. Él considera que, a pesar de la resistencia de algunos países, al punto que la declaración final del evento no mencionó a UNASUR, la reconstrucción de ese foro de integración es una posibilidad. "Ahora hay que ver cómo será, qué países visitará Lula individualmente."
El presidente brasileño habló de reactivar uno de los órganos de la UNASUR, el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN). "Es decir, señaló con algo concreto: energía, puertos, carreteras… integración física. Ahí no hay ideología." En su discurso, Maduro enumeró todos los consejos de la UNASUR y también destacó la relevancia de COSIPLAN.
Edición: Flávia Chacon e Patrícia de Matos