Brasil de Fato volvió al lugar donde murieron Bruno Pereira y Dom Phillips y conversó con los protagonistas de historias de resistencia indígena que marcan el Vale do Javari. Ha pasado un año, los autores materiales e intelectuales del crimen han sido detenidos, pero la demanda sigue siendo la misma: más presencia del Estado para garantizar los derechos constitucionales y la vida de los indígenas, que recuerdan al indigenista Bruno con gratitud y nostalgia.
En la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI), sus colegas exaltan su legado en el indigenismo y, en una nueva etapa de organización política y gremial, hacen todo lo posible para que su muerte se traduzca, al menos, en la valorización de la vida de los funcionarios. La familia del indigenista ve el juicio como una forma de defender su legado. Y uno de los principales testigos del caso se declara abandonado y poco preparado para enfrentarse a los abogados de los asesinos.
"Estamos tratando de sobrevivir"
Sabá (nombre ficticio), una de las últimas personas que vio con vida a Bruno y Dom, abandonó el Equipo de Vigilancia de la Unión de Pueblos Indígenas del Vale do Javari (UNIVAJA) tras los homicidios. Cuando supo que los dos no habían llegado a su destino, ayudó a buscar los cuerpos e identificó el lugar donde su embarcación se estrelló, fuera de control, contra la vegetación de la orilla del río. Ahora, es uno de los testigos clave en la demanda judicial que podría condenar a los perpetradores del crimen y ha sido incluido en un programa de protección de testigos.
"Temo por mi vida", afirmó. "Siempre he sentido temor, desde que sucedió [la muerte de Bruno y Dom], desde el momento en que supe que sería uno de los asesinados. Mi vida cambió, toda mi rutina, cada libertad que tenía. Quedé como un prisionero. Hasta resulta difícil encontrar un trabajo. Ni siquiera se habla de trabajo en el municipio. Las mentes más grandes de UNIVAJA están en Brasilia. ¿Y a nadie le importa quienes están aquí?
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"Si Bruno estuviera aquí, las cosas serían diferentes. Bruno nos acompañó cuando estábamos en la zona. E incluso desde la distancia, se preocupaba por nuestro día a día. Hoy veo que a nadie le importa nada. Nadie quiere saber si estás bien o si estás mal", desahogó Sabá.
Con dinero, dice, contrataría a un guardia de seguridad privado. Al menos para poder visitar la tierra indígena, donde no se puede entrar sin pasar primero por las comunidades de pescadores donde, según él, hay gente que lo quiere muerto. "Uno no está seguro si va a la aldea ni tampoco dentro de la ciudad."
"Tuvimos toda una gran fuerza militar dentro de Javari durante la búsqueda activa de los cuerpos [de Bruno y Dom]. Pero desafortunadamente hoy estamos aquí, tratando de sobrevivir, tal como estábamos tratando de sobrevivir antes [de las muertes]. Lo haría todo de nuevo, siempre y cuando fuera con mis familiares", afirmó.
La reconciliación de Bruno con los Matis
Bruno Pereira no tenía una buena relación con los Matis, una de las etnias que habitan el Vale do Javari. Esta situación empezó a cambiar cuando el indigenista dejó FUNAI y se unió al movimiento indígena. "Tenía una buena relación con nosotros. Decía: 'Bushe, volvamos, quiero trabajar con ustedes, hacer inspecciones. Vamos al río Branco a ver esas invasiones. Armamos un equipo, logística'. Así que nuestra relación se estaba reiniciando. Y enseguida lo mataron", recordó el presidente de UNIVAJA, Bushe Matis.
La prueba definitiva de la reconciliación llegó en la búsqueda de los cuerpos tras la desaparición del periodista y el indigenista. Las pertenencias de Bruno que los asesinos habían escondido en la selva (una camisa, una cartilla de vacunación y una lona, según Bushe) fueron encontradas por los Matis. Hasta el día de hoy, la etnia se enorgullece de haber contribuido decisivamente al desenlace de uno de los períodos más críticos del Vale do Javari.
"Los Matis sentimos que Bruno era un humano, una persona. Tiene familia. Movilizamos al equipo de Matis en el sitio para apoyar la búsqueda. Yo trabajaba de supervisor en FUNAI, así que me movilicé y formé el equipo. Cogí el barco de FUNAI y me fui in loco. Nos sumamos al equipo de UNIVAJA que estaba allí. Los Matis trabajamos mucho para el rescate, en un intento de encontrarlos. Fue el pueblo Matis quien encontró los restos, materiales y objetos de Bruno", contó Bushe.
"El Estado ha cambiado su discurso, pero sigue ausente"
Bushe Matis afirmó que la tragedia ha fortalecido la determinación de los líderes que conforman UNIVAJA. En Brasilia, la capital federal, un núcleo que incluye al fiscal jurídico de la organización, Eliésio Marubo, y a Beto Marubo, está en contacto con políticos, autoridades y simpatizantes.
Pero el apoyo de organismos federales como la Policía Federal (PF) y el Ministerio Público Federal (MPF) al trabajo de UNIVAJA no significa que las autoridades estén permanentemente presentes en el territorio.
"La forma de actuar del Estado sigue siendo la misma. No ha mejorado, nunca mejorará. FUNAI sigue desmantelada, sin presupuesto. ¿Qué decir de la presencia de la PF, el IBAMA, el Ejército y la Fuerza Nacional? No sucederá. Porque trabajan por jornada, no se quedan aquí. Esa parte del Estado está ausente. Pero FUNAI siempre está ahí –solo Funai–, tratando de hacer algo. FUNAI está presente, pero sin inspecciones, sin monitoreos, sin equipo, sin logística, sin estructura", criticó el líder Matis.
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En febrero de este año, una comitiva del gobierno con ministros de Estado estuvo en el Vale do Javari. En el encuentro, organizado en sociedad con UNIVAJA, la presidenta de FUNAI, Joenia Wapichana, se retractó públicamente de la conducta del organismo indigenista durante el gobierno de Jair Bolsonaro, quien responsabilizó de manera difamatoria a Bruno y Dom de sus propias muertes.
En marzo de 2023, le tocó a la presidenta del Supremo Tribunal Federal (STF), magistrada Rosa Weber, visitar el territorio, donde prometió retomar el juicio sobre el marco temporal de las tierras indígenas. También el año pasado una comisión provisoria del Senado destinada a encontrar soluciones para el Vale do Javari recomendó la presencia de las Fuerzas Armadas en la región.
"El discurso de las autoridades es muy vacío", señaló el presidente de UNIVAJA. "Todo lo que hacen es hablar, manifestar y decir que va a ayudar. Vinieron al Vale do Javari para la visita interministerial. Se reunieron en la sede de UNIVAJA y prometieron hacer algo. Hasta ahora no ha sucedido casi nada. No tenemos la presencia de la Policía Federal, ni del IBAMA, ni del Ejército, ni de la Fuerza Nacional, que podrían estar trabajando aquí, en el Vale do Javari. No la tenemos".
La falta de asistencia legal podría poner en peligro el juicio, teme un testigo
Al día siguiente de la desaparición de Bruno y Dom, el 6 de junio de 2022, Sabá afirmó a Brasil de Fato que sospechaba de Amarildo Oliveira (Pelado), el pescador que hoy responde por haber disparado a los dos hombres. Además de él, en el banquillo se sientan el hermano de Amarildo, Oseney de Oliveira (Dos Santos) y Jefferson da Silva Lima (Pelado da Dinha).
"Ni UNIVAJA ni nadie más nos envió un abogado para este caso. [...] Los acusados, eso sí, están llenos de abogados. En el momento en que interroguen a un testigo que no está preparado, sin ningún consejo legal, podrán distorsionar el discurso del testigo. Puede incluso que algún abogado acuse a tal testigo de tener un discurso contradictorio. Así que esto puede traer daño a esas personas", dijo el testigo.
El nombre de Ruben Dario da Silva Villar (Colombia), señalado por la Policía Federal como autor intelectual de las muertes, también fue mencionado por Sabá a Brasil de Fato poco después del crimen. La versión de los hechos dada por el excolega de Bruno al periódico no ha cambiado desde entonces y ahora es un elemento clave para que el MPF obtenga la condena de los asesinos.
Se espera que el desenlace judicial ocurra en un año
En el equipo de abogados que defiende a los asesinos de Bruno y Dom, el más experimentado es Américo Leal, quien representó al terrateniente que mandó asesinar, en Pará, a la misionera norteamericana Dorothy Stang. Su cliente, el pescador Amarildo (Pelado) había confesado a la Policía Federal haber disparado a Bruno y Dom. Posteriormente, indicó a la policía el lugar donde fueron encontrados los cuerpos calcinados, descuartizados y enterrados selva adentro, a tres kilómetros de la orilla del río Itacoaí.
En mayo, el punto de giro: Amarildo y los demás acusados retrocedieron y alegaron defensa propia. Esta vez dijeron que Bruno había disparado primero. João Bechega, abogado de la familia de Bruno y asistente de la fiscalía en el proceso, afirmó que estas alegaciones no se sustentan en hechos.
"Hay relatos de varias personas que pueden proporcionar un contexto para la motivación del crimen. La embarcación en la que iban Bruno y Dom fue perseguida por los acusados. Ya está probado que el primer disparo le dio a Bruno en la espalda durante la persecución en el río. A esto se suma toda la reconstrucción de los hechos, que fue posible gracias a la confesión de los acusados. En mi opinión, la tesis de la defensa es bastante frágil frente a otros elementos probatorios", ponderó Bechega.
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En una decisión reciente, favorable a los acusados, un habeas corpus aseguró que parte de los testimonios fueran anulados, postergando el resultado del caso y permitiendo a los acusados rehacer sus testimonios. Otros retrasos se debieron a fallas de conexión a internet en la cárcel donde se encuentran los pescadores.
"Entiendo la preocupación de las personas y la ansiedad de quienes siguen el caso, pero también es importante considerar que el poder judicial tiene límites en su desempeño. El ritmo no siempre es el que todos esperan, pero el avance procesal es, en cierto modo, rápido dentro de los estándares brasileños", aclaró Bechega.
Para el asistente de la fiscalía, los percances no impedirán que se haga justicia. El próximo gran paso en el juicio es que el juez decida si los acusados irán o no a un jurado popular. Según estima Bechega, esta definición llegará en el plazo de un año.
"La responsabilización de las personas que cometieron este crimen bárbaro es la función principal y única de esta acción criminal. Ahora, obviamente, el manejo correcto, desde el punto de vista de la institución procesal y de la adecuada rendición de cuentas por los dos homicidios, se inserta en un contexto más amplio. Un contexto de respeto al legado profesional tanto de Bruno como de Dom", señaló el abogado.
La justicia pasa por la rendición de cuentas del gobierno de Bolsonaro
Entre los colegas de Bruno en FUNAI, hacer justicia por Bruno y Dom implica responsabilizar al expresidente del organismo, Marcelo Xavier. La autoridad ha sido imputada por la Policía Federal por dolo eventual –cuando alguien asume el riesgo de matar– en el doble homicidio, acusación que fue negada por Xavier. En un comunicado, la PF afirmó que Xavier tomó conciencia, en 2019, del "riesgo de vida de los funcionarios del órgano y no adoptó las medidas necesarias para protegerlos".
Bruno, funcionario de FUNAI, fue despedido en 2019 por el entonces ministro Sergio Moro de una dirección de FUNAI en Brasilia poco después de coordinar una operación contra la minería ilegal en el Vale do Javari. Sin el apoyo de sus superiores, se tomó una licencia del órgano indigenista para trabajar directamente para UNIVAJA. Desde ese entonces, ya recibía amenazas de muerte.
"Bruno encarnó todo ese compromiso que los funcionarios de FUNAI tienen con los pueblos indígenas", dijo la indigenista de FUNAI y sindicalista Mônica Carneiro al podcast Bem Viver. "Los asesinatos ocurrieron en un momento en que vivíamos un tremendo hostigamiento y persecución institucional. Estábamos siendo obligados a prevaricar, porque la gestión era antiindígena", informó la funcionaria.
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Mônica contó que, en el último año, hubo un gran avance en la lucha política de los trabajadores de FUNAI, motivado por la tragedia del Vale do Javari. Las huelgas y protestas de los funcionarios del órgano presionaron al gobierno de Bolsonaro y buscaron garantizar más seguridad y mejores condiciones de trabajo, incluso para los profesionales que continuaron el trabajo de Bruno en la región.
"Nuestra huelga después de los asesinatos fue de dolor y desesperación. Dijimos: 'Basta, nos estamos muriendo. Esto no puede ocurrir'. Para muchos funcionarios, la profesión es también una misión de vida. Y la abnegación de Bruno lo traduce muy bien", dijo Mônica, conmovida.
El otro lado
Brasil de Fato buscó el despacho del abogado Américo Leal, quien defiende a los acusados de matar a Bruno y Dom. El asistente del abogado programó una entrevista, pero las llamadas no fueron respondidas a la hora acordada. El espacio permanece abierto para declaraciones.
El gobierno federal informó en una nota que, en vísperas del primer aniversario de la muerte de Bruno y Dom, el Ministerio de los Pueblos Indígenas creó una mesa de trabajo para promover la seguridad y combatir la delincuencia en el Vale do Javari. El grupo estará integrado por diez ministerios, que trabajarán en alianza con el movimiento indígena, FUNAI e IBAMA.
La función del grupo será "proponer medidas concretas para combatir la violencia y garantizar la seguridad territorial de los pueblos indígenas que habitan en la zona". "Las medidas en discusión pretenden abarcar tanto la prevención de delitos en la Tierra Indígena como facilitar la expulsión de invasores en la región", agregó el gobierno federal.
Edición: Flávia Chacon e Vivian Virissimo