En medio de una sequía extrema en el arroyo Paraná do Itaúba, en Maraã, estado de Amazonas, una embarcación cargada de cachamas -pez que constituye la base de la alimentación de la región- navega lentamente, evitando las ramas secas que dominan las orillas.
El viaje se ve repentinamente interrumpido cuando el barco de madera encalla en el fondo del río. A riesgo de perder el cargamento, la tripulación no ve otra alternativa sino saltar al agua y cavar el fondo del arroyo, para poder seguir su viaje.
Situaciones dramáticas como esta se repiten en el Amazonas, donde una sequía generalizada reduce drásticamente los niveles de los ríos y amenaza con comprometer la pesca y la agricultura sostenibles en la cuenca fluvial más grande del mundo, el río Amazonas.
El fenómeno, que podría extenderse hasta inicios de 2024, afecta a cientos de comunidades, que han perdido el acceso a lagos donde peces como el pirarucú y la cachama se manejan de manera sostenible, con un plan de manejo, sin agotar los recursos naturales.
En la comunidad Monte das Oliveiras, en el municipio de Fonte Boa (Amazonas), 16 familias se encuentran prácticamente aisladas. El residente Tomé Coelho dos Santos afirmó a Brasil de Fato que cerró las puertas de su minimercado en la comunidad, porque ya no es posible traer productos del área urbana.
"El acceso a la ciudad es difícil. Las personas de la comunidad están sufriendo las consecuencias, porque ahora no pueden comprar alimentos. Cuando uno va, la canoa es pequeña. Ahora solo se puede moverse en canoa", dice el habitante de la comunidad Monte das Oliveiras.
Milcy Cordeiro de Carvalho, de 53 años, dice que nunca ha vivido una situación similar. Ella preside un acuerdo de pesca sostenible en el municipio de Maraã (Amazonas) que sostiene a 135 familias sin causar desequilibrio ambiental. El pez pirarucú, la principal fuente de ingresos de las comunidades, es inaccesible.
"Se nos está perjudicando, porque está todo muy seco. El área de transporte donde se encuentra el pirarucú que vamos a capturar está cerrada. No hay forma de pescarlo por el momento. Hay que esperar a que suba el agua", dice la líder comunitaria.
La sequía provoca muertes de peces y deslizamientos de tierra
Los relatos de aislamiento y escasez de alimentos se suman a las imágenes catastróficas producidas en los últimos días. Una comunidad ribereña a 170 kilómetros de Manaos fue tragada por un cráter, tras el derrumbe de un barranco. Dos personas murieron y otras 300 resultaron directamente afectadas.
También cerca de la capital de Amazonas, miles de peces aparecieron muertos en la superficie del Lago do Piranha, y los residentes informaron que el agua dejó de estar apta para el consumo. En el lago Tefé, a 500 kilómetros de Manaos, el número de delfines rosados encontrados muertos superó los 120, después de que el agua alcanzara los 40ºC, una temperatura récord.
"La primera consecuencia es la escasez de productos", explica el investigador del Instituto Mamirauá de Tefé (Amazonas), Ayan Fleischmann. "Porque algunas de estas grandes embarcaciones ya no pueden navegar por el [río] Solimões. Además de la escasez, esto hace que aumente el precio de diversos bienes de consumo”.
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El río Solimões, que es la parte superior del río Amazonas, el más largo del mundo, se está secando. Los grandes barcos que transportan alimentos desde la capital al interior ya no pueden navegar.
El municipio de Tefé (Amazonas), un gran centro urbano en una de las zonas más conservadas de la Amazonía, atrae a ribereños e indígenas en busca de servicios sanitarios, bancarios y educativos.
"La población no puede acceder a esos servicios. Los niños hace mucho que no van a la escuela, y no podemos comprar alimentos como queríamos", describe el investigador del Instituto Mamirauá.
La sequía apenas comienza
Los expertos afirman que la intensa sequía y el calor son causados por la combinación de dos factores: El Niño, un fenómeno climático natural que calienta las aguas del Océano Pacífico, y el calentamiento global provocado por la acción humana.
"Existe una probabilidad muy alta de que El Niño continúe en los próximos meses e incluso hasta el próximo año. Esto indica que ahora está ganando fuerza y que los efectos que normalmente ocurren cuando estamos viviendo El Niño pueden empeorar. Así que la tendencia es que la sequía se agrave en la Amazonía", dice Ane Alencar, directora de Ciencias del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM).
"En Amazonas, la mayor sequía jamás registrada fue en 2010, cuando se presentó la misma configuración climática. El calentamiento del Atlántico norte tropical y parte del Pacífico y Atlántico está generando esta catástrofe", explica Ayan Fleischmann.
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El gobierno de Amazonas declaró el estado de emergencia en 55 de los 62 municipios del estado. Se estima que 500 mil personas se verán afectadas en los próximos meses.
"Lo correcto en la gestión de desastres es promover una cultura de prevención, una cultura de riesgo, educando a las personas sobre el riesgo y pensando cómo nos adaptaremos a estas nuevas situaciones que estamos viviendo", dice Fleischmann.
"Por lo tanto, evidentemente se echa mucho de menos esta falta de políticas de prevención o de adaptación al cambio climático. No existe una política bien establecida en Brasil, ni a nivel federal, ni estatal ni municipal", agrega el investigador.
Edición: Nadini Lopes e Rodrigo Durão Coelho