La reunión entre los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Guyana, Irfaan Ali, sirvió para aliviar las tensiones entre ambos países por la disputa por el territorio del Esequibo, ya que ambos se comprometieron a no utilizar la violencia para resolver la controversia. Pese a ello, los países no cejaron en sus demandas, especialmente en materia petrolera, que se convirtió en un tema central del caso.
Guyana ha dicho que no suspenderá las concesiones de la estadounidense Exxon Mobil para la exploración de enormes reservas de petróleo en alta mar frente a la costa del Esequibo. Caracas, que califica los contratos de ilegales, se basa en el resultado del referéndum celebrado el 3 de diciembre para reivindicar su soberanía sobre la región, pero incluso ha considerado acuerdos de cooperación con el país vecino para explorar el territorio.
La idea de "desarrollo compartido", planteada por el canciller venezolano, Yván Gil, tras ser cuestionado por Brasil de Fato, es vista con escepticismo por los analistas. Para el economista Carlos Mendoza Potellá, las conversaciones entre Maduro y Ali sirvieron para eliminar el peligro de un conflicto, pero aún es pronto para pensar en cooperación energética.
"La verdad es que estamos dando nuestra opinión sobre un proyecto que empieza ahora, discusiones que empiezan ahora y que tal vez solo terminen dentro de cinco años. Este acuerdo pone fin a la posibilidad de un conflicto bélico y reinicia el camino de las negociaciones", dijo a Brasil de Fato.
Potellá, profesor emérito de la Universidad Central de Venezuela e investigador petrolero, cree que incluso si se elabora un mecanismo de cooperación, sería imposible formar una alianza entre la empresa estatal venezolana PDVSA y Exxon Mobil, empresa que actualmente explora la costa del Esequibo, ya que "este es el elemento más activo de la controversia" entre los países.
"El expresidente de Exxon Mobil Rex Tillerson fue designado para el Departamento de Estado de Estados Unidos durante la administración de Donald Trump para promover una política agresiva contra Venezuela. Quizá sean posibles acuerdos con otras empresas, como Shell, BP, Chevron, cualquiera, excepto Exxon, porque sus intereses y los de PDVSA son antagónicos", explica.
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Tillerson fue secretario de Estado del expresidente estadounidense Donald Trump poco después de dejar la presidencia de la compañía y ocupó el cargo durante el inicio de la llamada política de "máxima presión" adoptada contra Venezuela, que pretendía forzar la salida de Maduro del poder. Potellá también recuerda que Caracas y Exxon Mobil mantienen relaciones conflictivas desde 2008, cuando Chávez avanzó en la nacionalización de la industria petrolera y la empresa se retiró del país, exigiendo compensaciones mayores a las pagadas por el gobierno.
"Exxon Mobil perdió las demandas que interpuso contra Venezuela en tribunales internacionales y tuvo que aceptar la compensación que recibió, por lo que Exxon siente que tiene una cuenta pendiente con Venezuela y no debería tener ninguna intención de negociar", cree Potellá.
Acuerdos entre Venezuela y Guyana
Si bien las relaciones entre las empresas PDVSA y Exxon Mobil son complejas, el gobierno guyanés tampoco parece dispuesto a ceder en su estrategia. Luego del encuentro con Maduro, el presidente guyanés afirmó que el país "tiene todo el derecho a ejercer su soberanía dentro de su espacio territorial, a aprobar y facilitar cualquier inversión, asociación, negocio, colaboración, cooperación y emitir cualquier licencia o concesión".
Desde que Exxon Mobil descubrió y comenzó a explorar las reservas de petróleo en la costa del Esequibo, el PIB de Guyana se ha disparado. En 2022, el país creció más del 62% y, según proyecciones del FMI, debería crecer un 38% este año, la cifra más alta del mundo.
"Guyana no puede deshacer los contratos con Exxon", dice el politólogo venezolano Luis Javier Ruiz. A Brasil de Fato, el investigador afirmó que cree poco probable un paso atrás del gobierno guyanés en relación a las concesiones otorgadas a la empresa estadounidense, dado el nivel de compromiso de ambas partes.
"El gobierno de Guyana ha asumido compromisos con empresas transnacionales como Exxon Mobil y no puede deshacer estos compromisos para sentarse con Venezuela y rehacer todo, porque literalmente estaría abriendo un caso legal en los Estados Unidos y lo más probable es que el país fuera embargado si estos contratos no fueran cumplidos", afirma.
Las concesiones que fueron entregadas a Exxon Mobil en 2019 son elementos que disgustaron a Caracas y se presentan como uno de los principales argumentos en la escalada venezolana por el caso Esequibo. Sin embargo, al considerar posibles exploraciones conjuntas en la región, el canciller venezolano citó como ejemplo los acuerdos con Trinidad y Tobago en el campo de gas fronterizo Dragón, que tiene asociaciones con las empresas Shell y BP.
"No puedo decir más porque estamos iniciando un diálogo, pero sí puedo decir que, a lo largo de nuestra historia, Venezuela tiene elementos que prueban su talante político y diplomático, con ejemplos claros como Petrocaribe y los acuerdos con Trinidad y Tobago. Son casos concretos que están ahí y que podrían servir, en la mesa de diálogo, para futuros acuerdos con la República Cooperativa de Guyana", afirmó.
Los contratos que involucran el campo Dragón son resultado de los intereses de las empresas Shell y British Petroleum (BP), accionistas mayoritarias de Atlantic, una de las principales productoras de Gas Natural Licuado de Trinidad y Tobago. El país caribeño había recibido en enero una licencia de Estados Unidos para reanudar la importación de gas desde la plataforma marítima controlada por PDVSA y ubicada en la frontera marítima entre los dos países involucrados.
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La existencia de sanciones contra la industria petrolera venezolana impidió a PDVSA recibir cualquier pago en efectivo por la venta de productos del campo Dragón, que tiene una reserva estimada en más de 4 billones de pies cúbicos de gas natural. Sin embargo, en octubre, Washington anunció una suspensión temporal del bloqueo contra PDVSA, lo que allanó el camino para que los países avanzaran con el acuerdo.
Para Carlos Mendoza Potellá, las alianzas con Trinidad y Tobago fluyeron más fácilmente debido a las buenas relaciones diplomáticas entre los países, lo que no ocurriría con los vínculos entre Caracas y Georgetown. "Venezuela y Trinidad tienen muy buenas relaciones, hay una gran comunidad venezolana viviendo allí, el país recibió muchos exiliados en tiempos de dictadura en Venezuela, entonces es un escenario diferente al que existe con Guyana", dice.
Aún con un escenario adverso y complejo, Luis Javier Ruiz cree que "crear una comisión mixta para operar en términos petroleros sería una solución mutua, beneficiosa y pacífica". "Lo que no es mutuo, ni beneficioso, ni pacífico es que una transnacional se apodere de ese espacio, se aproveche de los recursos, se lleve todas las riquezas, que Guyana siga siendo pobre y que tengamos un conflicto que parece no tener solución después de 120 años de disputa", afirmó.
Edición: Rodrigo Durão Coelho