La transposición de aguas del río São Francisco para bañar el sertón* debe alcanzar 4,5 millones de personas en 168 municipios afectados por la sequía solamente en el Eje Este, según el Ministerio de Integración Nacional. La estimación es que en los ejes Este y Norte, el proyecto beneficie cerca de 12 millones de personas en los Estados de Pernambuco, Ceará, Rio Grande do Norte y Paraíba. El 19 de marzo último, el día de San José, ocurrió la "Inauguración Popular de la Transposición del río São Francisco", en su Eje Este, con la presencia de ex presidente Lula, de la ex presidenta Dilma y de cerca de 50 mil personas, según el Partido de los Trabajadores. Para la tradición popular, si no llueve este día, el invierno va a perjudicar la cosecha.
En la misma fecha, durante el evento en el municipio de Monteiro, el gobernador de Paraíba, Ricardo Coutinho, del Partido Social Brasileño, prometió que el agua llegaría a los grifos de las casas de Paraíba “en 40 o 60 días”. Pero la promesa todavía no se concretó. En el destino final del Eje Este de la transposición, a pesar de que el agua empieza a cambiar el paisaje de la sequía, la falta de tratamiento de aguas aún impide su captación. Cabe resaltar que el tratamiento y la distribución de agua son de responsabilidad de los estados; en el caso de Paraíba, de la Compañía de Aguas y de Aguas Residuales de Paraíba (Cagepa, en la sigla en portugués). Al gobierno federal, corresponde hacer llegar el agua a las represas y ríos. El problema es grave para los sertanejos* que viven en los márgenes del canal de transposición. Para ellos, desde el inicio de las obras hubo promesas sobre la llegada del agua, aunque sin confirmación del consorcio responsable por el Eje Este. Mientras tanto, el agua para consumo humano e irrigación permanece apenas como un sueño.
RELATOS
Joaquim Cordeiro de Sá, de 82 años, y su compañera, Sonia Maria da Silva Cordeiro, de 74 años, viven a menos de cien metros del canal de la transposición. La pareja tiene diez hijos. A excepción de un hijo - que aún vive en el terreno de los padres, donde tiene un pequeño bar -, los otros han dejado la casa y están dispersos en el municipio de Floresta, en Pernambuco, y en localidades próximas. Parte de la tierra donde se encuentra la casa de Cordeiro fue apropiada para las obras: una porción de tierra de 200 metros - cien metros de un lado y cien de otro. El área fue indemnizada y el agricultor observó de cerca la construcción. Hoy, en su ventana, ve el agua correr, pero no sabe cuando podrá tomarla. El agua para consumo de la pareja y del hijo, que necesita ser compartida con los animales, viene de uno de los pozos del fondo del terreno. Cuando esta agua no suple la demanda, la cisterna abastecida por los camiones es utilizada. "Ha venido una persona [ingeniero del consorcio responsable por la construcción del Eje Este], midió aquí y allí, toda la casa, para canalizar. Pero no sé cuándo es que van a hacer eso", afirma Cordeiro. "Yo pregunté: 'Y la irrigación?' Me contestó que después de cuatro años ellos iban a ver si había la posibilidad de irrigar. Entonces cada morador tendría derecho a una hectárea, para plantar hierbas para los cabritos, un poco de frijol y de maíz", relata. Esta también es la situación de los habitantes del Asentamiento Serra Negra, del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que está en la zona rural del municipio de Floresta, cerca de 65 kilómetros de la ciudad. El área, habitada por los sin tierra hace 26 años, es subsistente: además de las casas, hay un centro de salud, una escuela, comercios locales, una iglesia y terrenos para plantar leguminosas y verduras, incluso cocoteros y otros árboles frutales.
El asentamiento que todavía no tiene agua canalizada es uno de los lugares que fueron más afectados por las obras de transposición del São Francisco. Los canales cortaron el área por la mitad y afectaron al centro de salud y a algunas residencias. Carmélio de Souza Guerra, 28 años, está en el cuarto mandato como presidente de la asociación de moradores del local, tiene cuatro hijos y todos viven en el asentamiento. El sin tierra señala que, hasta ahora, los moradores solo pueden ver el agua correr. "Nosotros necesitamos el agua para el consumo, para plantar algo. Y por el momento el gobierno anuncia que está llevando agua para no sé cuántos millones de personas y la gente sin utilizar el agua, solo la ve pasar", afirma. El último contacto que los miembros del asentamiento tuvieron con el Ministerio de Integración Nacional, o incluso con el consorcio responsable por la obra sobre la cuestión del agua fue en 2010. "El ministerio dijo que cada asentado recibiría una hectárea de riego por goteo, preparado y con micro aspersor. Pero después de la conclusión de la obra, nadie del ministerio apareció", relata Guerra. "Buscamos a las personas del ministerio, por lo menos para ver si sería posible coger el agua con un motor, pero hasta ahora ningún contacto", completa el presidente del asentamiento. De acuerdo con el Ministerio de Integración Nacional, apenas "los habitantes de las Villas Productivas Rurales del Proyecto de Integración del Río São Francisco [proyecto de re-asentamiento de afectados por represas realizado por el gobierno federal] recibirán los lotes de riego por goteo en cuanto el sistema entre en operación definitivamente. Actualmente, la obra está en test", notificó. En el municipio de Sertania, en el agreste de Pernambuco, otro territorio cortado por el canal de transposición, Marcia Maria Freire Araújo, de 37 años, no sabe si tendrá acceso al agua del "Viejo Chico", que pasa a cerca de cien metros de su propiedad. Desde hace ocho años en la región, Araújo cria animales para sobrevivir. La sequía que castiga el agreste hace cinco años es la más severa de los últimos cien años, obliga la agricultora a contar con suerte.
"Hemos perdido muchos animales por aquí debido a la sequía. Y los animales necesitan más vitaminas porque las plantas que podían alimentarlos no nacen sin lluvia. Pero gracias a Dios, acá y allá, hay una lluviecita". "Ellos no hablan de cómo el agua va a llegar para nosotros. El alcalde de la ciudad hizo un debate en la radio de Sertania, pero no sabemos, no hay certeza", dice. El ex ministro de Integración Nacional Ciro Gomes destaca que “la distribución de una hectárea de agua para riego no estaba en el proyecto inicial.” Pero Gomes recuerda que "eso acontece inmediatamente, porque la necesidad de agua es crítica y diaria. Si no hay agua, los gobiernos tienen por obligación enviar camiones cisternas. Y evidentemente que donde exista agua bruta, hay que distribuirla rápidamente", explica.
INDEMNIZACIONES
Las áreas afectadas por el canal de transposición del Río São Francisco fueron expropiadas e indemnizadas por el gobierno federal, en sociedad con las fiscalías públicas locales en los estados de Pernambuco, Ceará, Paraíba y Rio Grande do Norte. Según el Ministerio de Integración, las indemnizaciones ocurrieron “de acuerdo con la legislación vigente”. Con todo, los expropiados se quejan de los valores concedidos en el proceso. En relación a eso, también existía la expectativa de que las tierras rindieran más dinero a sus detentores, como recuerda el presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Sertania. "Todas las familias fueron indemnizadas en los sitios por donde pasó el canal. Donde se construyó el embalse también. Algunos con más, otros con menos, pero todos fueron indemnizados. A veces la persona vivía en una porción de tierra donde el canal iba a pasar y pensaba que recaudaría millones. Pero el gobierno, como sabemos, tiene sus cálculos, tiene sus técnicos para trabajar, pagará el valor legal.", evalúa. Pero el investigador de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) que averiguó una serie de violaciones relacionadas a la mega obra destaca que las indemnizaciones fueron "irrisorias". "En todos los lugares, hemos identificado indemnizaciones con precios muy bajos, lo que pienso que tiene que ver con la forma que el Estado brasileño trata a las personas pobres. Hay el caso de un señor que tuvo una propuesta de US$ 45 mil para su propiedad y la indemnización correspondió a US$ 2900”, denuncia. Otro caso es el del asentamiento del MST en Serra Negra, en el agreste de Pernambuco, que fue cortado al medio por los canales de transposición del São Francisco. Las negociaciones para indemnizar las cuatro residencias y el centro de salud afectados se realizaron junto al Ministerio de Integración Nacional y al Instituto de Colonización y Reforma Agraria (Incra). Según el presidente de la asociación del asentamiento, Carmélio de Souza Guerra, la organización colectiva de los habitantes impidió supuestas injusticias. "Al inicio, el ministerio pensaba en pagar un valor inaceptable, alrededor de US$ 1.800 para construir otra casa, en otro sitio. El valor para el centro de salud estaba en US$ 5.600. Han presentado las tres propuestas y la asociación no aceptó", cuenta. La asociación volvió a recibir propuestas en 2014, cuando las obras del canal en la región fueron retomadas. En la negociación, los habitantes solicitaron que, si fuera necesario expropiar, que el gobierno federal se responsabilizara por la obra. "Negociamos junto al INCRA y al Ministerio de Integración para construir la obra. En el centro de salud que pensaban en pagar US$ 5.600, gastaron alrededor de US$ 90.000, y en las casas, que pensaban pagar US$ 1.800, gastaron US$ 15.000 en cada una de ellas", recuerda Guerra. De acuerdo con el Ministerio de Integración, se produjeron informes de evaluación patrimonial basado en las tarifas estimadas a partir de investigaciones locales y regionales de los valores por hectárea en la región, según la "clasificación de los suelos, vegetación y reformas en las propiedades". El ministerio además informa que "es importante resaltar que, en caso de que haya discordancia con los valores de la indemnización, el expropiado puede recurrir a peritaje judicial. Después de la entrega del laudo, el juez decide la indemnización justa por expropiación", completa.
REASENTAMIENTOS COLECTIVOS
En algunos casos, donde los habitantes de áreas afectadas no aceptaran las indemnizaciones, el gobierno federal propuso que los afectados fueran reubicados en villas colectivas. Es el caso de una de las Villas Productivas Rurales (VPR), la de Lafayete, en Sertania, en el sertón* de Paraíba. Agnaldo Freitas da Silva es el presidente de la Asociación de Moradores de la VPR Lafayete y cuenta que la reubicación de los afectados "fue realizada con cuidado, tranquilidad, estábamos preparados para eso". "Ellos han venido a la comunidad, hicieron el registro. Hicieron la medición de las propiedades, establecieron el valor de la indemnización. Solo después empezaron las expropiaciones", recuerda.
Con todo, según el Presidente de la asociación, “la transposición no ha dejado de causar trastornos en la comunidad. Teníamos nuestro ocio, nuestro hábitat, nuestra casa, nuestra hacienda y de repente tuvimos que salir. El personal del Ministerio llegó y dijo: `Ustedes tienen que salir de aquí, porque por aquí pasará el canal; ustedes van a ser indemnizados, el ministerio pagará el alquiler”. Un total de 200 personas, organizadas alrededor de 61 familias, viven en la Villa Productiva. “Cuando la Villa fue construida, el 15 de marzo de 2016, se acabó el proceso de alquiler y el presupuesto fue transferido. Dejó de ser alquiler para ser un presupuesto. El gobierno nos ofrece esa asistencia que corresponde a un salario y medio para cada familia, en cuanto nos organizamos. Según ellos, será así hasta la entrega de los lotes de riego.” La promesa de riego ronda a los habitantes de las Villas. Araújo, que era agricultor y plantaba maíz, frijol, hierba para ganado y hierba elefante, espera que el presupuesto que los moradores reciben sea sustituido por el agua de riego para las próximas plantaciones. “El gobierno prometió entregar esos lotes, que es una hectárea de riego por goteo aquí mismo, en la VPR, en las 61 parcelas de tierra. Y después del riego, cuando se inicie la producción, ahí el gobierno podrá cortar el presupuesto”, confía.
SEGURIDAD EN LOS CANALES
En toda la extensión de los canales de la transposición se construirán cercas de protección. En algunos lugares, ya fueron erguidas las estructuras, en otras, no hay ninguna barrera que impida la aproximación de personas y animales. Frecuentemente las personas se bañan en las aguas del canal. Los animales, sobre todo las cabras, han descubierto cómo equilibrarse en las gigantescas paredes de concreto para beber el agua del río. Los embalses, que se encuentran en diversos puntos del canal, son utilizados para ocio de las personas de las comunidades. Señales de prohibición indican que no se puede nadar en los embalses, pero los avisos son constantemente ignorados. La negativa a respetar los avisos ha costado la vida de diversos animales y de por lo menos dos personas. Una de ellas, es la del joven Uéslei Silva França, de 16 años, del pueblo indígena Pipipã, en el municipio de Floresta. El joven estaba acompañado por su tío y amigos y, según los testigos, fue arrastrado por la corriente que se formó cerca de una de las plantas de bombeo, la BV-3, que elevó los niveles de agua para transponer desniveles. "Es una obra sin seguridad para los animales y para las personas. Inclusive nosotros hemos perdido personas de nuestra comunidad, porque no hay seguridad", afirma Edjalva Xavier da Silva, una de las líderes del pueblo Pipipã y tía de Uéslei. La indígena afirma que no existen señales de advertencia que indiquen los riesgos de nadar en las aguas de los embalses. "No había ningún señal de advertencia, hoy existen, pero la verdad es que están ahí después del accidente, porque hemos reclamado", relata Silva. El Ministerio de Integración Nacional afirma, en nota oficial, que campañas de concientización para advertir a la población sobre los riesgos de nadar en las aguas de los canales y embalses del Proyecto de Integración del Río São Francisco son divulgados". También explica que actúa en asociación a la Policía Militar del estado para ayudar en la fiscalización de la entrada ilegal en los canales y embalses". Aún según el Ministerio, los señales de advertencia - que, como recuerda Edjalva Xavier, fueron fijados después de la muerte del joven de la etnia Pipipã - "indican la prohibición de entrada en los locales”. El órgano oficial no ha presentado un plazo para construir barreras e impedir la aproximación de personas y animales al canal.
*En la traducción, se optó por mantener los términos “sertanejo” y “nordestino”, en el original en portugués. - “Nordestino” es la persona que nace o vive en el Nordeste de Brasil o algo típico de la región y su pueblo. - “Sertanejo” es la persona que nace o vive en el sertón o algo que es propio del sertón. - “Sertón” (en portugués sertão, proveniente de desertão, "desiertazo"; plural: sertões) es una región geográfica semiárida del Nordeste brasileño, que incluye partes de los estados de Sergipe, Alagoas, Bahia, Pernambuco, Paraíba, Rio Grande do Norte, Ceará y Piauí.
Lea los cuatro reportajes del especial "Márgenes del viejo Río São Francisco"