Los indígenas habían nombrado al río São Francisco como "Opará", que significa "río-mar". Después de la llegada de los portugueses a Brasil, el río fue bautizado con el nombre del santo italiano. Con el paso del tiempo, el curso del río, uno de los mayores del país, se popularizó con la bendición de los ribereños de la región agreste con el mote de "Viejo Chico". El río nace en Minas Gerais, en la Serra da Canastra , en la ciudad de São Roque de Minas. De allí, fluye por un largo camino y desemboca en el Océano Atlántico, en la frontera entre los estados de Alagoas y Sergipe. En su curso por el Nordeste brasileño, el río atraviesa todo el estado de Bahía y el norte de Pernambuco. El camino de poco más de 2.800 kilómetros está bordeado por diversas comunidades sertanejas*, que hace seis años conviven con una sequía histórica, la mayor de los últimos cien años. Sus diversos afluentes no son muy perennes y sufren con la ausencia de lluvias.
Las sequías que afectaban a la región en el siglo XIX e impidieron que los pequeños arroyos y afluentes del São Francisco se tornasen perennes, motivaron al gobierno imperial de Don Pedro II a pensar en una transposición de las aguas del río hacia áreas del agreste nordestino* e integrar las aguas del río a las aguas del río Tocantins, que atraviesa los estados de Goiás, Tocantins, Maranhão y Pará. En 1847, Marcos Antonio de Macedo, el intendente de la comarca de Crato, en Ceará, elaboró el primer proyecto para transponer las aguas del río para el castigado agreste cearense. Saliendo de Cabrobó, municipio en el interior de Pernambuco, las aguas alcanzarían el río Jaguaribe, ya en el estado vecino. La idea, que no es reciente en la historia brasileña, quedó detenida por problemas de infraestructura y falta de voluntad política para una obra que desde el principio prometía ser grandiosa. Presidentes como Epitácio Pessoa, Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso no aceptaron el desafío.
La paternidad de la obra
Solamente en 2007, en la primera gestión del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores), se empezó la obra, bajo la tutela del entonces ministro de Integración Nacional, Ciro Gomes. "La idea de la obra [que es del tiempo del Imperio del Brasil] es una obviedad, porque hay, en el Nordeste Septentrional, una gran esquina, formada por dos ríos perennes, el São Francisco y el Paraíba – con caudales mediocres", explica Ciro Gomes, en entrevista al Brasil de Fato. El ex gobernador de Ceará (1991-1994) cuenta que la idea de la transposición lo acompaña desde el inicio de su vida pública. "Cuando fui diputado, alcalde, gobernador, siempre presenté esta agenda, que es el sentido de mi actuación política." El proyecto, según Ciro Gomes, fue realizado en un sólo día. "La concepción fue muy rápida", cuenta. "Notamos que no era necesario tener ideas locas de transponer 300 m³, 500 m³. Percibimos que, con estacionalidad y gestión, el máximo de caudal debería ser de 76m³ por segundo. El proyecto se volvió muy viable. Desde el punto de vista del coste también." Sin embargo, fue la obstinación del ex presidente Lula la que tornó el proyecto realmente viable", revela Gomes. "Cuando Lula me llamó para ser ministro, yo estaba reticente, entonces dijo: "Mira, me gustaría que vinieras, porque vamos a hacer la transposición del río São Francisco. Si aceptas, hago ese proyecto ahora mismo", recuerda. Para el pueblo de Nordeste, principalmente para el sertanejo*, Lula es el "padre de la obra". Según los habitantes, el origen del ex presidente - natural del municipio Garanhuns, en el interior de Pernambuco - fue el estímulo para dedicarse al proyecto de la transposición. Años más tarde, en marzo de 2017, Lula fue a la ciudad de Monteiro, en el interior de Paraíba - destino final de los 270 kilómetros del Eje Este del proyecto de transposición - acompañado por la ex presidenta Dilma Rousseff (PT), para la "Inauguración Popular de la Transposición del São Francisco". El evento fue un contrapunto a la visita del presidente golpista Michel Temer (PMDB), que nueve días antes estuvo en el mismo municipio debido a la obra.
En el evento popular, Lula recordó que en su infancia en el sertón* de Pernambuco fue decisiva para que la iniciativa fuese llevada a cabo. "No pensé en esta obra porque soy letrado, sino porque cuando tenía siete años de edad, cargaba en la cabeza latas de agua. Yo sé lo que el pueblo sufre sin agua", dijo en su discurso en la ocasión, a las 50 mil personas que acompañaron la inauguración en la pequeña ciudad de Paraíba. Políticos y habitantes presentes en el grandioso acto declararon a Lula idealizador y "padre" del proyecto. El senador Lindbergh Farias, del Partido de los Trabajadores de Río de Janeiro, en entrevista con Brasil de Fato, señaló que "Lula cargó mucha lata con agua en la cabeza, sabe lo que es la sequía. El pueblo sabe que fue Lula quien pensó y ejecutó esta obra. La posición de Michel Temer como responsable por la obra es ridícula." La "paternidad" de la transposición fue discutida días antes, a partir de una publicación en redes sociales hecha por el ministro-jefe de la Secretaría General de la Presidencia de Temer, Moreira Franco, afirmando que la ex presidenta "Dilma no ha logrado entregar las obras" en seis años, cuando el gobierno Temer las entregó en "seis meses". Para la senadora Gleisi Hoffmann (PT-PR), el evento del 18 de marzo de este año, un domingo, mostró al país "que quién es el verdadero padre de la transposición es Lula. Además, las personas vinieron aquí, llorando, emocionadas, para decir eso", defendió. "Mucha gente ha hablado conmigo, para decir: "Ellos intentan engañarnos, pero sabemos que esta obra es de Lula", destacó la senadora en la ocasión.
Junior Coutinho, de 43 años, que nació en Ceará y trabaja en una ONG, ha ido hasta Paraíba para acompañar el evento con Dilma y Lula. "La transposición de aguas del Viejo Chico trae esperanza y aliento para nosotros, [los] nordestinos. Ojalá Dios quiera, que cada vez más el pueblo de Brasil reconozca el trabajo de ese gran nordestino[Lula] para la región y para todo Brasil", destacó. Pedro Limeira, de 46 años, natural de Paraíba, empleado público, afirmó durante el lanzamiento popular que "si existe un padre para esta obra, es Lula. Dilma dio continuidad y Temer solo la inauguró", evaluó. "La figura de Lula es emblemática, hace tiempo. Temer es un extraño para nosotros, completó.
FOCOS DE RESISTENCIA
No todo en el campo son flores cuando el tema es la transposición. Debido a sus consecuencias, la obra enfrentó resistencia desde gobernadores que no se sintieron atendidos por el proyecto hasta los comités de cuencas hidrográficas y de movimientos populares, preocupados con los impactos de la obra. Entre los opositores, está el obispo Luiz Flávio Cappio, del municipio de Barra, en Bahia, que hizo huelga de hambre contra el proyecto. El Supremo Tribunal Federal (STF) también emitió decisiones desfavorables a la obra, y entre diciembre de 2005 y diciembre de 2006 los trabajos fueron interrumpidos algunas veces. Las acciones cuestionaban la licencia ambiental del proyecto, que en aquel momento aguardaba el parecer favorable del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA). Uno de los mayores focos de resistencia contra el proyecto se concentró en Bahia. La fiscal de justicia Luciana Khoury, del Ministerio Público de Bahia, que es una de las figuras que cuestionaron las violaciones causadas en la cuenca del río São Francisco, ha logrado paralizar la obra junto al Supremo Tribunal Federal. "Conseguimos medidas cautelares en los dos procesos y conseguimos interrumpir la obra durante dos años", recuerda. Para la fiscal, la transposición es un "emprendimiento con gran potencial de causar daños". "Era necesario verificar la obra, acompañarla. En aquel momento, tuvimos una actuación muy integrada junto a las fiscalías de otros estados y también junto al Ministerio Público Federal. Con eso, realizamos un trabajo para conocer la propuesta del proyecto e identificar las irregularidades; [examinamos] si el proyecto cumplía las etapas previstas por las normas; desde el punto de vista ambiental y de las normas de recursos hídricos", explica la fiscal. El grupo que acompañaba a la fiscal tuvo acceso a los estudios de impacto ambiental (EIA), notas técnicas de sectores del Ministerio Público Federal (MPF) sobre los pueblos y comunidades tradicionales, además de estudios de universidades, que demostraban posibles omisiones en el proyecto - en el medio físico y en el medio socioeconómico. El proyecto preveía una cantidad de personas impactadas por la obra, de comunidades impactadas, un número menor a lo que de hecho ocurrió. Además, no fueron realizados estudios, por ejemplo, sobre los impactos en la fauna acuática del río, postergando la realización de estudios para la etapa de implantación del proyecto", añadió Khoury. Uno de los grupos que actuó junto a la fiscal contra los impactos de la obra en el río fue el Comité de la Cuenca del Río São Francisco, que participa del Consejo Gestor de Transposición y es presidido por Anivaldo de Miranda. Según él, la entidad perdió una "batalla", pues las discusiones se quedaron en los comités de recursos hídricos; y la obra fue aprobada por el Consejo Nacional con el proyecto que el gobierno impuso". Según Miranda, también "la obra debería ser más simple". "El Comité no hizo ninguna sugestión, pero sería posible utilizar aductores, principalmente en las regiones críticas, como en el municipio de Campina Grande, en Paraíba. El Comité era favorable a soluciones más rápidas. Existe una acumulación de conocimiento sobre soluciones posibles, como las cisternas y los diques subterráneos", completa el presidente del Comité. Otras organizaciones, como el Movimiento de Afectados por Represas (MAB por sus siglas en portugués), también criticaron el proyecto. En nota divulgada después de la inauguración del Eje Este de la obra, el movimiento afirma “que no es la tecnología adecuada para generación de energía o captación de agua lo que determina si son o no alternativas sostenibles. Lo que determina, de hecho, es ‘para quién’ y ‘para qué’ las obras son construidas. Los beneficiados serán el pueblo o las empresas de capital privado?”. Según el MAB, “en su concepción, como toda gran obra del capital, predomina el abastecimiento para el agronegocio y las grandes industrias localizadas en las regiones ‘portuarias’”. La organización también recuerda que el emprendimiento “desalojó miles de familias y violó los derechos humanos de centenas de comunidades, incluso indígenas y comunidades afrodescendientes”. Otras preocupaciones que también están presentes en las discusiones de los críticos a la obra se refieren a la calidad del agua del Río São Francisco, la manutención de los bosques de ribera y una serie de programas que impidieron el lanzamiento de aguas residuales sin tratamiento, en diversos puntos del “Viejo Chico”. Según el Ministerio de Integración, cerca de 38 Programas Básicos Ambientales fueron emprendidos para minimizar los impactos de la implantación de las obras y potenciar sus beneficios. Uno de ellos es el de Conservación de Fauna y Flora, "que hizo parte del proceso de licencia del emprendimiento". El programa sería responsable por monitorear y rescatar la biodiversidad vegetal y animal de la región de la Caatinga* (bosque brasileño), mitigando los impactos negativos de la obra. Sobre la polémica, Ciro Gomes evalúa que "hay una confusión brutal" en las críticas al proyecto de transposición del [río] São Francisco. "No se puede atribuir a la transposición cualquiera responsabilidad por el problema del río. El río está azolvado, contaminado, con los bosques de ribera destruidos, cuando todavía no existía la transposición", defiende. El ex ministro afirma que la "transposición es el mayor proyecto de compensación ambiental de la historia de Brasil". Movimientos populares y el Comité de la Cuenca del Río São Francisco, entre tanto, señalan que los recursos para las obras de compensación están paralizadas y que algunos estados que el río atraviesa, como Bahia, no disponen de viabilidad financiera para hacer avanzar la obra. El Ministerio de Integración, por su vez, explica que el Programa de Recuperación de Áreas Degradadas "generó modificaciones en la área del entorno del canal y eses locales ya cuentan con acciones de recuperación", que incluyen plantaciones de plantones de especies forestales nativas de la región". También promete que "los demás trechos subsecuentes del proyecto van a ser recuperados de acuerdo con la finalización de las obras".
*En la traducción, se optó por mantener los términos “sertanejo” y “nordestino”, en el original en portugués. - “Nordestino” es la persona que nace o vive en el Nordeste de Brasil o algo típico de la región y su pueblo. - “Sertanejo” es la persona que nace o vive en el sertón o algo que es propio del sertón. - “Sertón” (en portugués sertão, proveniente de desertão, "desiertazo"; plural: sertões) es una región geográfica semiárida del Nordeste brasileño, que incluye partes de los estados de Sergipe, Alagoas, Bahia, Pernambuco, Paraíba, Rio Grande do Norte, Ceará y Piauí.
Lea los cuatro reportajes del especial "Márgenes del viejo Río São Francisco"